30/11/16

ODM


No sé si será bueno o malo (me inclino a creer que es malo), pero el filósofo Byung-Chul Han tiene razón cuando dice que vivimos un mundo muy pobre en interrupciones, es decir, en entretiempos. La vacilación no es una acción positiva en sí misma, pero vacilar es indispensable. Sin embargo, nos hemos acostumbrado a pasar sin vacilación alguna del Nobel de Bob Dylan a la victoria de Donald Trump, de Halloween al “Black Friday” de los huevos, y de la muerte de Leonard Cohen a la dormición de Fidel Castro. Así, sin más. ¿Hay algo que se mueva por debajo de todos los acontecimientos que se suceden sin pausa y que nos permita saber que, aunque es imposible bañarse dos veces en el mismo río de la actualidad, seguimos aquí y somos quienes somos? Pues sí. El fútbol.

El partido Barça-Madrid, que los más modernos llaman “El Clásico”, navega entre Dylan, Trump, las fiestas incomprensibles, las orgías consumistas, el poeta muerto y el revolucionario en tránsito como si fuera una canción de Barry White en una cita a ciegas entre una concejala de Ciudadanos y un estudiante de Administración y Dirección de Empresas en la UCAM. No sabemos qué tienen el “Clásico” y Barry White, pero ahí están. Messi contra Ronaldo. Pues bien, la semana pasada vi en Paramount la película “Soldado de fortuna”, protagonizada por Jean-Claude Van Damme, en la que un boxeador tiene que enrolarse en la Legión Extranjera para escapar de la Mafia, y entendí que la MSN culé y la BBC merengue también están formadas por soldados de fortuna que se buscan la vida en la Legión del Barça o del Madrid. Así que hoy, puede que todavía alelado por haber pasado sin interrupción de Trump a Castro, no sólo sostengo que no hay nada de malo en ser mercenario del fútbol, sino que propongo formar una Legión Extranjera de políticos y artistas que no nos hagan pasar tanta vergüenza ajena como ese tipo que intentó convencernos de que su partido echó a Rita Barberá para protegerla de las hienas. Ya sé que Obama no es gran cosa, pero ahora que queda libre ¿no podríamos pagarle un sueldo para que sustituya a Felipe González en su papel de jarrón chino? ¿Aceptaría Dylan un puesto de Director General de algo? Oye, Angela Merkel, ¿no te apetece dejar de ser canciller un ratito y presentar las campanadas de fin de año desde la Puerta del Sol recortando la tontería? Ni MSN, ni BBC: ODM. Obama, Dylan y Merkel. Será por dinero…

29/11/16

EL HBOÍSMO EN MERCADONIA

Olvídense de las naciones. Las naciones eran una cosa antigua que existía antes de que Mercadona abriera sus veinte millones de tiendas. Uno era español, o belga, o yugoslavo. Pregunten a sus abuelos. Ahora uno es de Apple, o de Samsung, o de Sony. Nadie sabe cuándo fue, pero tuvo que haber un día concreto, un martes o un sábado, en el que las grandes empresas dejaron de vender dentífricos y tabaco y empezaron a vender identidad grupal. El pasado domingo una alta directiva de Mercadona salió en “Salvados” y recitó memorísticamente varias veces que ellos no eran más que una tienda de lechugas. Pero mentía. El black friday ya es vivido por buena parte de nuestros conciudadanos con más implicación emocional que muchas fiestas nacionales. El programa de Évole no trató sobre consumo sino sobre política, sobre un nuevo Estado transversal; no trató sobre Mercadona sino sobre Mercadonia.

Olvídense de las religiones. Las religiones eran una cosa antigua que existía antes de que llegase la HBO a España. Desde ayer contamos en nuestro país con una nueva plataforma de series en la que creer. Ya teníamos Netflix y Movistar+. Ahora llega a convencernos de su credo la autora de “Juego de Tronos”, “Los Soprano” o “Westworld”. Nadie sabe cuándo fue, pero tuvo que haber un día concreto, un martes o un sábado, en el que las series de televisión dejaron de ser un entretenimiento menor protagonizado por actores retirados del cine y se convirtieron en las principales creadoras de referentes colectivos. En su función de proveer de relatos mitológicos a la población, no se diferencian las series de televisión de las narraciones homéricas o las vidrieras de las catedrales barrocas; solamente lo hacen de formas miles de veces más potentes. Por 8,90 euros al mes y el primer mes gratis no ha llegado la HBO, ha llegado el hboísmo.

Ha llegado el hboísmo a Mercadonia. Ya tenemos en qué creer y dónde creerlo. Lechugas y khaleesis regulando los tiempos y las narraciones que prescriben cómo vivir en sociedad.

28/11/16

SABER Y GANAR TUNE CHALLENGE



Propongo el Saber y Ganar Tune Challenge. Mucho menos agresivo que el Ice Bucket Challenge -aquello de hace un par de años cuando la peña se tiraba por encima un cubo de agua helada-. Más sustancioso que el Mannequin Song Challenge -esto que se está haciendo ahora cuando la peña se queda inmóvil imitando a un maniquí mientras le graban y suena una canción-. El nuevo Saber y Ganar Tune Challenge está llamado a ser el reto definitivo, a marcar un antes y un después en las redes sociales, a convertirse en el homenaje definitivo a Jordi Hurtado ahora que ya nadie duda de que es el último de los inmortales que queda vivo.

Partamos de un axioma: nadie puede tararear la melodía de "Saber y Ganar". Sé que usted, amable lector, acaba de hacerlo mentalmente y cree que sí puede hacerlo. Se equivoca. Ese “tata ta tatán tatatatatá” que para usted es una reproducción exacta de la sintonía jamás sería reconocida como tal por ninguna otra persona. Cántesela a quien tenga cerca y lo comprobará. Y si usted pide a otra persona que le cante a usted esa melodía jamás pensará que la otra persona lo está haciendo bien. Estamos ante lo que técnicamente se conoce como una IST (“Impossible to Sing Tune”, melodía imposible de cantar). Conozco a una pareja que se separó por sus diferencias irreconciliables a la hora de tararear esa sintonía de S&G (no, no es Simon & Garfunkel, es "Saber & Ganar"). Otras dos parejas de amigos han decidido tomarse un tiempo.

