8/8/15

PLOMO EN LOS ZAPATOS


Es evidente que las bicicletas son para el verano, pero no es claro y distinto que series como “Hijos del Tercer Reich” (La 1) también lo sean. Y, sin embargo, lo son. El calor, la caña de cerveza, la playa, la montaña, el ventilador y los posados de los famosos mostrando lo que quieren mostrar no son incompatibles con la profunda reflexión sobre el nazismo en particular y la naturaleza humana en general que propone “Hijos del Tercer Reich”. Es más, creo que TVE acierta con el desafío que supone mezclar las amables bicicletas típicas de la programación veraniega con una serie dura, a veces conmovedora y casi siempre tan triste como las redes según el cartero de Pablo Neruda.
 
El verano puede hacernos olvidar el sentimiento trágico de la vida del que hablaba Unamuno, porque del mismo modo que, aunque lo creamos por autoridad, no sabemos que tenemos corazón, estómago o pulmones hasta que nos duelen, tampoco sabemos que los seres humanos somos capaces de hacer cosas horribles hasta que nos duele verlo en el telediario, en un documental o en una serie como “Hijos del Tercer Reich”. Es el dolor físico, dice Unamuno, el que nos revela la existencia de nuestras propias entrañas, y es el dolor de la historia (aunque sea la historia a través de una serie de televisión) el que nos revela la existencia de un corazón incapaz de pensar, un estómago que digiere esvásticas o un pulmón que se limita a obedecer órdenes. Otras series televisivas nos revelan la existencia de unas entrañas diferentes, por supuesto, y películas como “El tigre de Chamberí” (La 2) nos reconcilian con la entraña buena del ser humano. Pero recomiendo a los espectadores veraniegos que no huyan de “Hijos del Tercer Reich” y que, si es necesario, hagan como el poeta griego Filetas de Cos, que era tan flaco que llevaba los zapatos lastrados con plomo para no ser arrastrado por el viento. En el verano es fácil que el viento nos lleve lejos del mundo, y eso no es malo. Como tampoco es malo lastrar nuestros zapatos con plomo para seguir por la noche las aventuras de Wilhelm, Greta, Friedhelm, Charlotte y Viktor después de haber pasado la tarde paseando en bicicleta.

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