14/8/18

PONGA UN FILÓLOGO EN SU SERIE

Propongo la creación del concepto de “ambientación lingüística” para las series de televisión. Uno de los aspectos en los que han mejorado extraordinariamente las ficciones de nuestras pantallas es el cuidado con el que se mima la ambientación de las épocas en las que transcurren. Los peinados, los muebles, la ropa están atendidos al detalle para que se ajusten exactamente a lo que se usaba en cada momento. Los objetos de cada siglo, incluso las gamas de colores propias de la moda de cada década. Pero nadie cuida la ambientación lingüística, que debería ser igual de importante. Veamos el siguiente ejemplo, tomado de la por otra parte excelente serie de Movistar+ “El día de mañana”. Club nocturno de Barcelona, 1969. El ambiente está perfectamente reproducido: la ropa de los asistentes, las bebidas, la música que suena y la forma como bailan. Pero entonces un treintañero se acerca a una pareja de amigos que hablan de negocios y dice: “eh, que aquí hemos venido a divertirnos, no a comer la cabeza a los demás”.

¿“Comer la cabeza”? ¿1969? Sentí como si en ese momento el protagonista hubiera sacado un iPhone del bolsillo. Y no es el único ejemplo: su hermano, un peluquero de extracción humilde, se refiere a él diciendo que “vive en una realidad paralela”. En otro momento, niñatos de la gauche divine barcelonesa utilizan el término “pringao”, cuyo uso en aquellos años aún no había salido de la jerga de los quinquis y mercheros. Un oligofrénico que vive en la Cataluña profunda habla con un conocido y le dice que “las tortugas quitan las malas energías”. En los títulos de crédito finales de cada capítulo aparecen decenas de profesionales que se ocuparon del vestuario, maquillaje y peluquería, todo tipo de ayudantes de dirección y producción. Pero no se encuentra un simple “ambientador lingüístico” que se ocupe de que el habla de los personajes se ajuste tan precisamente a la época en donde transcurre la acción como la ropa o los coches. Con lo sencillo que sería y los chirridos que nos evitaría poner un filólogo en cada serie…

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