31/12/10

DÍAS DE CONSUMISMO Y ROSAS

Tienen que volver las navidades de antes. Estas de ahora son sólo una sombra, un quiero y no puedo, el eco de la copia de un intento de simulacro de las navidades de toda la vida. Y ya sabemos todos a qué nos referimos cuando usamos la expresión “de toda la vida”: a un pasado perfecto que se corresponde con esa infancia idealizada y feliz que no sabemos si vivimos o soñamos, eso ya es lo de menos. Que las navidades de antes eran las mejores no lo discute nadie. No hay más que ver la avalancha de anuncios que inunda la tele para darse cuenta de que se ha pervertido el auténtico sentido de estas fiestas.

Tienen que volver esos días lejanos en los que no estábamos todo el tiempo encerrados en casa. Ahora nos aislamos unos de otros y vemos la tele durante horas sin salir a compartir con los demás los entrañables momentos que dan el auténtico sentido a estas fechas tan señaladas. Antes no era así. Antes había dinero para salir todos los días a los grandes almacenes atiborrados de clientes y villancicos. Y podíamos comprar como locos todo lo que nos apetecía. Si encendíamos la tele en casa era sólo un rato, el necesario para ver los anuncios que nos dijeran lo que teníamos que ir a comprar después en aquella gigantesca explosión de alegría, luces de colores, despreocupación y consumismo que lo invadía todo.

Pero esos tiempos ya pasaron. La maldita crisis está matando las navidades de antes. Ya no podemos comprar todo lo que anuncia la tele. Ahora ver anuncios es sólo un sucedáneo, una triste forma de matar el tiempo que sustituye los añorados días de compras y consumo irreflexivo y feliz. Si es que hasta se echa de menos a aquellos agoreros cascarrabias que antes se pasaban estas fiestas criticando el consumismo porque decían que había acabado con el auténtico espíritu navideño de un tiempo idealizado y mojigato que en realidad nunca existió. Qué tabarra la suya.

30/12/10

INOCENTE, QUE SE TE CAE LA FRENTE

La gala “Inocente, inocente” volvió a conseguir la noche del 28 de diciembre más de lo que se propone. Pretende y consigue recaudar dinero por una buena causa con un programa de televisión que no invita a salir corriendo, como hacen los tradicionales telemaratones navideños. Pretende y consigue ser un espacio rentable para Antena 3 porque le da buena imagen y logra una audiencia discreta pero digna. Pero, además, consigue sin pretenderlo desenmascarar la imagen endiosada de los famosos y ayuda a entender lo difícil que es mejorar el rendimiento académico de los jóvenes estudiantes que tanto los admiran.

En la gala hay bromas que no van más allá, como la que le hicieron a la modelo Eugenia Silva: preparaba carne de pollo en un programa de cocina cuando el plató fue asaltado por un comando de defensores de los animales. Viendo la broma, te ríes más o menos y ya está, eso es todo. Pero hay bromas en las que en vez de reírse apetece echarse las manos a la cabeza viendo que los famosos demuestran vivir aislados en su mundo con una total ignorancia sobre asuntos que cualquier ciudadano debería estar informado.

La actriz de la serie “Los protegidos” Ana Fernández cree que puede encender y apagar la iluminación de el Alcázar con sólo desearlo. El torero Óscar Higares cree estar ante una máquina del tiempo que descocina lo cocinado y rejuvenece a las personas. Los futbolistas Raúl Albiol y Álvaro Arbeloa creen que España tiene astronautas viviendo en el espacio, desde donde pueden tirarles un balón para que lo firmen. El futbolista José Antonio Reyes accede a que le cojan un cabello con el que fabricar un clon futbolista perfeccionado que le entregaría el 25% de las ganancias que obtuviera: sólo le preocupaba que no fuera su hijo. Ellos son famosos, los profes no. Ahora vete tú a clase y dile a los chavales que estudien para ser algo el día de mañana.

29/12/10

¡QUÉ BELLO ES EL FÚTBOL!

Hay muchas cosas que me emocionan, desde el sabor del bacalao que prepara mi madre a la escena final de “¡Qué bello es vivir!”, pasando por las explicaciones de Carl Sagan en “Cosmos”, las costillas de la Acrópolis recortándose en el cielo de Atenas, las aventuras de Sandokán en el sudeste de Asia, la voz de Lennon en “Imagine” o los abrazos en un aeropuerto. También me emociona recordar el gol de Iniesta en la final de la Copa del Mundo de fútbol, así que el “Informe Robinson” (Canal +) dedicado al Mundial de Sudáfrica me pareció un espectáculo sabroso como el bacalao que prepara mi madre, tierno como las lágrimas de James Stewart en “¡Qué bello es vivir!”, sabio como las palabras de Sagan, sublime como el Partenón, valiente como Sandokán, profundo como Lennon e intenso como un abrazo en un aeropuerto el 24 de diciembre. Y Del Bosque, amigos, es el Iniesta de los entrenadores.

Michael Robinson regaló “Informe Robinson” a los jugadores de la selección española de fútbol, y la cosa funcionó. Fue algo tan sencillo como dejar que Iniesta, Casillas, Xavi, Marchena y compañía contaran lo que pasó en el Mundial de Sudáfrica, el antes y después de un partido y, sobre todo, la jugada clave de cada partido. A veces, el “cómo se hizo” una película puede destrozar la magia del cine, pero eso no ocurrió en “Informe Robinson” porque las explicaciones de Torres, Cesc e Iniesta acerca de “cómo se hizo” el gol de España a Holanda aportó todavía más magia y sabor a un momento inolvidable. La emoción de Capdevila al recordar que un tipo como él pudiera estar viviendo la final de un Mundial de fútbol no tiene nada que envidiar al momento en que los vecinos de Bedford Falls brindan por George Bailey, el hombre más rico de la ciudad. Del Bosque no tiene nada que envidiar a Carl Sagan. La figura de Casillas ante Robben no tiene nada que envidiar a los mármoles del Partenón. Pedrito es un Sandokán sin melena. Reina imaginó el Mundial como Lennon imaginó el mundo. Y todos se abrazaron después del gol de Iniesta como si estuvieran en un aeropuerto en Nochebuena.

¡Qué bello es el fútbol, cuando lo cuentan los futbolistas!

28/12/10

DARWIN GANA A PLATÓN

El título del "Redes" del pasado domingo era tan inquietante como revelador: "El cerebro no busca la verdad, sino sobrevivir". Es una afirmación que sólo tiene algún sentido si no es pronunciada por un cerebro. Podríamos creérnosla si la pronunciase... no sé... una manzana reineta, la concha de un caracol o la cola de un cometa que atraviesa el cinturón de asteroides que hay según sales de Marte y coges la carretera a Júpiter. Pero que un cerebro diga que los cerebros no buscan la verdad podría considerarse una afirmación cretina y cretense: si un cerebro dice que él mismo no busca la verdad, entonces a lo mejor sí busca la verdad, luego, por tanto, no busca la verdad, es decir, que puede que busque la verdad, de lo que se deduce que no busca la verdad... y así hasta que nos haya crecido tanto la barba que no haya barbero que la afeite.

Cuidado con las autoreferencias. Todo el paradójico "Redes" de anteayer hubiera quedado limpio de cortocircuitos si el cerebro de Punset y el de su invitada Cordelia Fine en vez de referirse a sí mismos en su encefalidad hubieran apuntado... no sé... a los informativos de televisión. "Los informativos de televisión no buscan la verdad, sino sobrevivir" es una frase clarita con la que deberían abrirse todos los noticiarios de Telecinco. También oímos en "Redes" "el cerebro trata de convencerse siempre de la opción más cómoda, de la que concuerda mejor con su propia realidad", afirmación dudosa si es formulada por un cerebro, pero diáfana si se convierte en "los informativos de televisión tratan de convencernos siempre de la opción más cómoda, de la que concuerda mejor con su propia realidad". "El cerebro enturbia nuestras opiniones, y, por ejemplo, activa la intolerancia" es una opinión turbia; "las tertulias fachas de la TDT enturbian nuestras opiniones y, por ejemplo, activan nuestra intolerancia" es un aserto diáfano como el sol en el solsticio.

