29/1/17

"LETIZIA"

¿Pero qué está pasando con las reinas en las series de televisión? En un corto intervalo se han lanzado “Victoria” y “The crown”: la primera, producida por ITV, narra los años iniciales del mandato de la reina Victoria en el Reino Unido de mediados del siglo XIX; la segunda, responsabilidad de Netflix, hace lo mismo pero cien años más tarde y alrededor de la figura de Isabel II de Inglaterra. Y esta semana, TVE, que ya programó “Isabel” en pasadas temporadas contando la historia de nuestra Reina Católica, ha estrenado “Reinas”, una peculiar serie de José Luis Moreno (¿¡!?) acerca de la rivalidad entre María Estuardo, reina de Escocia, e Isabel I, reina de Inglaterra -háganme caso, por favor, googleen “jose luis moreno reinas guionistas” si quieren partirse el culo de risa con la surrealista historia de los falsos nombres de los guionistas que Moreno ha usado para presentar su serie y ocultar sabe dios qué-.

Reinas por todas partes. Propongo la multiplicidad de audiencias como hipótesis para explicar este auge ginecomonárquico. Las series normales tienen un único perfil de espectador, pero “Victoria”, “The crown” o “Reinas” tienen al menos tres: ¿te gustan las series históricas como “John Adams”? Te gustará “Victoria”, que narra hitos en la formación del imperio británico a través de sus protagonistas; ¿te gustan los culebrones vintages como “Downtown Abbey”? Te gustará “The crown”, que se deleita en interiores lujosos y jovencitas aristócratas enamoradas de apuestos machirulos; ¿te gustan series parapsicológicas como “Stranger things”? Te gustará “Reinas”, ya que una mujer ostentando un poder político en una ficción de José Luis Moreno es un fenómeno paranormal a la altura de las puertas espaciotemporales o los viajes a otras dimensiones.

Así que habrá que hacerse a la idea de que cualquier día alguna cadena va a realizar “Letizia”, una serie que cuente la ascensión que por amor realizó una joven periodista desde un modesto periódico de provincias hasta el trono de la corona española, sacrificando por tal romántico empeño sus convicciones y su esquema corporal. Eso sí, agradeceríamos que José Luis Moreno no tuviera nada que ver en este proyecto. Si tenemos que soportar semejante atrocidad, al menos que la produzca Netflix: nos aseguramos unas cuantas escenas de sexo sofisticado (pfff…) y unos títulos de crédito en donde aparezcan guionistas que existen de verdad.

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