Es por eso que el Saber y Ganar Tune Challenge va a convertirse en el fenómeno viral más planetario desde la gripe A. Es muy sencillo: grábese cantando la melodía del concurso y cuélguelo en sus redes sociales. Después compruebe cómo todos los tarareos son diferentes y ninguno de ellos tiene nada que ver con la melodía original. Y ofrezcamos los beneficios de la campaña a alguna causa humanitaria, por ejemplo, apoyar a los que padecieron enfermedades pulmonares tras el Ice Bucket Challenge o donar el dinero para investigar las tendinitis y los calambres producidos por el Mannequin Song Challenge. Tata ta tatán tabadabadaaaaaa…

27/11/16

LA EVOLUCIÓN DE "ÓRBITA LAIKA"


Antes de permitirse el lujo de hacer malos programas de ciencia, TVE debería hacer más de un solo programa de ciencia. Antes de decir lo malo que es un programa de ciencia de TVE, deberíamos ver más de un único programa de ciencia en la tele pública. Así que hablemos con tiento de “Órbita Laika” (noche de los martes, en La 2), un programa de ciencia único que es nuestro único programa de ciencia.

Digamos que “Órbita Laika” tiene unas temporadas, unas secciones y unos momentos mejores que otros. Por ejemplo, tal vez las dos temporadas anteriores fueran mejores que la actual. O puede que las añoremos solo porque había buenas secciones y grandes colaboradores que ya no están. Como la salerosa matemática Clara Grima, o el siempre eficaz Luis Alfonso Gámez, martillo de embaucadores, que hizo una gran labor a pesar de disponer de apenas tres minutos para desenmascarar pseudociencias en su sección “El archivo del misterio”: ovnis, espiritismo, antivacunas, reiki, horóscopo… vale la pena regalarse un paseo por la web de TVE.

No me quejo, claro, porque en esta temporada “Órbita Laika” hizo todo un programa contra la pseudociencia, y contó incluso con el gran Richard Dawkins dando leña a las supersticiones, a la homeopatía y dejando, de paso, un pildorazo de los suyos: “La mayor superstición de todas es la religión” (¿emitirán alguna vez este espacio tras la “Santa misa”?). Pero, no sé, es que ya es mala pata que usaran como “promo” un error de Goyo Jiménez, actual presentador, cuando bromea con un colaborador: “Según Darwin, ¿qué sucede con el individuo que no se adapta con rapidez?”, le pregunta. “Pues, no lo sé”, contesta el colaborador. “Desaparece”, remata. El chico lo pilla y se va, pero debería corregir a Goyo: según Darwin, quien se adapta no es el individuo (como decía Lamarck) sino la especie; además, tampoco es una cuestión de rapidez. Por eso, la evolución, igual que los grandes cambios geológicos de los que hablaba su amigo Lyell, no se ve a simple vista. Como sí se ve la de “Órbita Laika”.

26/11/16

"GH": LA PESADILLA QUE SE MUERDE LA COLA


Tras el éxito de “OT. El reencuentro”, ya se prepara un reencuentro de los concursantes de la primera edición de “Gran hermano”. Bueno, no nos pongamos nerviosos y a ver si nos sale bien esto para disfrutar del momento como se merece. Todos a la vez: primero, pongámonos un poco más erguidos para subrayar la confianza que tenemos en nosotros mismos; luego, tomemos aire lentamente, mientras arqueamos las cejas, hasta llenar los pulmones; soltemos parte del aire exhalando un suspiro de esos de estar de vuelta de todo, y, por último, con el resto del aire, digamos enfáticamente: “¡Eso ya lo decía yo!” paladeando cada sílaba. Mientras, movamos ligeramente la cabeza arriba y abajo dándonos la razón y redondeemos nuestra autoridad golpeando repetidamente con el índice de la mano derecha en una mesa, si la hay, y, si no, señalando el cielo.

Hay que ver qué a gusto queda uno cuando tiene razón. ¿Le apetece otra ronda? Anímese y vaya colocando estos comentarios a sus amigos: no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH2”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH3”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH4”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH5”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH6”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH7”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH8”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH9”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH10”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH11”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH12”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH13”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH14”; no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH15”; y no, si ya verás tú como van a acabar reuniendo también a los de “GH16”. Y, ahora, venga, otra ronda: “¿Ves cómo repitió lo mismo de GH hasta el final? ¡Eso ya lo decía yo!”.

25/11/16

FERRERAS NO MATÓ A RITA BARBERÁ

Rafael Catalá, ministro de Justicia, intenta atrapar a Ferreras con la estrategia que usó Miguel Gila para detener a Jack el Destripador. Como es sabido, Gila capturó al famoso criminal a base de indirectas. Se alojó en el mismo hotel y cada vez que se cruzaba con Jack decía mirando para otro lado: “aquí ha habido un asesinato; alguien ha matado a alguien; no me gusta señalar”. Tras la muerte de Rita Barberá Catalá se puso ante las cámaras del medio en el que trabaja Ferreras y sin referirse a nadie en concreto dijo “cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha hecho y ha dicho, y las barbaridades que se le han atribuido sin ninguna prueba y justificación". Jack no soportó el acoso de Gila y finalmente se derrumbó: “sí, basta, lo confieso, he sido yo”. Catalá -y Jesús Posada y Celia Villalobos y Rafael Hernando y…- lleva dos días viendo “Al rojo vivo” hecho un puro nervio, esperando que la estrategia de las indirectas funcione, Ferreras se venga abajo y reconozca el crimen que le intenta atribuir. Pero el presentador de laSexta no lo hace.

Entre otras cosas, porque Ferreras no mató a Rita Barberá. Ni Nacho Escolar. Ni Cristina Pardo. Recordando a Aristóteles, el tratamiento mediático de los delitos que los tribunales imputaron a la exalcaldesa no fue causa formal ni final ni material ni eficiente de su fallecimiento. La exposición mediática va tan dentro del trabajo de un político como el callo en el dedo corazón en el trabajo de un escribano. Y es sólo una preocupación diluida entre mil para dar lugar al estrés, que a su vez se diluye entre mil factores de riesgo -edad, tabaco, alcohol, predisposición genética, sobrepeso, sedentarismo, hipertensión, colesterol…-. Al final, Ferreras ha estado menos presente en el infarto de Barberá que el principio activo en un medicamento (pfff, “medicamento”) homeopático. Esperemos que la lectura que Catalá hace de Gila no se extienda por el consejo de ministros, -o sí, entre Cospedal y Gila vestido de soldado diciendo “¿es el enemigo?, que se ponga” no sé a quién prefiero como ministro de Defensa-.