Los programas de televisión no buscan la verdad, sino sobrevivir. Incluso hablando de fenómenos que no existieron hasta mediados del siglo XX, Darwin, como siempre, gana a Platón.

27/12/10

¿EXISTE ALGO PEOR QUE LAS CANCIONES DE ABBA?

¿Existe algo peor que las canciones de ABBA? Sí, un musical hecho a base de canciones de ABBA. ¿Existe algo peor que un musical hecho a base de canciones de ABBA? Sí, una película hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA. ¿Existe algo peor que una película hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA? Sí, una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA. ¿Existe algo peor que una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA? Sí, una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan. ¿Existe algo peor que una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan? Sí, una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan emitida por una televisión pública en prime time durante las navidades. ¿Existe algo peor que una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan emitida por una televisión pública en prime time durante las navidades? Sí, una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan emitida por una televisión pública en prime time durante las navidades dos días después de un especial sobre Raphael y un día antes de un especial sobre Marta Sánchez. ¿Existe algo peor que una película protagonizada por Meryl Streep hecha a base de un musical hecho a base de canciones de ABBA en la que actúa Pierce Brosnan emitida por una televisión pública en prime time durante las navidades dos días después de un especial sobre Raphael y un día antes de un especial sobre Marta Sánchez? Es posible, pero nadie se imagina cómo.

26/12/10

UNA GIGANTESCA ESFERA DE AZÚCAR

En “El gran diseño”, el último libro de uno de nuestros personajes favoritos de “Los Simpson”, Stephen Hawking, hay unas cuantas cosas curiosas, no sólo esa afirmación que tanto revuelo causó hace unos meses que aseguraba que la existencia del mundo no requiera la intervención de ningún dios. Ahí va una: cuenta Hawking que, según un análisis del filósofo John W. Carroll, no es lo mismo decir “todas las esferas de oro tienen menos de un kilómetro de radio” que decir “todas las esferas de uranio 235 tienen menos de un kilómetro de radio”. Las dos frases son ciertas y seguramente lo serán siempre, pero la primera no puede ser una ley de la naturaleza y la segunda sí. Ah, y les juro por las pilas de mi mando a distancia que este artículo va sobre televisión.

Se habrán fijado en la enorme cantidad de contenidos televisivos empalagosos, previsibles y tópicos que se acumularon en las cadenas de televisión en Nochebuena. Así fue siempre y seguramente siempre así será. Lo que nadie sabe es cómo de grande es la esfera que cada año forman estos contenidos navideños. ¿Qué radio alcanzó la esfera de los Alcántara en Nochebuena en La 1, Misa de Nochebuena en La 2, Nochebuena de chiste en Antena 3, Callejeros Nochebueneros en Cuatro, gala de Nochebuena en Telecinco y en laSexta Navy investigando crímenes por Nochebuena?

Nada hay en la naturaleza que impida que algún día exista una esfera de oro de un kilómetro de radio, aunque seguramente nunca la habrá. Pero si alguien quisiera formar una esfera de uranio 235 de un kilómetro de radio, se encontraría con que al llegar a los ocho centímetros de radio se autodestruiría en una explosión nuclear. En la esfera navideña de Nochebuena TVE amontonó tópicos y nostalgia sin ningún miramiento: el habitual capítulo navideño de “Cuéntame cómo pasó” salpimentado las buenas intenciones de ficción con buenas intenciones de carne y hueso. Bien, si no fuera porque luego La 1 descargó sobre nuestras pupilas y tímpanos tres enormes contenedores de Raphael, Rocío Dúrcal y Camilo Sesto que nos pusieron al borde del desastre termonuclear. Aquello no era oro y parecía tan inestable como el uranio 235. Y La 2 no ayudó nada con esa “Misa del gallo” que desde que se adelanta a las 10 de la noche se aleja de la hora en que despierta el gallo y se acerca a la hora en que se acuestan las gallinas. En Antena 3 cuatro capítulos de “Los Simpson” prometían una buena dosis de acidez amarilla, pero el predominio del color blanco navideño contribuyó a hacer la dulce esfera navideña aún más grande. El “Club del chiste especial Nochebuena” que vino luego se lo curró para llevarnos a los años de “Amar en tiempos revueltos”, pero empachaba sólo con que te pararas un rato allí mientras las otras cadenas pasaban a publicidad. En Cuatro, primero “Callejeros” nos hizo zampar unas cuantas cenas de Navidad. Luego la versión viajera nos llevó de la Navidad en Belén a la Navidad en casa de Papá Noel. O era el mareo por tanto viaje después de tanta cena o era que la esfera navideña comenzaba a temblar peligrosamente. Telecinco recurrió al tópico más terrible que la televisión puede encerrar tras cuatro letras: “gala”. Una interminable gala con pareja de presentadores en plan jijí jajá dando paso a colaboradores jajá jijí y a actuaciones que helaban la sangre y recalentaban la esfera poniendo al “homo videns” al borde de la extinción. “Navy: investigación criminal” parecía ofrecer refugio en LaSexta, pero era sólo una tapadera que tras los crímenes cotidianos ocultaba un espíritu navideño horrendo con un núcleo atómico altamente inestable.

Algunos chiflados creen que el Gran colisionador de hadrones del CERN puede crear un agujero negro que se zampe la Tierra. Pero tal vez la amenaza esté más cerca, en el material del que están hechos los sueños televisivos navideños. Es más barato que el oro y más peligroso que uranio 235. No sé cuál será la masa crítica necesaria para que se dispare una reacción en cadena y lo lejos que estamos de alcanzarla, pero, por favor, el año que viene, cuando Raphael empiece a hacer crecer la esfera con “El tamborilero”, apaguen la tele y canten en casa. Da igual que lo hagan mal y desafinen: es mucho más seguro.

DEL REY ABAJO, CUALQUIERA

Los diez minutos más importantes del año televisivo no volverán a ser lo que eran. Antes poseían la dignidad que les confería acoger el discurso navideño de Su Majestad el Rey Juan Carlos I. No volverá a ser así. Anteayer el discurso lo pronunció solo su majestad el rey Juan Carlos I. La nueva Ortografía de la Real Academia así lo establece y así será en lo sucesivo. Juan Carlos deja de ser "Rey" con mayúscula para ser "rey" con minúscula, como lo es el rey del ajedrez o el rey de bastos; se deja de servir al Rey para servir al rey, lo que parece más el acto rutinario de un camarero sirviendo pescado que un acto de heroísmo patriótico; el rey será el soberano y Soberano solo será una marca de brandy… y el mensaje navideño baja un peldaño, igualándose a los miles de plebeyos mensajes publicitarios y propagandísticos que pueblan la tele.

Y no es esto lo único que ha cambiado estas navidades. Antes el Papa mandaba una bendición urbi et orbi a Roma y al mundo, pero a quien vimos ayer no fue al Papa sino al papa, y tantos años de “Cruz y Raya” han conseguido que los espectadores nos quedáramos esperando que, en vez de bendecir, el papa mandara cargar la "fragoneta" con los "malacatones". Así no hay manera de celebrar nada en condiciones.

En la presentación de las nuevas reglas, el académico Salvador Gutiérrez señaló hace unos días que la Ortografía produce "importantes repercusiones educativas, sociales, culturales e incluso económicas". Le faltaron las televisivas. "La Ortografía da forma a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos", dijo el príncipe en el mismo acto. En efecto, ni pensamos ni sentimos lo mismo si la Real Academia establece que "ninguna de las mayúsculas de relevancia está justificada". Años llevan en la tele intentando modernizar la retransmisión del mensaje del rey, pero parece que esto ya es demasiado para ellos. Por eso anteayer emitieron el mayúsculo “Mensaje de Navidad de Su Majestad El Rey”.

