14/5/19

ÁNIMO, MAESTROS


Nuestro sistema educativo pretende muchos y grandiosos objetivos. Nadie incluiría entre ellos algo tan tontorrón como conseguir que la ciudadanía sepa cuáles son los cinco continentes. Hasta ahora. Que nuestros niños sepan la lista de continentes es ahora fundamental para que el día de mañana no acaben convertidos en personajes risibles, en contramodelos sociales, en animales enjaulados en manos de un jefe de pista que los utiliza en su sucio negocio. O sea, hay que saber los continentes para no acabar siendo una oveja más en el rebaño de Telecinco.

El otro día, en una de esas pruebas ridículas con que intentan animar el cotarro en “Supervivientes”, hicieron a los concursantes varias preguntas de cultura general. Ya se sabe que a los espectadores habituales de estos ‘realities’ les encanta sentirse superiores a los personajes que por allí pululan, así que las preguntas son siempre muy sencillas para abaratar y universalizar la burla en cuanto alguien falla. Lo que no tienen en cuenta son los enormes daños sociales que causan con esta estrategia. Las tres concursantes que se enfrentaron a que Lara Álvarez les preguntara con aviesa intención“¿Cuáles son los cinco continentes?” dieron estas tres respuestas: “Oceanía”, “Europeo” y “No se” (así, sin tilde).

Y ahora los maestros tienen que enfrentarse al desastre. Deben dejar de lado otros objetivos estupendos del sistema educativo para arreglar esto. Es urgente. Que manden sus programaciones a freír churros y dediquen lo que queda de curso a conseguir que los niños españoles sepan los continentes. Una sociedad moderna y justa no puede permitir que fracase el ascensor social que es la educación universal, pública y gratuita. Nuestros niños deben estar capacitados para enfrentarse a un futuro laboral provechoso en el que no tengan como única salida para ganarse la vida ser concursantes de “Supervivientes”. Y de la Antártida, ya ni hablamos.

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