16/12/12

VIEJOS AMIGOS

Según un reciente trabajo del Instituto para el Estudio de Relaciones Humanas que no Funcionarán, perteneciente a la Universidad de Milwaukee, uno de cada cuatro norteamericanos señala a “Los Simpson” como la relación personal más prolongada en el tiempo que han mantenido con alguien que no pertenezca a su familia. El padre, la madre, los hermanos y hermanas, yernas, nueros y avunculados, nos vienen impuestos. Pero las parejas y amigos los seleccionamos dentro de nuestras posibilidades adquisitivas, lo que provoca que estas relaciones puedan ser más inestables que las primeras. Marge y Homer, Bart, Lisa y Maggie han alcanzado ya su vigésima segunda temporada y estos días Antena 3 la estrena para todos nosotros. Ya son veintidós años, tiempo suficiente para que una relación atraviese todos los estadios previos a su establecimiento sereno, sólido y definitivo como una pieza fundamental de nuestra red social. Repitamos el dato inventado: “Los Simpson” suponen la relación humana más estable y significativa que ha conseguido establecer el veinticinco por ciento de los estadounidenses.

No escuchan atentamente nuestros problemas, pero nos hacen olvidarlos durante media hora al día. No comen, beben y ríen con nosotros cuando nos reunimos para pasarlo bien, pero tenemos la certeza que ellos serían bienvenidos en nuestras fiestas y nosotros en las de ellos. Nunca nos alaban, pero nunca nos reprochan nada. Tienen la desventaja de no ser reales -a diferencia de algunas parejas y amigos-, pero también tienen la ventaja de no ser reales -a diferencia de algunas parejas y amigos-. Ya no tienen el brillo fascinante de sus comienzos, sino la sencilla dignidad de una rutina meritoria, como las más hermosas y duraderas historias de amor y de amistad. Pregúntese a cuántas personas conoce desde hace veintidós años con la solidez y la complicidad con la que conoce a Homer Simpson. Quizá esté usted más cerca de lo que cree de formar parte de ese veinticinco por ciento.

1 comentario:

  1. Indudablemente yo forma parte del porcentaje de hombres que se sienten tan identificados con Homer que, a veces, podrían ser su doble.
    Dices que no son reales, -a diferencia de algunas parejas y amigos-; yo digo que no son reales, -a semejanza de algunas parejas y amigos-. Es más, la mayoría de las veces son de una realidad aplastante, mucho más que muchísimas personas de carne y “güeso”.
    Espero que no me dejen nunca, pero que también desaparezcan conmigo. No me gustaría perderme el final de sus “aventuras cotidianas”.

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