24/12/10

MALOS TIEMPOS



Me merecen todo el respeto los periodistas que son dueños de sus ideologías, y no me merecen ningún respeto los periodistas que son esclavos de sus ideologías. Da igual que sean de izquierdas o de derechas. Me merecen todo el respeto los periodistas que ponen sus simpatías al servicio de sus razonamientos, y no me merecen ningún respeto los periodistas que ponen sus razonamientos al servicio de sus simpatías. Me merecen todo el respeto los periodistas que primero analizan la información desde su punto de vista y después sacan conclusiones, y no me merecen ningún respeto los periodistas que primero sacan conclusiones y después buscan cómo llegar a ellas analizando la información. Hay de los dos tipos en cualquier punto del arco político. Me merecen todo el respeto los periodistas que no disimulan las opiniones políticas que inevitablemente tienen y desde las que hablan, y no me merecen ningún respeto los periodistas que ocultan sus opiniones políticas fingiendo una demagógica y metafísica independencia, como si tuvieran el atributo divino de carecer de punto de vista y estar en contacto con la realidad objetiva de los sucesos. Me merecen todo el respeto los periodistas que dejan que la actualidad vaya cambiando su visión del mundo, y no me merecen ningún respeto los periodistas que retuercen cuanto haga falta la realidad para que siempre su ideología previa salga confirmada, los que jamás cambian de opinión en un debate, los que siempre dicen lo que su audiencia quiere oír sabiendo que eso es lo único que buscan la mayoría de las audiencias.

Quizá todo lo anterior se entienda mejor con un ejemplo: me merece todo el respeto Iñaki Gabilondo, y su desaparición del día a día de la radio y la televisión políticas es una pésima noticia que marca un auténtico día negro para el periodismo español. Ha habido pocos como él, y en la actualidad los que quedan ya son poquísimos. Se mire por donde se mire, corren malos, -muy malos-, tiempos para los periodistas a los que respeto y buenos, -buenísimos-, tiempos para los periodistas a los que no respeto.

23/12/10

¡NAAAAAADA!

Propongo que el sorteo de lotería de navidad dure todas las navidades. Toditas. Que empiece el día 22 a su hora habitual de las 9 de la mañana pero termine al año siguiente alrededor del 2 de enero a eso de las 3 de la madrugada. ¿Cómo? Fácil: bastaría con cantar todos los números y no únicamente aquéllos que resultan premiados. En el bombo entran 85.000 números, pero sólo llegan a salir algo menos de 1.800, más del 99% de ellos con premios de miiiiiil euros. Es decir, más de 83.000 números quedan sin ser cantados porque no les toca nada. Nadie se acuerda de ellos, a pesar de que suponen el 98% de todos los números. ¿Es eso justo? No, ¿verdad? Pues, niños de San Ildefonso, a cantarlos. ¡Catorce mil seiscientos veintidós! ¡naaaaaada!, ¡treinta y ocho mil doce! ¡naaaaaada!, ¡cincuenta y dos mil novecientos treinta y siete! ¡naaaaaada!. Y así con todos. Y una de cada cincuenta veces, más o menos, se cantaría un premio de mil euros dentro de un sorteo que duraría unas cincuenta veces más de lo habitual. Un sorteo de unos diez días de duración. Y todas las televisiones dedicándose durante diez días al asunto.

¿Se imaginan los informativos? "Este año el gordo ha sido madrugador, ya que salió en la madrugada del 23 al 24 de diciembre", "el número 60.529, al que no le ha tocado nada, ha estado muy repartido; se vendió en Mataró, Canillejas del Vino, Teruel, Sahagún y en la administración 34 de Valencia", "la anécdota del sorteo de este año la protagonizó el niño de San Ildefonso número dos mil seiscientos quince, al caérsele una bola y romper a llorar". Y durante el mensaje del rey en Nochebuena el sorteo de fondo dentro de un recuadrito en una esquinina. Y las campanadas de la Puerta del Sol sonando con los niños cantando de fondo. ¡Tres mil ochocientos treinta y tres! ¡naaaaaada!, ¡veintinueve mil ciento uno! ¡naaaaaada!, ¡cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta y nueve! ¡naaaaaada!. Y la gente deseándose felices fiestas por todas partes durante diez días mientras de fondo sólo se oye ¡naaaaaada!, ¡naaaaaada!, ¡naaaaaada!.

22/12/10

ALGO PASA CON LA LEY SINDE

Para que luego digan que laSexta es una cadena progubernamental, o que es más oficial que el BOE, o que es sólo la voz de su amo: desde el lunes está haciendo una sorprendente campaña contra la ley Sinde. Mientras el Gobierno intenta aprobar esta ley sin darle mucha publicidad para que no se monte demasiado revuelo, laSexta apuesta por una acción de denuncia espectacular en coordinación con los movimientos sociales de oposición a esta ley anti-descargas. Con un par, hay que reconocerlo.

El primer paso de esta sorprendente estrategia fue hacer circular la idea de que la ley Sinde supone un ataque a la web tan peligroso que reduciría la inmensa diversidad de Internet a ser una simple televisión más. Una vez que esta idea se difundió y se sembró la desconfianza entre la población, laSexta remató la faena estrenando el lunes por la tarde “Algo pasa con Marta”. Y lo presentaron como un programa joven, ágil y desenfadado, una muestra de lo que la nueva televisión puede hacer con el viejo formato del ‘talk show’. La cosa funcionó. Visto el estreno, aquello metía miedo. Era como si hubieran cogido “El diario” que emite Antena 3 en lugar de “El diario de Patricia”, y, en vez de poner a Sandra Daviú en lugar de Patricia, hubieran puesto a Marta Tomé en lugar de Sandra. ¿Entienden algo? Yo tampoco. Y luego un montón de no sé quiénes contando un montón de no sé qué que ni te van ni te vienen. Y unos cuantos vídeos tontorrones para rellenar. Y mucho jijí-jajá, que esto es joven y moderno. Por Dios, qué hora más larga.

En fin, que hay que quitarse el sombrero ante laSexta. Esto es una campaña eficaz y lo demás tonterías. Si “Algo pasa con Marta” es lo que puede ofrecernos la televisión hoy día, y con la ley Sinde Internet será una tele más … ay, mamita, completar el silogismo da vértigo.

21/12/10

PIJOS, PIJADAS Y PIJOTERÍA

A ver si se entiende así. En el mundo hay gente que nace en el seno de una clase pija, como por ejemplo Carmen Lomana, y otros que no, como, por ejemplo, yo. Bueno, y seguramente como quien está leyendo esto. Esto fue fácil, así que sigo. Puede que entre los que nacen en clase pija crezcan individuos que no sean pijos, pero no los conozco. Es más, si intento pensar en ello se me aparece la imagen de los cachorros de las sucesivas camadas de Julio Iglesias haciendo mohínes y tengo que dejarlo. Así que me temo que todos los hijos de la clase pija, son pijos. Sigo un poco más.

Entre los que nacen en la clase no pija los hay desclasados que aspiran a ser pijos sin poder serlo: arrastran un pecado original que los pijos de nacimiento nunca les perdonarán. Son los pijos en vísperas, los quiero y no puedo, los que quieren ser como ellos, los que se mueren por acercarse a los pijos famosos y hacerse una foto. Son útiles: sirven para reafirmar a los pijos en su pijotería. Éstos son los que ven programas como ese infame “Universo Lomana” que estrenó el domingo Telecinco. El problema no es que estos programas sean malos, que lo son, el problema es que en ellos salen pijos hablando de pijadas con el aplomo que da creerse admirado por todo el mundo: el que es pijo porque lo es y el que no lo es porque querría serlo. Y de eso nada.

Es a lo que iba: entre la clase no pija hay personas que no queremos hablar como ellos, porque no saben hablar; ni ser como ellos, porque nos aburre; ni vestir como ellos, porque conjuntar marcas va en nuestra lista de prioridades después del horóscopo. Los pijos necesitan admiradores boquiabiertos para seguir siendo lo que son, pero con nosotros que no cuenten. Nos resulta indiferente tropezarlos un día por la calle y nos molesta verlos en la tele promocionándose. No me parece que sea tan difícil de entender.

20/12/10

ENFERMEDAD DE CALLEJA-FRANK

Supongo que ni Jesús Calleja (“Desafío extremo”, Cuatro), ni Frank Cuesta (“Frank de la jungla”, Cuatro) y ni siquiera los concursantes del entrañable y espeluznante “Humor amarillo” tienen la enfermedad de Urbach-Wiethe, una rarísima patología que impide reconocer el peligro y sentir miedo. Es decir, la razón de que Calleja decida bucear en sitios rarísimos, de que Frank se meta en líos en selvas rarísimas y de que los concursantes japoneses se sometieran a pruebas rarísimas no es que tengan dañada la amígdala, la región del cerebro donde nace el miedo, sino que a Calleja, a Frank y a algunos japoneses les van los desafíos extremos, las junglas extremas y los concursos extremos. Pues vale.

