“Sobreviviendo a Picasso” (James Ivory, 1996), narra la fascinante vida del pintor cubista y andaluz. Los productores de la película no pudieron conseguir los derechos para poder incluir en la cinta ninguna imagen de ningún cuadro de Picasso, por lo que en muchas escenas vemos a Anthony Hopkins (Picasso) tomado en planos frontales mientras está pintando sin que en ningún momento lleguemos a ver qué es lo que está pintando.
Así que seguramente estos dos filmes sirvieron de inspiración a Fernando Merinero cuando abordó la tarea de rodar el documental “Las huellas de Dylan”, emitido la noche del domingo en La 2 como celebración del septuagésimo aniversario del artista, del profeta. “Las huellas de Dylan” es una crónica de la gira que el mejor escritor de canciones de la historia ruló por España durante el verano de 2004... sin que en ningún momento veamos ninguna imagen de Bob Dylan o escuchemos ninguna canción tomada de esos conciertos. El control paranoico que el viejo bluesman ejerce sobre todo lo que le rodea obligó a Merinero a centrarse en los espectadores, en Joaquín Sabina, en más espectadores, en Christina Rosenvinge, en más peregrinos, en Benjamín Prado, en Amaral. Y el resultado (¡bravo!) es puro Dylan: iconoclasta, como la película de Akkad, enigmático, como la película de Ivory. Feliz cumpleaños, maestro.



