(P.D.: Madre mía, como fallezca algún miembro de Podemos por infarto de miocardio supongo que lo primero que hará la policía tras reconocer el cadáver, será ir a detener a Eduardo Inda…)

24/11/16

UNIÓN DEMOCRÁTICA DE OFENDIDOS


(Nota previa: la primera y la última frase de la siguiente columna son rigurosamente ciertas. Todas las demás son fruto de mi enfermiza imaginación.)

La vicepresidenta de la Unión Democrática de Pensionistas, Paca Tricio Gómez, ha considerado que el nuevo anuncio de la lotería de Navidad, en donde una anciana llamada Carmina confunde la fecha del sorteo y cree que le ha tocado el Gordo, es una "falta de respeto y una auténtica vergüenza", y ha pedido la retirada del spot. La Federación Ibérica del Colectivo de Peluqueras y Peluqueros así mismo se ha mostrado indignada al considerar que el anuncio transmite “una imagen de que dichos trabajadores y dichas trabajadoras abandonan irresponsablemente su trabajo ante la menor distracción”. El Principado de Asturias, lugar donde se ambienta el spot, también ha acusado la profunda ofensa que implica la cinta de la agencia Leo Burnett y ha señalado en un comunicado que “somos hijos de un pueblo milenario que no puede representarse con clichés manidos que con oscuros intereses pretenden insinuar que los asturianos no saben el día en el que viven y, por tanto, han perdido el tren y la referencia de la Historia”. Fermín Alballar, de Papeleras Unidas Españolas, no sólo demanda la retirada del anuncio, sino que exige la suspensión del Sorteo de Lotería de este año, al entender que la imagen en donde el nieto de Carmina arranca violentamente una hoja de un calendario y la tira para que su abuela no vea la fecha “transmite un profundo desprecio por el trabajo de nuestro sector, pilar fundamental de la sociedad moderna. Esa hoja que el adolescente destroza da de comer a miles de familias que la fabrican con esfuerzo”. La Alianza Pescadera del Cantábrico aún no se ha pronunciado públicamente al encontrarse demasiado afectada por la escena en donde unos pescadores malversan unos centollos para dárselos a Carmina, pero se da por seguro que emprenderá acciones legales contra Leo Burnett. Y a mí, por mi parte, me ofende hasta la médula vivir en una sociedad tan profundamente tonta del culo.

23/11/16

GRISSOM, SARA Y YO


La pasada semana, Cuatro emitió (con mucho retraso respecto a su estreno en Estados Unidos) “CSI Caso cerrado. La película”, el largometraje o episodio largo que puso fin a la serie que consiguió que muchos jóvenes no quisieran ser astronautas o estrellas del rock, sino forenses. “CSI Caso cerrado” sigue el consejo de Cecil B. DeMille según el cual una película debe comenzar con un terremoto y, a partir de ahí, ir hacia arriba, pero cambiando el terremoto por una explosión. Desde la detonación de una bomba por parte de un suicida en un casino hasta el plano final en que Grissom y Sara navegan hacia la puesta de sol, todo va hacia arriba no sólo en espectáculo, sino también en emoción. Gil Grissom volvió a “CSI” y se fue con Sara, con la serie que nos enseñó a amar a los bichos y con un puñado de personajes inolvidables para no volver nunca más. La muerte de una serie, como la de un ser querido, es más triste para los que nos quedamos sin la serie que para la serie. Sobre todo cuando, y ese es mi caso, la serie es adquirida por uno mismo, es decir, no es heredada tras la recomendación de un amigo o como consecuencia de una tarde de zapeo con final feliz.

Platón hace decir a Sócrates en la “República” que los que han adquirido las riquezas por sí mismos se apegan a ellas más que los que no las han adquirido por sí mismos, del mismo modo que los poetas aman a sus poemas y los padres a sus hijos. Todos tenemos series que hemos adquirido y series que hemos heredado, y estamos más orgullosos de las primeras que de las segundas. “CSI” es una de mis series favoritas porque la he seguido desde el principio y me he desplazado durante años de Las Vegas a Miami y a Nueva York en compañía de Grissom, Horatio y Taylor. Podría decirse que “CSI” forma parte de mi tesoro televisivo junto con “Los Simpson”, “Twin Peaks”, “Los Soprano”, “Las chicas Gilmore” o “Big Bang” porque me lo jugué todo por ellas desde el primer capítulo y a todas las considero como mías, mientras que no estoy tan apegado a series maravillosas que he heredado de mis amigos como “Breaking Bad”, “Juego de tronos”, “House” o “Cómo conocí a vuestra madre”. El dinero es útil tanto para el que lo tiene porque lo ha adquirido como porque lo ha heredado, y las grandes series son útiles y bellas tanto para el que las descubrió sin ayuda de nadie como para el que las heredó de un buen consejo, pero créanme si les digo que en ese barco en el que Grissom y Sara navegaban hacia la puesta de sol también iba yo.

22/11/16

CUANDO ESPINETE EXISTÍA


El domingo por la noche, La 1 estrenó “Espinete no existe”, un programa que según la propia cadena “repasa la historia de TVE y la infancia de los espectadores”. ¿Añoranza televisiva? Como diría en “Cómo conocía a vuestra madre” el gran Barney Stinson, “¡Acepto el reto!”.

Veamos la nostalgia televisiva con más nostalgia televisiva. En 1976, la BBC estrenó la serie “Yo, Claudio” basada en dos novelas de Robert Graves (a quien por esta y muchas otras cosas debemos agradecimiento eterno). Hay quien criticó la serie por ser nada más que teatro televisado, aunque hay quien la elogió por ser nada menos que teatro televisado. En uno de los quinientos mil grandes momentos de sus trece capítulos, Talo (David Davenport), mayordomo de Augusto, dice al orador Aristarco de Atenas: “El teatro ya no es lo que era”. Aristarco (Carleton Hobbs) da una respuesta que acaba con la nostalgia por el teatro de antes, por la televisión de antes, y, en general, por los “buenos tiempos” que en el mundo has sido, son y serán: “No. Y te diré algo más: el teatro nunca fue lo que era”. Apliquémonos el cuento. Por ejemplo, ahora. Dinamitemos la añoranza con más añoranza.

Qué flojo fue “Espinete no existe”. Todas las cosas de las que hablaron, el blandiblú, el Exín Castillos o la Ruperta, eran mejores antes, cuando no había que hablar de ellas sino que simplemente estaban ahí. En España (TVE, la única tele que había), “Yo, Claudio” se emitió precedida por una advertencia de la locutora de continuidad, qué tiempos. Avisaba al espectador de que la serie podía herir su sensibilidad, pero no de que podía desperezar su entendimiento. Si “Espinete no existe” se hubiera estrenado hace 30 años, cuando Espinete existía, hubiera estado mejor de lo que estuvo anteayer. Incluso podría haberse emitido tras un mensaje de advertencia que nos sirviera para abrir el entendimiento y apagar la sensibilidad. Pero no fue así. Además, una hora de programa ya empieza a hacerse larga. El pasado ya no es lo que era, y eso sin hablar de la próstata. Que ya hablaremos, ya.