No sé qué parte del cerebro controlará la emoción al ver programas como “Desafío extremo” o “Frank de la jungla”, pero a mí me falta o la tengo dañada. Al igual que esa mujer de Iowa que tiene la enfermedad de Urbach-Wiethe y no siente miedo al ser atracada de noche en un parque solitario, ni siente un escalofrío al ver películas como “El resplandor”, ni se inmuta cuando se ve rodeada por tarántulas, algunos asistimos con cara de palo a los desafíos de Calleja, los pasotes de Frank o los cacharrazos de los concursantes de “Humor amarillo”. ¿Qué minúsculo pedacito del cerebro tiene la culpa de que navegar por la TDT sin caer en las redes de las tertulias de mega-ultraderecha me parezca un desafío más extremo que bucear en las aguas del lago Tilicho? ¿Qué rarísima lesión cerebral, todavía no descrita en la literatura médica, hace que la jungla de “Gran Hermano” me produzca más desazón que el dragón de Komodo o un tigre salvaje amenazando a Frank? ¿A qué parte de mi cerebro debo culpar de mi falta de empatía con los pobres japoneses que se estrellaban contra una barra con una sonrisa en los labios? ¿No hay una enfermedad de Urbach-Wiethe que no tenga que ver con la indiferencia hacia los parques solitarios o las películas de terror, sino con la indiferencia hacia los desafíos inútilmente extremos, con las ganas de molestar a los animales de la jungla o con la capacidad de pegarse castañazos sin perder la sonrisa?

No sé que parte del cerebro tengo dañada, pero sí sé que sufro la enfermedad de Calleja-Frank. ¿Puedo pedir la baja para ver sus programas?

19/12/10

LA ÚLTIMA MINORÍA

Formo parte de la última minoría, del único grupo que todavía no merece ninguna consideración por parte de nadie. Todas las opciones sexuales ya se han ganado un respeto. Todas las opciones políticas. Todas las religiosas. Si defiendo comer únicamente vegetales caídos de la planta porque opino que el hombre no tiene derecho a arrancarles sus frutos a los árboles, el Estado se preocupará de ofrecer a mis hijos esa clase de alimentación en las escuelas públicas. Si opino que los extraterrestres construyeron las pirámides de Egipto y sometieron a los faraones a operaciones de microneurocirugía, más les vale a los medios de comunicación no reírse de mis creencias. Si considero que comer con la boca es una convención social que perpetúa las estructuras opresivas del Estado y reclamo mi opción a introducirme el alimento por las fosas nasales como apuesta alternativa contra lo establecido, encontraré defensores entusiastas que se ganarán los aplausos del público con su verbo encendido. Pero si no me gusta la Navidad, si no soporto tal inundación de las cursilerías y las horteradas más revenidas, si ver al reno Rudolph y contárseme la digestión es todo uno, entonces ya me pueden ir dando mucho durante estos días, pues nunca se ha visto bajo el Sol que a nadie se le haya ocurrido la posibilidad de que exista alguien como yo.

Pero existe alguien como yo. Por ejemplo, yo. Y voy a buscar durante los próximos siete días un programa de televisión, uno, en donde los navideñescépticos no seamos tratados como las patatas con la forma de la cara de Richard Nixon, las bacterias que respiran arsénico o los huevos de dos yemas. Voy a buscar entre maratones nada atléticos, especiales nevados de todas las series, ñoñerías de escaleta basura en los informativos y spots publicitarios obsesionados con la dimensión olorosa del amor. Dentro de siete días les cuento si la gente como yo existimos durante esta semana. Qué carajo, se lo cuento ya: no, no existimos. Hasta el año que viene no volveremos a ser parte de la sociedad de la que somos parte.

18/12/10

DAME PAN Y LLÁMAME EMILIO

Dame pan y llámame Emilio Rodríguez Menéndez. Llamadme micropene, caquitas, cobarde, miserable, mentiroso, delincuente, impotente, ladrón, mafioso, pervertido, estafador, maloliente, tartaja, bocafuelle, chantajista. Montadme la mayor campaña de desprestigio de la historia de la televisión. Haced que incluso los propios presentadores de los programas más populares de Telecinco me insulten gritando. Ocupaos de producir videoclips en los que se me humilla, se me ridiculiza con montajes patéticos, se da por supuesto que soy una de las peores personas que jamás ha producido la especie humana. Pero luego pagadme. Soltad hasta el último céntimo de todo el dinero que hemos convenido que me pagaríais por poner mi carita en antena para que os cisqueis en ella. ¿A cómo sale el minuto de linchamiento mediático? Yo os lo voy a decir y vosotros vais a cumplir vuestra parte rigurosamente.

Habéis contado con todo detalle cada aspecto truculento de mis relaciones y de mis negocios. Bueno, no... de mis negocios, no. Hay un aspecto de mis negocios en el que aún no os habéis centrado, porque no he visto que dediquéis ningún "Sálvame", ninguna "Noria", a detallar el negociazo que estoy haciendo con vosotros. Por los pasillos de mis pisos se veían con frecuencia a narcotraficantes y proxenetas. Ahora se ven a abogados de Telecinco. Hay gente que hace negocio vendiendo productos para el pelo, otros se ganan la vida con la industria automovilística, hay gente que cuando las cosas se ponen difíciles obtiene unas perrillas extras dando clases particulares. Mi trabajo consiste en ser insultado en vuestra telebasura, y muchos españoles se replantearían su vocación profesional si supieran lo mucho que me pagáis por insultarme. Por insultarme y porque os insulte. Si soy el tipejo que todos unáninemente decís que soy, ¿no os da un poquito de vergüenza estar dándome toda esta pasta? Seguid llamándome lo que os dé la gana. Pero seguid dándome pan.

17/12/10

ULTIMÁTUM IN MEMÓRIAM

¡Casus belli! ¡Que vuelva “Hispania, la leyenda” ya! Perdón por este inicio ex abrupto, es que consumatum est el último capítulo de la serie y ya la echamos de menos. Podemos estar tranquilos porque no se despidió con un “Ave, audiencia, morituri te salutant” y tendrá continuación en lugar del sit tibi terra levis. Pero librarnos del requiescat in pace no es suficiente. ¿Acaso no se da, ¡o tempora, o mores!, Telecinco prisa motu proprio en emitir un nuevo programa basura, salva veritate, en cuanto termina el anterior? Pues que, mutatis mutandis, Antena 3 pro domo sua imite su modus operandi y haga lo mismo ipso facto con la defensa plus ultra de nuestro glorioso pasado celtíbero emitiendo, aunque sea ex novo, “Hispania” per saecula saeculorum si hace falta manu militari, en vez de aplazarlo sine die. ¡Vox populi, vox Dei!

“Hispania” en antena es, verbigratia, conditio sine que non para que se respete grosso modo a los hispanos como los celtíberos que somos sensu lato. ¿Ven el ardor guerrero de Viriato honoris causa in artículo mortis? Pues sursum corda: qualis pater, talis filius. ¿Y no ven en Galba una persona non grata a quien debemos pagar oculum pro oculo, dentem pro dente con una damnatio memoriae, igual que a todo el senatus populus que romanus? Pues res, non verba. Delenda est Roma. Y no hagamos caso a los pedantes ad hoc que desde su sancta sanctórum hablan ex cáthedra y denuncian un maremágnum de erratas y lapsus sin rigor mortis en la serie que son peccata minuta y no el delirium tremens sin vis cómica que dicen a posteriori.

Unámonos contra Roma. Vade retro. Tempus fugit. Divide et impera. Dura lex, sed lex. Ora el labora. Quod natura non dat, Salmantica non praestat. Memorándum, quórum, pandemónium, ultimátum, vademécum, et caetera. ¿Qué somos? ¡Celtíberos, senior! ¡Citius, altius, fortius! ¡¡¡Celtíberos, senior!!!

Post scriptum: quod erat demostrandum, alea jacta est. Vale.

16/12/10

LA NAVE DEL MISTERIO MISTERIOSO

Apetece hacer la vista gorda con la última salida del tiesto de Íker Jiménez en “Cuarto milenio”, pero como “Supernanny” sigue sin ocuparse de enseñar al chaval a portarse bien, habrá que hacer algo. Da pereza, pero vamos allá.

