3/1/11

GRAN PREMIO CLAVO ARDIENDO

Anteayer se cerró el plazo del “Gran Premio Clavo Ardiendo” al argumento más peregrino oído en televisión contra la nueva regulación del consumo de tabaco. Desde informativos a magacines, durante meses vimos argumentos insólitos de todo tipo y, gracias a la colaboración de ese programa especializado en trifulcas que es “La noria”, la tele aprovechó hasta el último minuto de la noche del día uno de enero para demostrar una vez más que, cuando un ser humano pierde una situación de dominio que poseía arbitrariamente o unos privilegios que le permitían pasar por encima de los demás sin rendir cuentas a nadie, es capaz de recurrir a los argumentos más desesperados y falaces. Estos son los premiados:

El tercer lugar corresponde a “Todo lo que sea prohibir es malo porque apetece saltarse la prohibición”. Demos un aplauso a un argumento según el cual la sociedad mejoraría si desapareciera el Código civil: sin deberes, ni derechos, ni leyes, ni sanciones nadie haría pupa a nadie y todos seríamos más chupiguays que el buen salvaje de Rousseau.

En segundo lugar ha quedado “Si el tabaco es tan malo, que lo prohíban”. Un aplauso para un argumento que dice justo lo contrario que el anterior y usaban las mismas personas sin ponerse coloradas. Según él, todo lo que la sociedad regula porque entraña un riesgo debería prohibirse. Si no puedo ir a 120 por hora en ciudad, que prohíban los coches; si no puedo conducir borracho, que prohíban el alcohol; si el pan no debe tener más sal de la estipulada, que prohíban la sal…

Y el premio “Clavo ardiendo” es finalmente para “Con respeto y tolerancia basta para convivir en paz”, un argumento tan desesperado que ni es argumento ni es nada. Fue, además, el causante de que la nueva regulación fuera aprobada porque los camareros y los clientes de los bares estaban hartos de estar todo el tiempo viendo a los fumadores pedir educadamente permiso para encender un cigarrillo que, por supuesto, apagaban en cuanto veían a un niño cerca. Démosle el aplauso que se merece.

5 comentarios:

  1. Mira que el argumento que dejas en tercer lugar es malo, pero es que tu razonamiento posterior para desacreditarlo es de parvulitos.

    Que la sociedad mejoraría con menos prohibiciones y más educación tiene más sentido que pensar que con prohibiciones, sanciones y leyes se evitan ciertos comportamientos.

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  2. Sí, anónimo, mi razonamiento posterior es sólo una generalización repleta de candor infantil. En realidad creo que la peña se queja de las prohibiciones por motivos menos nobles e ideales: lo hace sólo cuando la prohibición aprieta donde les duele el zapato. Cuando las prohibiciones aprietan en el zapato de otro nadie saca este argumento a relucir. Si fuera entonces cuando se usara habría que tomárselo más en serio.

    Este año, tras la cabalgata, los bares se llenarán como siempre de familias con sus niños que van a tomar algo para entrar en calor y nadie fumará gracias a que la educación recibida nos enseñó que debemos respetar las leyes que nos damos. Y así con todas las leyes. Y las que creamos injustas, podemos cambiarlas. No suena tan mal.

    ¡Salud, nos vemos en los bares!

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  3. Defenderás las leyes de tu ciudad como a sus murallas (pero fumarás fuera de ellas, jejeje)

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