21/11/16

EL MURO DE BERLÍN, COLORIZADO, ¿VALE?


Ya la palabra “colorización” suena mal ella sola. Si hablamos de colorizar las imágenes de la colección de la Guerra Civil Española preservada en la Filmoteca Española, suena aun peor. Es una falta de respeto al pasado, a la historia como disciplina y a nosotros mismos como herederos de este legado. A no ser que no hablemos de las fechorías de un chiflado, sino de un programa de DMAX que, gracias a este recurso, logra que unas cuantas personas aprovechen los jueves en hora de máxima audiencia para ver una serie documental sobre nuestra Guerra Civil en vez de alguna de las tonterías que vuelan por las antenas a esas horas. Dicen los creadores de “España dividida: La guerra civil en color” que así pueden ser más didácticos y acercarse al gran público. Felicidades, entonces.

También suena mal esta explicación del Muro de Berlín: “Pues era que estaba un muro, ¿vale? Y que separaba toda lo que era la zona de América y todo eso. Estaba separada y todo eso por... como... la gente estaba, o sea, hubo como una guerra, digamos, ¿vale? Y se construyó un muro y estaba separado por una zona, ¿vale?, donde estaba la gente un poco más pobre y por otra zona donde había gente más rica. Y la gente pobre ya, después de tantos años, estuvo 20 años o así separados, no podía pasar nadie al otro territorio, mucha gente, muchos familiares, estaban en el otro territorio, no se podía acceder. Era como un poco aquí gente que quiere emigrar. Cosas. No lo mismo, pero un poco así. Una guerra muy importante hasta que los obreros, digamos, ya se hartaron y cogieron y empezaron a destrozar el muro entero. Que imagínate todo lo que es un muro que separe todo, ¿sabes? Es increíble”. Sí que es increíble. Y si lo dice una estudiante de magisterio, más. A no ser que sea tan buena que adapte su explicación al público al que va destinada: sus compañeros, concursantes en “Gran hermano”. Entonces habría que felicitarla. Lo terrible sería que ella hablara así porque es así y ese es su registro. Entonces habría que felicitar a Telecinco: es quien hace el trabajo de elegir a los concursantes según el tipo de espectador que cultiva.

20/11/16

DEBAJO DE DEBAJO DE DEBAJO DE LA MANTA


El Diccionario Oxford dice que la palabra de este año es “posverdad”. Aquí no. Lo será por ahí afuera, donde el triunfo del Brexit y Donald Trump demuestran que lo importante del debate político no es la verdad, sino la victoria. En España, la palabra del año es “posTransición”. Lo descubrimos la noche del viernes en laSexta.

Durante la Transición, España pasó de la dictadura que tuvimos a la democracia que tenemos. No sabemos adónde nos lleva la posTransición. Hay consenso en que la Transición comenzó con la muerte de Franco, hoy hace 41 años; pero se discute si terminó con la legalización del PCE, las primeras Elecciones Generales, la aprobación de la Constitución, el Golpe del 81 o la victoria socialista del 82. En realidad, la Transición terminó en 1995, cuando TVE emitió “La Transición”.

En 1995 los españoles vimos ojiabiertos y boquipláticos (algo así) la serie documental de investigación periodística “La Transición”. En ella, Victoria Prego tiraba de la manta de lo que había ocurrido en la Transición. Esta es la Transición a calzón quitado, nos decía. Y lo creímos. Lo que no sospechábamos es que desde que se empezó a elaborar la serie pasaron varios años que no son fáciles de justificar, ni teníamos idea de que la reconstrucción del puzzle que fue la Transición estaba formando un nuevo puzzle que sería la construcción de “La Transición”, ni podíamos imaginar que debajo de la manta de la que Prego tiraba nos habían colocado oportunamente otra manta igual de tupida, tramposa y falaz.

Anteayer comenzó la posTransición. La inauguró “laSexta columna”. Destapó un vídeo en el que Adolfo Suárez confesaba a Prego que, para evitar un referéndum sobre la monarquía (que perderían), nos coló en la Ley para la Reforma Política al rey y la monarquía. Los españoles votamos aquel referéndum creyendo que servía para desmontar el franquismo, pero ignorando que también servía para montar la monarquía. La posTransición terminará cuando alguien desvele qué nos oculta Antonio Ferreras. Entonces sabremos qué hay debajo de debajo de debajo de la manta.

19/11/16

Bine, Bi, venCí


“Vine, vi y vencí” está bien porque es conciso y suena bien, pero sobre todo porque quienes hablan así son los vencedores, esos que escriben la historia. Ay, de los vencidos, que dicen lo mismo pero en tercera persona. “Vinieron, vieron y nos vencieron” también es conciso, pero suena peor. A no ser que el vencedor sea la BBC, y los perdedores seamos los espectadores de TVE. En ese caso la cosa cambia. Entonces anhelamos la derrota. De hecho, vivimos ansiosos a la espera de que, cuanto antes, la BBC venga, podamos verla y nos venza. Porque la derrota de “MasterChef celebrity”, de “Corazón”, de TVE y su manera de entender el servicio público, es nuestra victoria.

Hace un par de semanas, recorrió la red un vídeo extraído de un programa de la BBC. Causó impacto a pesar de que no salían famosos cocinando ni famosos en familia ni siquiera famosos. Solo era una secuencia impresionante del impresionante mundo en el que vivimos. Una cría de iguana huía de un ejército de serpientes que pondría de los nervios a Indiana Jones. Traducción al español: que salían unos animales de esos que, desde que Félix Rodríguez de la Fuenta nos falta, TVE tiene tan asimilados a la hora de la siesta que si en TVE salen animales, es que es la hora de la siesta; y si es la hora de la siesta, en TVE salen animales.

