27/8/19

SÍNDROME POSTANTEPREPOSTVACACIONAL


Ustedes disfruten de agosto si quieren, pero les aviso de que Susanna Griso y Ana Rosa Quintana ya están calentando en la banda. En septiembre volverán y contarán, un año más, que lo que toda la vida de Dios fue estar como si nos llevaran los demonios porque se acababan las vacaciones ahora se llama síndrome postvacacional y da para media hora de tertulia. Este moderno mal tiene la ventaja de que dura tan poco como el bronceado, y la desventaja de que quienes nos olemos la tostada desde lejos ya estamos a finales de agosto de mal café viéndolas venir. El día que los magacines matinales necesiten rellenar otra media hora, dirán que de mal café nada y bautizarán este mal como síndrome prepostvacacional.

Pero les llevo ventaja. Ya a principios de verano —mucho antes de los nuevos síntomas de irritabilidad, ansiedad y ganas de que las vacaciones sean eternas que caracterizarán el síndrome prepostvacacional como antesala de la habitual irritabilidad, ansiedad y ganas de que las vacaciones sean eternas que ya caracterizan el síndrome postvacacional— sufrí unos prematuros síntomas de irritabilidad, ansiedad y ganas de que las vacaciones sean eternas que podrían parecer simple mal humor, pero que sería más mediático llamar síndrome preprepostvacacional. Este inesperado síndrome comenzó el día en que Màxim Huerta estrenó en La 1 su programa matinal “A partir de hoy” y estaba causado por el temor de que el magacín veraniego se convirtiera en fijo en septiembre.

Pues tenemos malas noticias. TVE acaba de comunicar que, como sospechábamos, Huerta renueva y desde septiembre competiría por el trono de las mañanas con Griso y Quintana, su exjefa. Nada más saber la noticia, remitieron los anteriores síntomas del síndrome anteprepostvacacional y comencé a experimentar los del síndrome postanteprepostvacacional. Adivinen cuáles son, que, aunque estoy de un humor de perros, a mí me da la risa decirlos.

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