23/12/17

"TREINTA Y SIETE ESCAAAAÑOS"


Propongo que los resultados de las próximas elecciones se decidan mediante un sorteo. Y propongo que los resultados de la próxima lotería de Navidad se decidan mediante una votación. Sólo para ver qué pasa. Durante un par de días las pantallas se han llenado de cifras, y el futuro, la esperanza y la victoria se han convertido en una cuestión numérica. Todo lo que existe, existe en una determinada cantidad, aunque en ocasiones los dígitos no tengan una naturaleza cuantitativa -los números de lotería- ni cualitativa -los números de escaños-. El deseo de que el premio gordo se encuentre muy repartido tiene algo de anhelo democrático, y las oscilaciones que ponen o quitan una mayoría absoluta saben a azar y teoría del caos.

Así que imaginemos un Al Rojo Vivo -en la mesa Xavier Sardá, Ignacio Escolar, Pablo Simón- con Ferreras retransmitiendo el sorteo de las elecciones catalanas. Dos niños de San Ildefonso se hallan ante dos bombos que comienzan a girar. Dos bolas caen a las copas. “Esquerra Republicaaaana de Catalunya” canta uno de los niños, “treinta y dos escaaaños” contesta el otro. “Ciuuudadanos”, “treinta y siete escaaaaaños”, y la mesa de laSexta se vuelve loca. “¡Ya tenemos el ganador de las autonómicas!”. E imaginemos también un Espejo Público -en la mesa Albert Castillón, Elisa Beni, Pilar Cernuda- con Susanna Griso retransmitiendo el escrutinio de las elecciones al gordo de Navidad. Apoderados, mesas, defensores de los números primos aportando observadores que eviten el pucherazo. Con el noventa y cinco por ciento del voto escrutado ya se puede saber casi con seguridad qué número será el premiado.

“Detrás de los números hay personas”, dice alguien. “¡Pues que se aparten!”, contesta El Roto. Tras las doce horas que mediaron entre los 70 escaños independentistas y el 71198 como gordo de Navidad, ya no sé qué es peor, que los números no dejen ver a las personas o que las personas no dejen ver a los números.

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