Es que el otro día salió muy digno en su programa de Cuatro despotricando contra la ciencia y los científicos porque no había encontrado biólogos que quisieran visitar su programa a ocuparse de sus conspiranoias, a rendirle pleitesía, a darle con su presencia un prestigio y una imagen de seriedad que no se merece. Unos quieren un Ministerio, otros una subvención, y este tío lo que quiere es que la ciencia se deje de menudencias como explicar el mundo y transformarlo para dedicarse a sus gilichorradas. Sí, claro; y dos huevos duros.

Pero si, además, para rellenar un programa así no se necesitan científicos ni nada. Basta con pisar el acelerador de la máquina de desbarrar y rellenar las horas de tele que haga falta. No hay que montar una pataleta porque unos señores malos y feos no quieran jugar con uno a los misterios paranormales de la señorita Pepis. Si no quieren hablar de la lluvia roja de Kerala porque según ellos sólo estaba contaminadas con esporas de líquenes en vez de verlas rebosantes de vida extraterrestre, no pasa nada: montas una “investigación” de las tuyas en la que hablas y hablas sin resolver nada de nada. Puedes decir que además de ser de origen extraterrestre, la lluvia roja esa es fruto del ataque de un ejército de zombis, un mensaje secreto enviado por una civilización extinguida, una profecía oculta del “Libro de los muertos”, una teleplastia acuosa creada por ectoplasmas cabreados, una interferencia energética adimensional o una oscilación de antimateria al converger con las pulseras magnéticas que pone la peña para hacer el ridículo. Ya verás, Fríker, cómo cuela y puedes seguir forrándote con tu nave del misterio de pacotilla y tus deuvedés.

15/12/10

¿QUIÉN COÑO SE LO IMPIDE?

Dicen que el filósofo ficticio Jean-Baptiste Botul dijo que si el cine fuera un arte, se sabría. Pues sí, todo el mundo sabe ya que el cine es un arte que incluye desde las patadas circulares de Chuck Norris a la inolvidable despedida de Rick e Ilsa en “Casablanca”; sin embargo, todavía hay despistados que creen que si la televisión fuera un arte, se sabría. Pues sí, la televisión es un arte, y si alguien lo duda sólo tiene que tomarse la molestia de sentarse delante del televisor y ver la serie “Boardwalk Empire” (lunes, Canal +). Es fácil, sólo hay que dejarse llevar a la Atlantic City de 1920, en tiempos de la Ley seca, y olvidar las profecías de Jack Bender.

¿Quién es Jack Bender? Nada menos que el productor ejecutivo y director de, entre otros, el último episodio de la serie “Perdidos”. Bender sostiene que “Perdidos” es la última gran serie de la historia de la televisión, y que no volveremos a disfrutar de una serie tan cara, tan ambiciosa y con tantos medios. La predicción de Bender ha durado tanto como un delantero centro bueno, bonito y barato en el mercado de invierno. “Boardwalk Empire” es una serie cara (el primer episodio costó 18 millones de dólares), ambiciosa (el gran Martin Scorsese es el productor ejecutivo y dirigió el primer capítulo) y con los medios suficientes como para que lo importante sean los fines. Terence Winter, creador de la serie y uno de los guionistas principales de la inmortal “Los Soprano”, ha parido una obra de arte a la altura de nuestro tiempo, que es la altura de la edad de oro de la ficción televisiva. Bender debe estar ahora mismo tragándose sus palabras con tomate y mostaza.

“Sólo quiero una oportunidad”, le dice alguien a Nucky Thompson (interpretado por Steve Buscemi), mitad político y mitad gánster. “Esto es Norteamérica, ¿quién coño te lo impide?”, contesta Nucky. ¿Quiere dar una oportunidad a la televisión? “Boardwalk Empire” es una serie de la HBO que ahora emite Canal +, como “Mad men”, “Daños y perjuicios” o “¿Qué fue de Jorge Sanz?”. Y “CSI” se emite en Telecinco. Y “Bones” en La Sexta. Y “Castle” y “House” en Cuatro. Y “Doctor Mateo” en Antena 3. Y “Cuéntame” en TVE. ¿De verdad quiere dar una oportunidad a la televisión? ¿Quién coño se lo impide?

14/12/10

SALVEMOS CNN+

Salvemos CNN+. Ya. De inmediato. Haciendo todo lo que esté en nuestras manos. Todo lo que podamos. Pongamos manos a la obra todos los que vemos con frecuencia esa cadena. Y los que no la ven también si valoran el papel del periodismo. Porque la información política televisiva está sufriendo un deterioro absolutamente vergonzoso desde la llegada de la TDT y CNN+ nunca formó parte del mismo. Porque demuestra día a día que se puede tener una línea editorial definida sin que eso implique vivir en un mundo de delirios en el que se ha perdido todo el contacto con la realidad. Porque tiene en plantilla a algunos de los mejores periodistas políticos que se pueden encontrar en nuestro país en este momento. Porque tiene como finalidad principal la información y el debate, y como finalidad secundaria la servidumbre a determinados intereses políticos, a diferencia de la moda que se está imponiendo en el gremio de tener como finalidad principal la servidumbre a determinados intereses políticos y como finalidad secundaria la información y el debate. Porque la democracia se beneficia de la existencia de cadenas de informativos de todas las tendencias políticas. Porque no exige adhesión ciega al espectador. Porque da auténtico miedo pensar en qué va a acabar la información política en España dentro de pocos años si continúa esta tendencia de florecimiento del periodismo basura y desaparición del periodismo clásico.

Supongo que ésta es una causa completamente perdida. O no. O sí. ¿Desde cuándo eso nos ha detenido a la hora de pelear por algo? ¿Dónde está ese manifiesto que sin duda firmarían millones de personas por todo el país? ¿Dónde están esas declaraciones de referentes del periodismo lamentando una pérdida tan significativa e inquietante? ¿Cómo es posible hayan pasado ya varios días desde que se conoció la noticia del cierre de CNN+ sin que la televisión, la red, los espectadores, se hayan llenado de protestas? Llevamos mucho tiempo escuchando con interés CNN+. PRISA no debería cerrar esa cadena sin escucharnos ahora con interés a nosotros.

13/12/10

TELEVIDENTE PASIVO

La poderosa industria del tabaco no se rinde. Estos días redobla sus esfuerzos para que no entre en vigor la nueva ley que regulará el consumo de ese producto que venden con tanto cariño a sus clientes que no especifican los ingredientes que lo componen para que así libremente puedan seguir sin saber qué fuman ellos y sus alrededores. Usados como arietes, los hosteleros (a los camareros les toca callar) intentan que la ley se atenúe o no se aplique en enero. Hay que tener en cuenta, dicen, los efectos secundarios que tendrá su aplicación. Pues a eso vamos. Porque si la Ley seca la armó buena creando a Al Capone sin pretenderlo, la nueva ley que regulará el consumo del tabaco puede hacer el aire más respirable acabando con “Gran hermano” de carambola.

Con la actual ley los concursantes de “GH” tienen que salir de la casa a fumar al jardín, donde hablan de sus naderías con una cámara pegada al cogote. Pero es que con la nueva regulación no se les puede ver fumar en ninguna parte. En ninguna. Ni en el salón, ni en el jardín, ni en el baño, ni en ningún sitio. Ni dentro ni fuera. Y no me imagino a la panda de frikies que participa en estos concursos recubierta de parches de nicotina como si fueran Krusty el payaso. Ni haciendo edredoning con colchones ignífugos para ocultar fuegos y ardores diferentes a los que ocultan ahora. Ni me los imagino tramando alianzas ilegales con un cigarrillo encendido para que la cadena, ¡ojo con la multa!, no pueda mostrar en pantalla lo que maquinan. Ni me cuadra un reality armado sólo con frikies no fumadores. Así morirá “GH”. Y, de rebote, también en “Fama revolution” van a tener que vivir una revolution de verdad sustituyendo el tabaco que acompaña los momentos de cotilleo por la onicofagia, algo mucho menos cool que va a dejar vacíos los clubs de fans que alimentan a la bestia.

Aire limpio. Va a molar salir a tomar algo sin preocuparse de que la tele del bar pueda obligarte a ser televidente pasivo de “Gran hermano”.

