11/5/17

LA TEORÍA TELECÍNQUICA DEL AMOR

Que la cadena con mayor índice de telebasura en este brazo de la Vía Láctea sea también la cadena que dedica un mayor número de programas al amor debería hacernos reflexionar acerca del amor. Desde (casi) siempre el amor ha sido la coartada perfecta para el ejercicio de violencias y maltratos, para la perpetuación de injusticias y el mantenimiento de estructuras de poder. También se invoca cada vez más al amor desde la mayor de las cobardías, desde un infantilismo y una cursilería baratísima que se disfraza de superioridad moral y de poesía. Un repaso a los programas dedicados al amor con los que Telecinco rellena su fosa séptica –“Mujeres y hombres y viceversa”, “Sálvame”, los grandes hermanos- muestra, efectivamente, a un numeroso grupo de individuos profundamente enamorados. Están muy enamorados, sí, aunque conviene saber de quién: de sí mismos. Al igual que pensar no es ni bueno ni malo -depende de lo que pienses-, leer no es ni bueno ni malo -depende de lo que leas-, o tener ideales no es ni bueno ni malo -depende de cuáles tengas-, también la valoración del amor debería fijarse menos en su intensidad y más en el objeto. ¿Amar es bueno? No sé, depende a quién o a qué.

Telecinco ha estrenado una nueva edición de “Lo que necesitas es amor”. Ahora se llama “All you need is love… o no” por el mismo motivo por el que “La guerra de las galaxias” ahora se llama “Star wars”. Y de nuevo asistimos al desfile habitual dentro de la teoría telecínquica del amor: personas muy pero que muy enamoradas de auténticos mentecatos -mayoritariamente ellas mismas y, en una proporción menor, otras personas-. Encontrar un miligramo de autenticidad en un plató de televisión, con sus focos, sus maquillajes, David Guapo, un personaje de “The walking dead” como Risto Mejide y la mosca de Telecinco en una esquina, se me figura una tarea tan complicada como encontrar una pincelada de Botticelli en un video juego ATARI. Una vez más Telecinco nos ha vuelto a demostrar lo enamoradísima que está, especialmente de sí misma. ¿Por qué lo llaman “amor” cuando quieren decir “la mierda de la telebasura de siempre”?

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