La secuencia dejó boquiabierto al mundo. También la emocionante e intensa voz del narrador, un chaval de 90 años llamado David Attenborough. Aquí más cosas nos causaron asombro: que la secuencia procede de un documental realizado por una cadena pública y no un canal de pago, que se trata de un programa llamado “Planeta Tierra II” que se emitió en hora de máxima audiencia y no a la hora de la siesta, que lo emitió una cadena líder y no una cadena destinada a una inmensa minoría a la que se deja languidecer, que lo vieron en su estreno más de doce millones de espectadores que no saben qué significa “león come gamba”. Ahora, esperemos obedientes a que TVE tenga a bien emitir “Planeta Tierra II” en un rincón como en su día hizo con “Planeta Tierra”. Y que seamos bendecidos porque la BBC vuelva a decir “Bine, Bi y venCí”.

18/11/16

"ILUSIÓN", PRIMERA Y SEGUNDA ACEPCIONES



No entiendo por qué se ha criticado tanto el nuevo anuncio de la lotería de Navidad, siendo el único de estos últimos años en donde la lotería se ve reflejada tal cual es: una puñetera mentira basada en un engaño fruto de una equivocación y cuyas probabilidades de que se cumpla son sencillamente ridículas. La publicidad -lo sabemos todos- debería estar tipificada en el Código Penal como un subtipo de estafa. Salvo este spot, cuyo guion reproduce metasimbólicamente las características del propio producto anunciado. Es el único anuncio honrado que podemos encontrar en la programación actual. Como el mapa de Borges que no se distinguía del propio territorio cartografiado. Como el pelo de Trump, que forma un continuo con el oro de la escobilla de los váteres de la Trump Tower y los púbises rasurados de sus misses blancas. ¿Es la lotería un producto rancio? Pues es de justicia que también lo sea su anuncio. ¿Se basa la lotería en unas premisas engañosas e inverosímiles? Igualito que la historia de Carmina. ¿Nos estamos refiriendo a un suculento negocio que se reviste de emocionalidad barata? Pues eso es a la vez la lotería y su anuncio, y, ya de paso, la Navidad, la monarquía y el nacionalismo, hala.

Es cierto que la RAE define la ilusión como “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”. Es cierto, pero sólo como su segunda acepción, ya que la primera y principal entiende que la ilusión es un “concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos”. ¿Quién va a negar ahora que lo más definitorio de la lotería es la ilusión? ¿Quién es el desalmado que no se siente ilusionado por esa historia en donde el borde malcriado del nieto es el único que parece tener un mínimo de ética? Entramos en el periodo más oscuro del año y no sólo por aspectos astronómicos. Todos hablan de la ilusión en su segunda acepción, pero ocultan que la que verdaderamente practican es la primera. Sólo el publicista del anuncio de la lotería de este año reconoce abiertamente que todo es una puta mentira.

17/11/16

HABÍA UNO QUE SE LLAMABA DANI


Propongo invertir el tratamiento que reciben los monologuistas y los guionistas en “El club de la comedia”. Los monologuistas son los que interpretan el monólogo. Son, por ejemplo, Dani Mateo, Dani Rovira, Paula Prendes. Los guionistas son los que escriben esos monólogos. No voy a citar ninguno de sus nombres. ¿Por qué he podido poner ejemplos de monologuistas y no he podido poner ejemplos de guionistas? Pues porque el nombre de los monologuistas lo proclama Ana Morgade a los cinco vientos, aparece individualmente en letras grandotas y se mantiene en pantalla varios segundos mientras vemos imágenes del artista. El nombre de los guionistas, au contraire, no es anunciado por la presentadora, y únicamente aparece colectivamente en los créditos finales durante ocho décimas de segundo. Exactamente la mitad de tiempo que los mismos créditos dedican a reconocer el agradecimiento del programa a la franquicia que prestó los zapatos.

Los científicos que estudian los títulos de créditos -¿creditiólogos, creditiatras?, lo dejo a la elección del lector- han demostrado que hacen falta al menos cuatro segundos para leer una pantalla en la que aparecen siete nombres propios. No les cuento nada si los nombres son ajenos. Lo he intentado estas últimas dos semanas y sólo me ha dado tiempo a enterarme de que hay uno que se llama Gabriel. Sin negar en absoluto la contribución de los actores -para bien y/o para mal- al resultado final, no cabe duda de que el currazo y el mérito del resultado -bueno y/o malo- que tiene un programa como “El club de la comedia” depende diez veces más de los guionistas que de los monologuistas.

Y es por ello que propongo semejante cambio. Que Morgade vaya y diga “…y todo esto lo sabe bien el autor del próximo monólogo, que es ¡Gabriel Noséqué!”. Y la gente aplauda. Y se vea a Gabriel escribiendo el texto. Y levante la mirada y haga un gesto divertido. Y su nombre aparezca durante mucho rato. Y luego al final, en los títulos de crédito que nadie lee, se ponga el nombre de los actores que han salido ese día. Todos juntos. Seis, ocho décimas de segundo. Para que a la audiencia sólo le dé tiempo a enterarse de que había uno que se llamaba Dani.

16/11/16

METEORITO O COMETA


Me equivoqué.  Unos días antes de las elecciones en Estados Unidos reuní las fuerzas suficientes para ver el primer capítulo de la séptima temporada de “The Walking Dead”, y poco después de la victoria del bárbaro de color naranja decidí distraerme viendo el capítulo “Los perros de Riga” de la serie “Wallander” (La 2). Error. El espeluznante episodio de la serie de zombis desveló el misterio de quién fue la víctima del bate de béisbol espinado de Negan, ese tipo que convierte a un personaje como El Gobernador en un hippy un poco pasado de rosca, y el capítulo de “Wallander” nos llevó de paseo por la cara oculta de la condición humana de la mano de un detective radicalmente triste. Y, en medio, Donald Trump se convierte en presidente de Estados Unidos y nos larga un discurso moderadamente hipnótico en el que el hombre naranja se esfuerza en ocultar el bate de béisbol que le robó a Negan y los perros de Riga que esperan repartirse los cargos más suculentos. Es culpa mía. Elegí mal el “antes” y el “después” de la victoria de Trump.