12/12/10

LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO

Contra todo pronóstico internetero sigue creciendo el consumo de televisión. Y contra todo pronóstico telebasuril siguen interesando los informativos. El pasado puente las cadenas especializadas en información y los programas informativos arrasaron. ¿Por qué?

Una explicación buena, buena, sería que los espectadores no entendíamos la contradicción en sus términos que suponen unos controladores descontrolados provocando la redundancia que supone un caos aéreo. Y no me miren con esa cara. En el siglo XVII el químico flamenco van Helmont inventó la palabra “gas” partiendo del latín “chaos”. Si tanto “caos” como “gas” significan “desorden”, decir que hay caos aéreo es una redundancia porque el aire es un gas. ¿Estamos? Creo que ya lo van pillando, pero por si acaso les pongo un ejemplo. Es como si los informativos dijeran que los descontroladores esos provocan que los números irracionales se comporten de forma insensata… Por favor, si hace ya 2.500 años que los pitagóricos sabían que estos números eran tan irracionales que no se podía contar con ellos. Y digo “contar” con segundas, porque… Bueno, vale, ya lo dejo.

Una explicación menos buena que la anterior, pero más creíble viene a continuación. Dijo el gran Lucrecio: “Está bien ver al navegante lejano luchar contra la borrasca y naufragar, no porque nos alegremos del mal ajeno, sino porque es bueno hallarse libre de tormentos”. Así fue hasta ahora, pero ya no. Ahora, además de ver por la tele al navegante lejano luchar contra la borrasca y naufragar desde la comodidad de nuestras casas, podemos ser el navegante, podemos luchar contra la borrasca, podemos naufragar, y después podemos irnos a casa a ver por la tele lo que los informativos dicen de nosotros. Durante el caos aéreo todos fuimos navegantes viendo en la tele cómo naufragábamos. Y todos es mucha gente viendo la tele.

11/12/10

PEPE Y BRUCE

A mi amigo Pepe no le gusta Bruce Springsteen. Vale, vale, no me preguntéis por qué. Yo tampoco me lo explico. En otro orden de cosas es un tipo normal, magnífico incluso en muchos aspectos. Pero escucha "Thunder Road" y no se le tensan las tripas. Puede estar charlando en un bar en el que está sonando cualquier canción de "The river" y sigue el hilo de la conversación sin distraerse. Le pones "Nebraska" enterito y durante los diez temazos su cara parece indicar que aún no ha empezado a sonar nada. No te preocupes, Pepe, cuenta con nosotros: en otra época, en otro país, estarías condenado a la marginalidad, a vivir sin techo por los caminos mientras los niños te tiran piedras y los adultos te impiden que te acerques a sus casas. Pero tienes la ventaja de vivir en un Estado en el que existe una cadena de televisión pública que atiende tanto a la terapia espiritual de la población más desencaminada como a las más altas cimas de la creación artística. Para Pepe en primer lugar y en segundo lugar para el resto de la audiencia, La 2 emitió el otro día "The promise: the making of Darkness On The Edge Of Town".

Y, claro, con un documental así es seguro que hasta mi amigo Pepe se ha vuelto un enfebrecido seguidor de Bruce Springsteen. Entre 1975 y 1980, Springsteen publicó tres discos, -"Born to run", "Darkness on the edge of town" y "The river"-, que cambiarían para siempre la historia del rock and roll. Y durante hora y media La 2 nos ofreció las tripas de esa trasformación, atisbos de las decenas de canciones que quedaron por el camino, la intensidad de una banda que sólo vivía para meter en tres acordes y estrofas de cuatro versos los ingredientes esenciales de todas las cosas que de verdad importan. Treinta años después nadie ha vuelto a expresar mejor todas las experiencias que la gente normal, -mi amigo Pepe, y yo, y usted, lector-, no sabemos expresar. Él no lo reconocerá, pero conocidos comunes me han contado que ya vieron ayer a Pepe escuchando a escondidas a Bruce Springsteen.

10/12/10

ARSÉNICO

A partir del descubrimiento de que hay bacterias cuya biología está basada en el arsénico veo la telebasura con otros ojos. Todos sabemos que lo más inquietante de los vertederos audiovisuales no son los contenidos en sí mismos, sino esa extraña ansiedad que aparece al ver a ejemplares humanos, semejantes a los demás humanos en casi el 100% de los genes, comportarse de formas que parecen violar las leyes más elementales de la materia orgánica. Kiko Hernández, Karmele Marchante, Jorge Javier. Hasta ahora estas anomalías hundían en la decepción existencial cualquier intento científico de apresar la lógica de la humanidad. Pero ya no. La doctora Felisa Wolfe-Simons, investigadora del Instituto de Astrobiología de la NASA, ha demostrado que existen formas de vida mucho más variadas de lo que suponíamos, algunas de ellas basadas en elementos químicos que pueden resultar mortalmente tóxicos para otras, como es el arsénico. Ay, carajo. Ahora lo entiendo todo. Qué alivio.

El arsénico, por ejemplo, explica todo lo que vimos en el especial sobre Emilio Rodríguez Menéndez que Telecinco depuso el miércoles por la noche. Jordi Glez, Malena Gracia, Rafael Vera, Nuria Bermúdez. Antes me hubiera tirado de los pelos del sobaco intentando establecer contacto fenoménico con esas formas de vida. Ahora por el contrario aplaudo fascinado al contemplar el resultado de millones de años de evolución de las bacterias Wolfe-Simons en un ecosistema particularmente rico en arsénico y similares. No son raros. María Antonia Iglesias, Antonio David, el Dioni, el mismo abogado en su mismidad. Son únicamente organismos basados en otros elementos químicos, similares superficialmente al conjunto de la ciudadanía gracias a las virguerías de la evolución convergente pero alejados de él en sus fundamentos biológicos como lo está el planeta Tierra de la supernova GRB 090423. Celebremos la diversidad de la vida y disfrutemos de ella. Nosotros necesitamos fósforo para poder vivir. Ellos, arsénico.

9/12/10

SIR JESÚS VÁZQUEZ



"No para nosotros, Cuatro, sino para mayor gloria de tu nombre". Eso es lo que le faltó decir a Jesús Vázquez cuando fue armado caballero de la cadena rojiblanca el pasado domingo por Jesús Calleja. El cruzamiento de iniciación caballeresca, -joder, llevo toda la mañana leyendo en internet sobre el asunto, ¿cómo queréis que no se me pegue esta forma de hablar?-, tuvo lugar en el mismísimo monte Fuji, Japón, cuyo nombre lleva el "ji" samurái que emparenta la más alta cima de la isla de Honshu con la estirpe de guerreros orientales más parecida a los caballeros medievales que formaron las órdenes militares más gloriosas de la Europa feudal, -también, bueno, también he leído algo sobre el monte Fuji; Wikipedia está tan a mano...-. Allí, a 3776 metros de altura, como parte de un "Desafío extremo" especial, Vázquez anunció un cambio crucial en su vida: cayó de rodillas y proclamó su nueva fidelidad al reino de Cuatro. Jesús Calleja, numerario veterano en tal servidumbre, ofició el nombramiento del nuevo cruzado.

"Non nobis, domine, non nobis sed nominem tuo da gloria". Pero cuidado, porque si bien con frecuencia era ordenado caballero aquel guerrero que había destacado por su valentía y fidelidad exhibiendo un código de conducta intachable, otras muchas el receptor de tal grado no era sino un mercenario, un soldado de fortuna en cuya biografía quedada probada su falta de escrúpulos, su lealtad ciega al noble que mejor pagara en la comisión de cuantas vilezas le fueren encargadas. En ocasiones el caballero llegaba a tal distinción como renocimiento de los méritos realizados, en otras lo que le ganaba el honor era la expectativa de los que pudiera ofrecer al reino en el futuro. En la cima del monte Fuji no quedó claro qué tipo de caballero va a ser Jesús Vázquez. Yo apuesto por el primer tipo, por el caballero fiel que obtiene su distinción por su biografía heroica. Basta echar un vistazo a las fusiones, uniones matrimoniales dinásticas y apaños entre Telecinco y Cuatro para entender que Sir Jesús va a seguir sirviendo al mismo imperio.

