Mire usted, Telecinco estrenó el otro día "Las joyas de la corona" y era obvio que estábamos ante el mayor bodrio de la historia de la televisión galáctica. Ricos arrogantes, auténticos contramodelos del tipo de ciudadanos que todos desearíamos para nuestra sociedad, riéndose de pobres atontados, personas a las que tampoco confiaríamos ninguna responsabilidad en ningún ámbito de nuestras vidas, con la excusa de enseñarles los códigos de estilo de las clases altas. Sencillamente asqueroso, valoración cuya traducción al latín figura en el escudo de armas de Telecinco. Pero yo no me exiliaba por eso, qué va. Mi verdadero motivo para borrarme del censo de españoles era la seguridad que tenía de que la vileza de Carmen Lomana y Jordi González iba a arrasar en audiencia, se lo iba a comer todo en un verano siempre tan proclive a la pereza y la sordidez. Y no. Acabo de leer los datos y resulta que "Los Tudor", una serie de gran calidad que emite la televisión pública, ganó el pulso contra la basura de la televisión privada.Así que me quedo aquí. Esto me hace sentirme orgulloso de mi país más que ningún éxito deportivo. Interrumpan por favor los trámites para mi cambio de nacionalidad... ¿Cómo? Hombre, unos días de turismo no le digo yo que no... Y el pez globo, exactamente, ¿a qué sabe?




