Si antes de la tenebrosa noche electoral que nos enfrentó al hecho de que nos esperan cuatro años en el que Los Salvadores de “The Walking Dead” nos impondrán, con y sin bate de béisbol, su visión de la vida y del universo hubiera visto en TCM a Gene Kelly, Frank Sinatra y Jules Munshin cantando y bailando en “Un día en Nueva York”, puede que ahora no me sentaría a ver el telediario con la misma cara que pone Rick Grimes cuando escucha de rodillas a Negan. Puede que, si después de la noche política más triste y desgarradora desde aquella noche en que se perdió el referéndum sobre la OTAN, me hubiera metido en vena una ración completa de “¡Qué bello es vivir!”, ahora vería las cosas de otra manera y no creería que hay perros de Riga escondidos por todas partes. Quiero creer que el problema no fue la victoria de Trump, sino una elección equivocada de las series que sirvieron de aperitivo y de postre a esa victoria. Con “The Walking Dead” y “Wallander”, Trump me parece un meteorito que sobrevivió a su paso por la atmósfera que crearon los poéticos discursos de Obama y que impactará contra la superficie de la Tierra con la fuerza con la que el bate de Negan destroza las cabezas de Abraham y Glenn. Con “Un día en Nueva York” y “¡Qué bello es vivir!”, creo que Trump es sólo un cometa, es decir, una bola de nieve sucia que pasará muy lejos de la Tierra y que sólo dejará a su paso un rastro de gas. Meteorito o cometa, necesitamos las canciones de Frank Sinatra y la bondad de James Stewart para continuar con nuestras vidas.

15/11/16

SON LAS SERIES, ESTÚPIDO


Falta el dato fundamental. Llevamos una semana de análisis concienzudos acerca del resultado de las elecciones USA. Ya sabemos el sexo, la edad, la raza, la clase social, la religión, el número de habitantes de la ciudad donde viven, el índice de masa corporal, la ropa, lo que habían votado en anteriores elecciones, el número de hijos, el número de coches, el número de perros, el número de zapatos y el número de zapato, el lugar de nacimiento de sus antepasados, el nivel de colesterol malo, la orientación sexual, lo que desayunan, el nivel de estudios, dónde pasan las vacaciones, el signo zodiacal, el calibre de las armas que tienen en casa, el nivel de colesterol bueno, cómo celebran la navidad, las preferencias musicales y las horas que pasan viendo pornografía los votantes de Donald Trump y de Hillary Clinton. Pero seguimos sin entender nada de lo que ha pasado porque nadie se ha preocupado por investigar el dato fundamental: ¡¿qué puñetera televisión ve esta gente?!

No me refiero a informativos. Ya sabemos que la FOX fue pro-Clinton y la CNN pro-Trump -no, espera, al revés… no, espera, todos fueron pro-Trump… ¿o no?-. Me refiero a series. Ahí está la clave. No quiero ver Tennessee en rojo y California en azul. Quiero ver “Nashville” en rojo y “Californication” en azul. Quiero una lista en donde salga “The walking dead”, “The big bang theory”, “Modern family”, “Daredevil”, “The good wife”, “Stranger things”, “The get down”, al lado de su porcentaje de espectadores demócratas y republicanos. Eso es lo que nos daría la clave de lo que pasó. Los analistas distinguen “Estados seguros” (safe states) y “Estados pendulantes” (swing states), según esté claro o no a priori qué partido va a ser el más votado. Pues yo quiero saber cuáles son las safe series y las swing series, qué series tienen espectadores mayoritariamente demócratas o republicanos y cuáles oscilan de forma intermedia entre ambos. A lo mejor Clinton no perdió por no ocuparse correctamente de Florida. A lo mejor perdió por no deslizar algún mensaje pro-demócrata en “Juego de tronos”. O por no hacer un cameo.

14/11/16

THE CHRISTMAS SUNDAY

Una, denme una única razón que justifique que las tres películas de la tarde de ayer en Antena 3 hayan sido de temática navideña. ¿El Programador Loco de Atresmedia había consumido más psicofármacos de los habituales y traspapeló los títulos que todos los fines de semana saca del séptimo círculo del infierno? Inverosímil, eso podría justificar un telefilme navideño, dos a lo sumo, pero nunca tres de tres. ¿Desde la redacción de los informativos de Matías Prats jr. y Mónica Carrillo se ha filtrado alguna noticia inconfesable relacionada con el nombramiento de Donald Trump como commander in chief de los EE.UU. que ha hecho sospechar a la cadena que el fin del mundo ocurrirá antes del 25 de diciembre, y están queriendo rentabilizar el stock de telefilmes navideños que compraron este verano a los chinos? Nah, a Donald no le van a nombrar master and commander hasta enero, por lo que quedan domingos de sobra para emitir todas las tv movies que llevan la palabra “Christmas” en el título antes de que destruya el planeta. ¿Alguien se confundió el otro día en Antena 3 y en vez de retrasar una hora adelantó un mes? Pues tampoco, porque incluso para un equivocado 13 de diciembre la sobredosis de melaza navideña con la que nos provocaron un shock hiperglucémico ayer hubiera resultado excesiva e injustificada.

Así es el comportamiento humano: insondable e inexplicable. El nuevo ministro de Cultura destaca que “varias generaciones de españoles bailaron las canciones de Leonard Cohen”. En “La Sexta noche” se siguen refiriendo a Eduardo Inda como “periodista”. Y un responsable de Antena 3 mira el calendario, ve que estamos a 13 de noviembre y decide programar a las 4 de la tarde “Destinos entrelazados” (título original: “The Christmas spirit”), a las 6 de la tarde “Tienda de ilusiones” (título original: “The Christmas ornament”) y a las 8 de la tarde “Un hogar para Julia” (título original: “The Christmas bunny”). Mantengamos la esperanza: quizá el próximo día de Navidad nos ofrezcan películas de Semana Santa y el próximo Domingo de Resurrección podamos ver ya la primera refrescante gala del verano.

13/11/16

SO LONG, LEONARD


En la retransmisión anual de la entrega de los Premios Princesa (antes Príncipe) de Asturias, TVE y la Televisión del Principado de Asturias muestran las calles de Oviedo llenas de gente viendo pasar la comitiva camino del Teatro Campoamor donde se desarrolla la ceremonia. Un año de estos, no recuerdo cuándo, una señora explicaba alegremente a la cámara que ella no era muy de la Familia Real, pero el día de los premios siempre iba con las amigas a ver pasar los modelitos. Que la monarquía quede en esto, vale, pero da un poco de vértigo pensar que un año pasó ante estas amigas Leonard Cohen (o David Attenborough, Jane Goodall, Joan Massagué, Francis Ford Coppola, Peter Higgs y Mary Beard) y ellas solo se fijaron en que llevaba un sombrero de complemento.

Quienes no estábamos en las calles de Oviedo (y de estarlo, más que ver modelitos preferiríamos ponernos tras la pancarta de “Fartones” que cada año recibe “cariñosamente” a los reyes) pudimos ver emocionados a Cohen en directo por la tele desgranar en el Campoamor unas intensas y luminosas palabras de agradecimiento que como sus canciones, su voz, su mirada, nos dejaron con el alma aterida y el corazón ardiendo. Antes de marchar de Asturias, Cohen donó el premio a la Universidad de Oviedo para crear la Cátedra Leonard Cohen como punto de encuentro entre la poesía y la música. Gracias a él, entre otras maravillas, pudimos ver en el Paraninfo de la Universidad al gran Julián Hernández cantar y explicar en directo cómo y cuándo fue el gran estallido de “Miña terra galega”.