8/12/10

DEMASIADO MAINSTREAM

Llamada desesperada a los amables lectores de este blog: soy incapaz de pillarle el puntillo a "Bored to death". Obviamente, ni se me pasa por la cabeza que eso sea debido a que "Bored to death" no valga un real; hay datos objetivos que prueban sin lugar a dudas que el problema se encuentra en mí. Dato objetivo 1: es una serie de la HBO; dato 2: hay unanimidad entre los principales críticos del país acerca de la calidad del producto, dato 3: hay unanimidad entre mis amigos acerca de la calidad del producto; 4: ganó no sé cuántos Emmys el año pasado; 5: en el último Festival de Series de Madrid todo el mundo la ponía por los aires; 6: sale Ted Danson.

Así que no hace falta ser un sabueso detective sin licencia para adivinar que hay algo sutil que se me está escapando. Al principio no me preocupaba que los primeros episodios me dieran razonablemente de lado: todo seguidor fiel de las series de televisión sabe que éste es un oficio duro en el que hay que tener siempre la vista puesta en el medio plazo, ya que rara es la serie que nos gusta al comienzo tanto como nos llega a gustar después. Pero superada la cuarentena inicial seguían pareciéndome mediocres, sin chispa ni interés las aventuras de Jonathan Ames, Ray Hueston y George Christopher. "Claro", me decían, "es que es una serie demasiado indie, y tú eres demasiado mainstream". "Seguro, seguro que es eso", les contestaba como si hubiese entendido algo de lo que me decían.

Así pues, queda oficialmente convocado el Primer Concurso Mundial de Motivos por los que me Debería Gustar "Bored to death". No tengo ningún premio que ofrecer a los participantes más que la satisfacción personal que les puede producir ayudar a la integración social de un inadaptado demasiado mainstream. "Bored to death" me mata de aburrimiento y reclamo mi derecho a disfrutar como todo hijo indie de vecino cool de una serie tontita sobre tipos tontitos envueltos en historias tontitas.

7/12/10

EL VIEJO TELEDIARIO Y EL MAR

Hay en España zonas costeras catalogadas como inundables que se edificaron produciendo considerables beneficios. Luego, cuando viene el temporal y las inundaciones, es necesario un costoso operativo para asistir a los afectados y proteger sus propiedades. ¿Quién corre con los gastos de este despliegue de servicios y quién paga los costes de la rehabilitación? Cosas así son las que cuenta el nuevo informativo que hace TVE los domingos a las tres de la tarde. Lo que es un poco raro es que se emita en La 2 a la misma hora que el “Telediario” de La 1, pero por lo demás es estupendo.

“¿Qué debemos hacer, ocupar la costa totalmente y proteger las propiedades que tienen alto riesgo de ser arrolladas por los agentes naturales o reordenar y reubicar lo mal hecho? ¿Quién se beneficia en cada caso y quién debe correr con los gastos?”. Tal vez pongan este informativo a la vez que el “Telediario” porque, como se llama “Las riberas del mar océano” y trata de las costas españolas, parece un documental más. Pero no lo es. Es el informativo que debería emitirse cada día tras el “Telediario” para que nos ayudara a entender las noticias que vemos todos los días sobre la crisis económica, por ejemplo.

“Los acantilados también son costa, y por tanto también están sufriendo la presión despiadada de las urbanizaciones. Cuando la roca cumpla su ciclo, y comience su deslizamiento camino del mar, arrastrará con ella todo lo que se ha construido. Entonces se planteará la duda de si proteger o no proteger; pero, ¿debemos pagar todos los españoles por esta sinrazón?”. Cada domingo, “Las riberas del mar océano” insiste en que somos los ciudadanos, y no los técnicos o la clase política, quienes debemos decidir sobre lo que nos afecta a todos. Será porque el mar infinito no es nada al lado de la fuerza arrolladora de los especuladores y los mercados cuando nos dictan que sus desmanes debemos pagarlos entre todos.

6/12/10

WIKILEAKSTV

Hay quien dice que las filtraciones de Wikileaks no son más que cotilleos como los cotilleos de los programas de cotilleos. Coño, pues si ésta es la aportación de la tele al mundo globalizado no está tan mal la cosa. Es más, la tele se merece que le devuelvan el favor y surja una página web de filtraciones sobre el mundo de la televisión. Pero ya.

Un buen comienzo de Wikileaks TV sería conocer lo que realmente piensan de su programa quienes lo realizan. De cara a la galería todo el mundo dice que el programa que está haciendo es el programa de sus sueños. Ya. Quisiera ver yo lo que dice Jorge Fernández en privado al verse preso del campo gravitatorio de “La ruleta de la suerte” desde hace un lustro: “Todos los puñeteros días el mismo aburrimiento. Encima el programa triunfa entre los jubilados que ese día no fueron al médico, así que no debería quejarme. ¿No podían darme un concurso más digno, de esos del montón, a las ocho de la tarde?”. Y lo que murmuran por lo bajinis David Cantero y Matías Prats cuando terminan los informativos de Telecinco y Antena 3: “Hasta el culo de tanto suceso y tanto sensacionalismo informativo, pero pagan mejor que en La 1”. En esas entregas de premios televisivos en las que todos aplauden tan ufanos se les iba a quedar la misma sonrisa de compromiso que ensaya estos días Hillary Clinton.

Pero, sobre todo, Wikileaks TV debería mostrarnos los movimientos empresariales, qué se negocia realmente en las fusiones entre cadenas, los intereses de poder. Con Wikileaks los historiadores pueden por primera vez estudiar historia en tiempo real, interfiriendo así en su objeto de estudio. Pues en Wikileaks TV igual. Si queremos saber los intereses económicos que la política esconde, también queremos saber los intereses políticos que hay detrás de los intereses económicos de las cadenas. Y que el cotilleo televisivo por fin valga la pena.

5/12/10

HOLMES, SHERLOCK HOLMES


Cuando le preguntaron a David Hume por sus razones para no querer continuar su famosa “Historia de Inglaterra” o iniciar cualquier otra obra, el filósofo escocés contestó que era demasiado viejo, demasiado gordo, demasiado perezoso y demasiado rico para hacerlo. La tele no es demasiado vieja (aunque puede que pronto sea demasiado antigua), ni demasiado gorda (aunque puede llegar a ser demasiado pesada), ni demasiado perezosa (aunque a veces es demasiado vaga para buscar nuevas fórmulas), ni demasiado rica (jamás una cadena televisiva se lamentará de ganar demasiado dinero), así que cuando le preguntaron a la tele si quería continuar las aventuras de Sherlock Holmes, el famoso detective creado por Arthur Conan Doyle, la BBC dijo que sí. Y ahí está “Sherlock” (domingo, TNT).

“Sherlock” es la continuación de Sherlock Holmes porque sitúa al detective en el siglo XXI y, aunque sigue viviendo en el 221B de Baker Street, tocando el violín y sacando de quicio a Lestrade, también tiene portátil y una página web. Watson, el amigo de Holmes, sigue siendo un sensato médico que actúa como perfecto contrapunto de la deslumbrante personalidad del detective, pero acaba de volver de la guerra de Afganistán y tiene un blog en internet. Y Moriarty sigue siendo el archienemigo de Holmes. La primera temporada de “Sherlock” es cortita (sólo tres episodios), pero muy adictiva. Y es una serie que hace que recordemos que el problema de la tele no es que sea demasiado vieja, demasiado gorda, demasiado perezosa o demasiado rica. El problema de la tele es que a veces se empeña en mirar a los que la miramos con la misma desconfianza con la que Holmes mira a las mujeres. Si la tele confiara más en los espectadores, series como “Sherlock” acabarían matando a los viejos, gordos, perezosos y ricos concursantes de “Gran Hermano”.

¡Ah! Y no tenga miedo de que el Sherlock Holmes del siglo XXI le decepcione. En “Quantum of Solace”, última película de James Bond, el agente 007no dice la famosa frase: “Me llamo Bond, James Bond”, traicionando a la tradición; pero en “Sherlock” veremos a Holmes diciendo “elemental” mientras desgrana deducciones con una lógica tan implacable como bella. Se llama Holmes, Sherlock Holmes.

