14/3/17

CORRUPTOS, GOLFOS, TRAMPOSOS Y VIVIDORES


“iFamily” no defrauda. TVE, tampoco. En eso se parecen. Un personaje de “iFamily” finge estar en coma. TVE finge no estarlo. En eso se diferencian. Quienes tuvieron la santa paciencia de comerse el plato enterito del primer capítulo de esta serie (desde el punto de vista numérico, pocos. Desde el punto de vista humanitario, demasiados) confirman lo que se veía venir de lejos.

Y de lejos no se veía venir nada bueno: “iFamily” es una nueva serie familiar para toda la familia que, primero, se veía venir que no iba a ser nueva y no lo fue a no ser que uno no hubiera visto la tele en los últimos treinta años; que, segundo, se veía venir que no iba a ser para toda la familia y no lo fue a no ser que uno no se quisiera nada ni a sí mismo ni a su familia; y que, tercero, eso sí que sí, se veía venir que iba a ser familiar y lo fue. Familiar a más no poder. Tan familiar que primero supimos que su productor había sido productor de “Ana y los 7”. Tan familiar que después supimos que su guionista había sido guionista de “Ana y los 7”. Y tan familiar que, cuando vimos la foto familiar de la serie en la presentación antes del estreno, nos resultó, efectivamente, familiar. No había siete niños porque hay que ahorrar, pero había cuatro. No estaba Ana Obregón porque hay que respetar la Convención de Ginebra, pero estaba Antonio ‘Serrano’ Resines.

Hoy por la noche emiten el segundo capítulo de “iFamily”. Avisados están como avisados estaban quienes picaron y vieron el primero. De todas formas, algo bueno tiene. Quien se perdiera las series españolas más rancias de las últimas décadas y quisiera recuperarlas, puede recurrir a “iFamily” para ver un compendio. Y si en los noventa la serie “Lleno, por favor” sirvió para que los españoles comprendiéramos que un franquista nacionalista machista podía ser un tipo simpaticote y entrañable, ahora “iFamily” puede servir para que TVE nos haga comprender que los entrañables y simpaticotes del presente son los corruptos, golfos, tramposos y vividores. Así, cuando vemos los telediarios, se nos hacen más llevaderos.

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