Como este es un artículo de crítica televisiva ahora debería contar la enorme cantidad de series que usaron canciones de Cohen para subrayar los momentos más intensos. En lugar de eso, quito Spotify y pongo en vinilo “So long, Marianne” para contarles que la muerte es terrible aun estando preparado para morir, pero al menos sabemos que es nuestra garantía de que Bob Dylan no puede faltar a recoger su premio Nobel para poder dedicárselo a Cohen. Bob Dylan también lo sabe, pero Bob es muy discreto y no dice nada. Será mejor así.

12/11/16

EL VIENTRE DE LA SERPIENTE


Lo menos que puede hacer quien crea un monstruo es alimentarlo. En la tele, “Gran Hermano” es de lo mejor. De lo mejor creando monstruos, entendámonos. Pero alimentarlos ya es otra cosa. Trae al mundo camada tras camada de engendros, pero después los abandona a su suerte. Al menos, hasta hoy. Ahora es diferente. Esta edición empeoró.

“GH” ha dado un paso más en su carrera de mala madrastra. Dejó de alimentar un cachorro de esperpento que aún no había terminado de crecer. Fuera de su seno, el pobre monstruo está condenado a morir de frío y olvido. Bárbara, favorita para ganar esta edición de “GH”, está fuera de la nidada, fuera de la casa, fuera del paraíso. Fue extirpada con malas artes del útero de la bruja mala que no la quiso en su seno. Fue abortada con una sobredosis de información tóxica que precipitó su salida antes de que la incubación llegara a término. Ahora, Bárbara boquea penosamente en agonía. Es en vano. No puede respirar por sí misma fuera del claustro materno.

Lo normal sería que “GH”, que lleva 17 años educando a quienes se ponen en sus manos, se sintiera orgullosa de aquellos que crecen troquelados por sus enseñanzas. Pero no lo hace. En lugar de eso, los traiciona. El programa informó a Bárbara de que su padre estaba muy enfermo y a la concursante no le quedó otra que irse. Pero después, por teléfono, se lamentó de verse fuera: “yo aquí no puedo hacer nada”, “hubiera preferido no saberlo”, “mi familia no dio el consentimiento para que me lo dijerais”. Jordi González intentó disculpar al programa, pero no logró disimular la ingratitud de un ‘reality’ que abandona a quien es capaz de anteponer la tele a la vida porque su vida es la tele en directo de su vida en directo.

Anteayer “GH” invitó a Bárbara a volver a la casa. Demasiado tarde. El daño ya está hecho. Bárbara yace exangüe en la cuneta mientras la madrastra avanza rodeada por los supervivientes de su última puesta. Detrás, su audiencia los sigue, mira y parlotea en las redes sociales.

11/11/16

EL BURLADOR BURLADO

En serio, Cárdenas, chaval, hay que tener unos huevazos del tamaño de las tetas que le gustan a Donald Trump para que, contando con el brillante historial que adorna tu curriculum, te hayas ofendido por el tímido y rápidamente reculado “gilipollas” que te dedicó el otro día Ernesto Sevilla. No son ganas de hacer sangre, lo juro, pero no queda más remedio que recordarte que hace un par de añitos el mismísimo Tribunal Constitucional te condenó en sentencia firme e inapelable por realizar una entrevista a un discapacitado “únicamente con propósito burlesco, para ridiculizar al entrevistado, poniendo de relieve sus signos evidentes de discapacidad física y psíquica”. No entro a discutir si esa condena descalifica o no a un presentador para trabajar como entrevistador en una televisión pública, pero, venga ya, para ser alguien al que el más alto tribunal de España le ha dicho que utilizó "la vulnerabilidad de un discapacitado psíquico con la clara y censurable intención de burlarse de sus condiciones físicas y psíquicas” pareces tener una paradójica ultrasensibilidad cuando eres tú el objeto de la burla.

Porque no fue más que una burla. Y una burla mil veces menor que la tuya. La apostilla de Sevilla se notó espontánea y balbuceante, al hilo del monólogo que estaba defendiendo. Y nada más soltarla se le vio azorado y arrepentido, sin saber cómo sacar la pata que había metido. Rio nervioso, miró de reojo a Pablo Motos, dio muestras de una cierta conciencia de error que jamás se intuía en tus risas faltosas durante aquellos horribles años previos a la milagrosa reconversión de Javier Sardá en comentarista político. Y ha tardado pocos días en pedirte perdón. La burla de Sevilla fue improvisada y las tuyas eran muy planeadas. No quiero decir que la sentencia del Tribunal Constitucional incluya un apartado en el que se te declare burlable de forma impune a perpetuidad, pero ese leve paralelismo entre lo que tú hiciste y lo que te ha hecho el burlador de Sevilla hace que todo tenga un delicioso regustillo a justicia poética. Salvo en lo de la discapacidad. Ahí no hay paralelismo entre aquel chico y tú: las taras morales son mucho más graves que las psíquicas.

9/11/16

CADA VEZ QUE NOS DESPERTEMOS


1. Cuando desperté, Antonio García Ferreras todavía estaba allí. No, no se trata de una paráfrasis cómplice de Monterroso ni de una alegoría postapocalíptica. Fue sencillamente lo que ocurrió. Estuve viendo el especial de “Al rojo vivo” de la Sexta el martes electoral hasta eso de la 2 de la madrugada y después me fui a dormir. Cuando me desperté, alrededor de las 7 de la mañana, puse la tele y Antonio García Ferreras todavía estaba allí. Me hizo gracia la contingencia, e inmediatamente pensé que éste podía ser un buen arranque para una entrada del blog. Normalmente encontrar el arranque para una entrada del blog me alegra un buen montón de minutos del día, pero esta vez la satisfacción sólo duró las décimas de segundo necesarias para que mis ojos se movieran desde la cara de Ferreras al titular que había en la parte inferior de la pantalla: Donald Trump, cada vez más cerca de ser presidente de los EE.UU.”.

