22/8/16

HACHAS, ESPADAS Y NO


La serie documental “El guerrero más letal” (Odisea) compara dos guerreros históricos, analiza sus puntos fuertes y débiles, prueba sus armas y, al fin, los expertos deciden qué pasaría si esos guerreros se enfrentaran. Un ejemplo. ¿Qué pasaría si se enfrentaran el rebelde escocés William Wallace y el jefe tribal zulú Shaka? ¿Qué es más peligroso, el enorme hacha del zulú, o la enorme espada del escocés? El combate tiene inevitables referencias cinéfilas porque William Wallace está ya forzosamente asociado a Mel Gibson con la cara pintada de azul en “Braveheart” y es difícil pensar en los zulúes sin que nos venga a la cabeza la película “Zulú”, en la que cuatro mil guerreros zulúes se enfrentaron a los invasores británicos. Así, entre el cine de aventuras y los expertos que prueban el hacha zulú con una pierna de un buey o clavan el escudo escocés con punta en un maniquí, el combate entre William Wallace y Shaka queda reducido a una especie de inofensivo videojuego que, según el programa informático de “El guerrero más letal”, terminaría con la victoria del escocés.

Otra cosa es cuando en “El guerrero más letal” se enfrentan un terrorista del IRA y un talibán. No es lo mismo. Wallace y Shaka tienen la ventaja del tiempo, de forma que el teórico enfrentamiento entre el escocés y el zulú está al nivel del imposible enfrentamiento entre un guerrero homérico y un legionario romano o, si me apuran, entre un marine estadounidense y un extraterrestre de “Independence Day”. Otra cosa es cuando se analiza, con absoluta falta de contextualización y de análisis, el combate entre un miembro del IRA y un soldado talibán. Da un poco de miedo, y roza el mal gusto. Ver a los expertos discutir sobre si las tácticas urbanas y armas de los terroristas del IRA podrían derrotar a las armas y tácticas guerrilleras de los talibanes no puede compararse con el análisis de los defectos y virtudes del hacha zulú y la espada escocesa. Creo que sería necesario establecer un límite histórico, y decidir dónde está ese límite podría ser una buena idea para un documental veraniego emitido en Odisea. Sin límites, un capítulo de “El guerrero más letal” podría analizar las mochilas explosivas de los terroristas del Estado islámico y las bombas que caen sobre Alepo con ingeniosas recreaciones y chispeantes comentarios de los expertos. Y no. 

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