Las emocionantísimas palabras de Kalman Taigman y Samuel Willenberg, los dos últimos supervivientes de Treblinka, en el documental “Treblinka, el campo de la muerte” (La 2) son la mejor medicina contra la barbarie siempre al acecho, contra la falta de compasión y contra el olvido controlado de la historia. ¿Los padres deberían poder prohibir, si les parece conveniente, que sus hijos vean en la escuela documentales sobre el campo nazi de Treblinka? ¿No debería “Treblinka, el campo de la muerte” formar parte de la programación de la asignatura de Religión Católica y, también, de Cultura Clásica?
Treblinka no fue como Auschwitz, donde había una enorme población reclusa que se utilizaba como mano de obra esclava, sino un campo cuyo único propósito era el exterminio masivo. Samuel Willenberg dice, al final del documental, que en Treblinka dejó de creer en Dios porque Dios no intervino en aquel horror inimaginable, no se dejó ver, no envió ni una sola señal, no hizo nada para evitar que Franz Stangl y Kurtz Franz, comandante y subcomandante del campo, dirigieran Treblinka con una eficacia industrial y un sadismo sin límites. En Treblinka fueron asesinadas más de ochocientas mil personas. ¿Dónde estaba Dios, mientras tanto? Todos nos adormecemos alguna vez ante el mal, decía santo Tomás de Aquino; pero Dios no debería haberse dormido en Treblinka y, aunque no fue responsable de la llamada “solución final”, sí lo fue de no haber hecho nada para evitar el mal absoluto. En su “Heracles”, Eurípides niega que los dioses puedan comportarse inicuamente y, en esa obra, Heracles dice que no cree que los dioses se complazcan en relaciones ilícitas, y que eso no son más que despreciables cuentos de aedos. Pero Heracles es víctima de los celos de Hera, y los dioses griegos son adúlteros, ladrones, vengativos y celosos. Si los dioses actúan con bajeza, no son dioses, dice también Eurípides. De acuerdo, pero ¿no es peor la inacción de los dioses que las conductas vengativas o celosas? ¿No entendemos mejor a un Zeus enfadado que a un Dios mudo?
Mañana, en clase de Religión, los estudiantes deberían reflexionar sobre la mudez de Dios en Treblinka, y en clase de Cultura Clásica tendrían que imaginar qué habría hecho Zeus en Treblinka. Y, mañana y siempre, no debemos olvidar que Treblinka existió. Seguimos sin noticias de Dios.
3 comentarios:
Pedazo de artículo. Año 2020 del siglo XXI y la religión y la iglesia campando a sus anchas. Qué pena...
Rico, al menos pa mi tu yes un SemiDios (por lo menos), gracias por el artículo
Rico, no se te ocurra largarte.Eres la luz que nos guia en esta noche larga.
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