22/11/15

MALTRATADOR MAYOR

¿Alguien se imagina un programa llamado “Cuñado mayor” en el que cada semana se aborde un caso real de maltrato machista? Durante los quince primeros minutos vemos imágenes reales del maltrato que sufre la mujer, cómo el marido la humilla, la insulta en medio de gritos extremadamente violentos, le arroja objetos a la cara, rompe el mobiliario de la casa mientras ella llora aterrada. El cámara está a metro y medio filmándolo todo sin intervenir. Y después aparece un listillo muy profundo sin acreditación profesional y se pone a hacer jueguecitos con el maltratador hasta que el delincuente ve la luz y -siempre delante de las cámaras- se compromete a cambiar de actitud. Inimaginable, ¿verdad? ¿Por qué toleramos entonces el “Hermano mayor” del pasado viernes, en donde lo único que cambia es que el maltratador en vez de ser el marido es un hijo mayor de edad de la mujer? La violencia, el terror, la valoración de la mujer como algo que no merece el menor respeto son los mismos. ¿Cómo es posible que, ante el delito que están filmando, los responsables de “Hermano mayor” no interrumpan la grabación y llamen a la policía?

A ver si entendemos la diferencia entre “Supernanny” y “Hermano mayor”. En “Supernanny” una psicóloga aplica técnicas eficaces ante casos de comportamientos inadecuados de niños pequeños, en donde el niño no ajusta su conducta a lo que se espera de él por estar siendo filmado ni actúa como modelo para otros niños. En “Hermano mayor” alguien sin ninguna formación aplica técnicas que se le ocurren sobre la marcha ante casos delictivos de maltrato, en donde la situación de ser filmado contamina por completo el comportamiento del maltratador y su supuesto cambio, y cuya emisión por televisión puede reafirmar y modelar el comportamiento de otros jóvenes más sensibles a la fascinación violenta que a las reflexiones éticas. Resumiendo: todo apunta a que “Supernanny” cura, pero “Hermano mayor” enferma. Y esta enfermedad se emite en el prime time del viernes como un espectáculo más entre “Sálvame” y “Tu cara me suena”.

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