4/12/10

IMPOSIBLES SETENTA Y CINCO

Es mentira: Woody Allen no cumplió el otro día setenta y cinco años. Es imposible. Tendrá... no sé... cuarenta y muchos, a lo mejor cincuenta y algo, pero setenta y cinco, ¿setenta y cinco?, ni borracho. Setenta y cinco espero tenerlos yo algún día; los tiene mi vecino que anda todo fastidiado por algo de las cervicales; me cuentan que un profesor de instituto amigo mío se jubila ya este año, dentro de pocos tendrá setenta y cinco. Pero Woody Allen, no. Hay personas cuyo trabajo es tan importante que la propia identidad del individuo se vuelve secundaria y dependiente de su obra. Alvy Singer, -que es Woody Allen en "Annie Hall"-, anda comenzando la cuarentena. Sandy Bates, -que es Woody Allen en "Stardust memories"-, tendrá cuarenta y cinco o así. Joe Berlin, -que es Woody Allen en "Todos dicen I Love you"-, puede acercarse bastante a los sesenta. Así que, haciendo la media... Woody Allen tendrá... pues eso, cincuenta o así. Y los va a tener para siempre, raro privilegio que sólo está al alcance de pocos genios.

Dicen los psicólogos que vemos a las demás personas como si siquieran teniendo siempre la edad con la que las conocimos. Mi amigo Ramón, al que conocí en el patio de mi colegio, siempre será Ramonín. Edu y Álvaro, con los que me encontré en sus veintenas, siempre serán veinteañeros. Yo mismo me veré siempre con la edad que tenía cuando descubrí quién era. Pero mi certeza de que Woody Allen no pasa de los cincuenta no es un fallo perceptivo. Es una seguridad empírica que nace de darse cuenta de que Woody Allen ya es más Alvy Singer, Sandy Bates o Joe Berlin que el mismo Woody Allen. Por eso voy a ver el peazo ciclazo con el que TCM celebra el 75 aniversario del cineasta con la media sonrisa del que está en un secreto que pocos comparten. No importa. Nueve peliculazas de las mejores que ha realizado el neoyorquino a lo largo de este diciembre y el próximo enero. Véanlas y se darán cuenta también de que la prensa ha cometido un extraño error estos días cuando se ha referido al cumpleaños del viejo, -ah-, Woody.

3/12/10

RUTINA Y SUBRUTINA



Ha llegado la nueva televisión. La descubrió Antena 3 el martes por la noche. Fue una casualidad feliz. Como cuando Fleming descubrió la penicilina. Lo que pasa es que nadie se dio cuenta porque pilló a los especialistas medio dormidos. Como cuando Kekulé descubrió la estructura de la molécula del benceno amodorrado frente a la chimenea. La nueva televisión es minimalista, repite lo mismo una y otra vez, y cuesta dos céntimos. La ve muy poca gente, pero no importa: acabo de decir que cuesta dos céntimos.

La nueva televisión nació pareciendo un fracaso porque nadie supo interpretar correctamente lo ocurrido. Al principio de la emisión de “Física o química” un fallo técnico hizo que una escena de pocos segundos se repitiera en un bucle durante varios minutos. La audiencia cayó en picado. En horario de máxima audiencia Antena 3 quedó con sólo un 3,4 por ciento de cuota de pantalla, un tercio de su registro habitual. Pero es que conseguir el registro habitual exige un gasto considerable y el martes se demostró que uno de cada tres seguidores de la serie siguen viendo la tele aunque se trate de la misma escena hecha con dos céntimos repetida una y otra vez. Es más, “El Mundo Today” investiga si el 90 por ciento de las adolescentes, viendo que aquello era “superfuerte”, llamaron a sus amigas para que dejaran el Tuenti y encendieran la tele.

Sabíamos que en la tele triunfan las rutinas. Ahí está la emisión, reemisión y requetepolimultiemisión de “Pretty woman” para demostrarlo. Ahora sabemos que también pueden triunfar las subrutinas. Un 3,4 por ciento de cuota de pantalla es más de lo que obtiene cualquiera de las cadenas tedeteras. De hecho, las hay que, si se fijan, siempre están repitiendo las mismas tonterías una y otra vez. Las ven cuatro gatos, pero no importa porque están hechas con dos céntimos. Ellas también hacen nueva televisión, pero no lo saben porque su mesa de edición tiene el cuentavueltas atascado.

2/12/10

LIBRE COMPETENCIA

Pues mira, he ahí una salida para esos sujetos que llenan la tele de porquería: podían recolocarse como presidentes de la patronal. Lo iban a hacer mejor que los que hay porque defienden el negocio con más convicción que lo hacen los mismísimos dueños del tinglado.

Juzguen ustedes. La policía pilla en un bar de Gijón a cuarenta menores (entre 13 y 16 años) en un bar consumiendo alcohol a cascoporro mientras asisten a un espectacular espectáculo de striptease masculino que no era multimedia pero resultaba interactivo cuando alguna menor subía al escenario. Susto, desconcierto, indignación, denuncia. No hay derecho y esas cosas. Lo normal: el Ayuntamiento pide a la fiscalía de Menores que investigue el local, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos reclama el máximo control, y hasta la Asociación Asturiana para la Educación Sexual pone el grito en el cielo. Lo que no puede ser es que la Asociación de Hostelería diga lo mismo y no lo que hubieran dicho Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban si trabajaran en el sector: que pueden hacer con su negocio lo que quieren porque para eso es suyo, que ponen a la venta lo que el público demanda, que en un mercado libre la libertad consiste en que ellos pueden hacer lo que quieren sin asumir ninguna responsabilidad, que al que no le guste que cambie de canal y vaya a otro bar más aburrido, que, en definitiva, la culpa es de los padres irresponsables que no mantienen a sus hijos bajo control para sobrevivir en un mundo donde impera la ley del mercado salvaje y el todo vale si da dinero a alguien.

Algo parecido dijo ese par de dos el otro día en “España pregunta, Belén responde”, defendiendo lo estupendo que era su negocio… justo antes de que un juez declarara que el programa era ilegal. Con ese salero y un poco más de poder podrían dar un nuevo aire a la patronal defendiendo que las reglas no hacen más que fastidiar el paraíso de la libre competencia.

1/12/10

"PUEDE PASAR DE TODO"

El indeterminismo es la filosofía preferida de buena parte de los presentadores de programas de televisión. "Hoy tenemos preparado para todos vosotros un programa increíble, aunque ya se sabe que en ‘El hormiguero’ puede pasar de todo". "A la vuelta de la publicidad podremos ver por fin el estreno del videoclip de Kiko... bueno, si Belén no arma una de las suyas, porque aquí en ‘Sálvame’ puede pasar de todo". "Normalmente la pareja eliminada de ‘Pekín Express’ tiene que volver a España, pero ya habíamos avisado que en esta nueva edición de nuestra aventura puede pasar de todo". "Y vamos a repartir hoy cuatro coches entre nuestros espectadores... coches o aviones, porque en ‘La Noria’ puede pasar de todo". "Puede pasar de todo". "Puede pasar de todo". Constantemente, a todas horas, ese mantra resultón. Constantemente esa invocación a un azar caprichoso que en cualquier momento puede golpear de forma inesperada el plató y provocar algo novedoso que lamentaríamos habernos perdido. En medio de un cosmos determinista, hace falta el indeterminismo de la televisión generalista para pasar un rato divertido.

Pero no. Para nada. Ni de coña cuántica. La tedetelevisión está más sujeta a leyes que el universo newtoniano. No es más previsible la duración de los eclipses que las opiniones de Isabel Durán o Enric Sopena. Menos mal que la dinámica de "Pekín Express" es entretenida por sí misma, porque sus programas se parecen entre sí más que las canciones de Jarabe de Palo. En "Sálvame" puede ocurrir cualquier cosa sólo si delimitamos la definición de "cualquier cosa" a "cualquier cosa imbécil". En el universo sólo hay tres fenómenos invariables: la velocidad de la luz, la constante de Hubble y las cejas tapizadas de Pablo Motos. Nos dicen que puede pasar de todo, pero nunca pasa nada. Nos prometen lo nunca visto y nos ofrecen lo que vemos siempre. Se empeñan en hacer bandera de un indeterminismo místico, infantil, ignorante, pero, ayer y hoy y mañana el sol sale por el este, Telecinco hace televisión basura, y se pone por el oeste.