Es que resulta desconcertante que haya gestores de la cosa pública que consideren que lo público es intrínsecamente perverso, que la única solución es la privatización. Como si el Parlamento, elegido por todos los españoles, estuviera condenado por los hados a elegir malos presidentes de RTVE aunque lo hubieran hecho, como ocurre ahora, por consenso. Como si a la cúpula directiva de cualquier conglomerado mediático le resultara metafísicamente imposible manipular o mentir. Como si Berlusconi ofreciera a los italianos una mala tele pública por ser pública y una buena tele privada por ser privada, en vez de ofrecer lo que ofrece porque es Berlusconi.¿Manipula TVE? Ana Pastor en “Los desayunos de TVE” planteó asuntos incómodos, preguntó y repreguntó a Dolores de Cospedal. Pero no deberíamos atacar al mensajero y matar su caballo, sino defender un modelo de tele pública en el que el mensajero pueda plantear asuntos incómodos, pregunte y repregunte a todo el mundo.

