2. ¿De verdad es un payaso? ¿De verdad es un payaso analfabeto xenófobo machista violento tramposo lleno de odio? Por primera vez en la vida sentí el retorno amargo de la descalificación de un adversario político contra el que se pierde. Dicho de otro modo, ¿de verdad no hemos sido capaces de ganar a un payaso analfabeto xenófobo machista violento tramposo lleno de odio? Entonces, ¿cómo se nos puede calificar a nosotros? ¿El que pierde contra un tonto no es más tonto que el tonto? ¿Aprenderemos algo de una megaderrotaza como ésta -Rusia, Italia, España, Reino Unido, ahora EE.UU., el año que viene, Francia- o seguiremos apijotados y apijotadas perdidos y perdidas? Cuando nos gana hasta el peor candidato que ha existido desde Cimón de Atenas, ¿no habrá que hacer una reflexión sobre nosotros que vaya un poco más allá de despreciar a los votantes? No sé… Estoy aturdido. No me hagan mucho caso. Sólo he dormido cinco horas.

3. Durante los próximos cuatro (u ocho) años cada vez que nos despertemos Donald Trump todavía estará ahí. Quizá no sea buena idea que todos los que no supieron verlo y balbucean ahora explicaciones a posteriori sean los que nos predigan las cosas que van a empezar a pasar.

KEATING SALVA A SÓCRATES


La serie “Cómo defender a un asesino” (Cuatro) es antifilosófica, en general, y particularmente antisocrática, y la profesora y abogada Annalise Keating es el reverso tenebroso del muy socrático profesor John Keating interpretado por Robin Williams en “El club de los poetas muertos”. Tanto Sócrates como el profesor Keating fueron acusados de corromper a la juventud (esta acusación, junto con la de impiedad, le costó la vida al filósofo griego, y el puesto al profesor británico), pero la profesora Keating nunca será acusada de corromper a la juventud a pesar de que su función en la universidad, en su bufete y en la vida es exactamente esa. Primera intervención de la profesora Keating en la Facultad de Derecho en un aula repleta de alumnos expectantes: “Introducción al Derecho Penal o, como a mí me gusta llamarlo, cómo defender a un asesino”. Las clases de la profesora Keating van de eso, de enseñar a ganar juicios sea como sea. Por eso la Facultad de Derecho de “Cómo defender a un asesino” se parece a “una pelea de perros las veinticuatro horas del día”. Por eso cuando la profesora Keating dice en voz alta el nombre del alumno más destacado de la clase apostilla, con oportuno cinismo, que es en ese alumno en quien los demás alumnos deberían centrarse en destruir. Y por eso un miembro especialmente repugnante del bufete de la profesora Keating dice a los estudiantes en prácticas que si quieren caer bien tienen que procurar traer respuestas, no preguntas. Todo eso es corrupción de la juventud.

Quizás la utilidad de la filosofía esté en que nos ayuda a destripar a profesoras como Annalise Keating y profesores como John Keating, en que nos obliga a reflexionar acerca de las diferencias entre educar y corromper, en que nos empuja a plantearnos si hacerse un puñado de buenas preguntas es mejor (o no) que darse por satisfecho con una mochila de útiles respuestas. “Cómo defender a un asesino” tiene más ingredientes, pero el fundamental, la sal de la serie, es la profesora Keating, a quien me gustaría haber visto en el juicio de Sócrates. Quién sabe. A lo mejor la profesora Keating habría conseguido salvar la vida del viejo filósofo preguntón, y entonces la profesora se presentaría ante sus alumnos con cara de “así se defiende a un corruptor de la juventud”. Sócrates, perplejo, se retiraría a su casa a aprender a tocar con la flauta una melodía especialmente difícil y, después, pediría una ración de cicuta.

8/11/16

MARÍA DEL MONTE, CELEBRITY


Noche del domingo, vuelve “Masterchef” a La 1. Esta vez no cocinan adultos desconocidos que TVE saca del anonimato mediante una sutil estrategia de metérnolos por los ojos hasta que acabamos de ellos hasta el gorro. Tampoco cocinan niños desconocidos que TVE saca del anonimato mediante una sutil estrategia de metérnolos por los ojos hasta que acabamos de ellos hasta el gorro. Porque ya no hablamos simplemente de “MasterChef” ni de “MasterChef Junior”. Ahora se trata de “MasterChef Celebrity”. Ahora cocinan adultos famosos a los que TVE aplicará una sutil estrategia de metérnolos por los ojos hasta que acabemos de ellos hasta el gorro si no lo estábamos ya antes. Respecto a que el siguiente paso hacia el abismo esté dedicado a niños famosos a una sartén pegados vamos a callar la boca que estos programas los carga el diablo.

Es reconfortante ver famosos cocinando. Son como Bertín Osborne: saben de todo, hacen de todo, se enfrentan a todo. Si es que hasta cuando oyen a algún papanatas decir “celebrity” entienden que se está hablando de ellos porque no se les escapa una. Un ejemplo es María del Monte, una famosa celebrity que no le tiene miedo a nada.

Mujer de actitud renacentista y múltiples intereses que se resiste a quedar atrapada en una sola categoría artística, cuando en los concursos de la tele se trataba de cantar, lo hizo. En 1982 fue a “Gente joven”; llegó, cantó y venció. Luego la tele le dio más importancia a bailar, así que bailó. En 2005 se arremangó en “Mira quién baila” y quedó la segunda. Más tarde la tele descubrió que lo importante era disfrazarse para cantar y bailar imitando a cantantes famosos. Allá fue nuestra poliédrica heroína y quedó la cuarta en “Tu cara me suena”. Ahora la tele dice que no eres nadie si no cocinas para un jurado de bocachanclas. Pues ahí la tenemos, cocinando y aguantando comentarios cargantes, presuntuosos y tontorrones. Ni Leonardo da Vinci podría con ella. Quiera Dios que a la tele no le dé por decir que es imprescindible patinar sobre hielo, subir ochomiles o hacer parapente que esta mujer se nos mata.

7/11/16

TVE CONTRA www.rtve.es


“Investigar en España es llorar”, decía Santiago Ramón y Cajal. Pobre de él que vivió en la España que vivió, y pobre de él si viviera en la España actual. Si al llegar a casa hoy tras haber investigado y llorado en su laboratorio, pusiera La 2 y quisiera saber qué documentales tiene programados, a qué hora los emite y qué otras veces podrá volver a verlos aprovechando que suele repetirlos a diferentes horas en días diferentes, el bueno de Santiago tendría que volver a su rutina habitual: investigar y llorar.

Por tres veces, estos días atrás me encontré haciendo zapping con que La 2 estaba emitiendo el documental “Los secretos del Coliseo”. Chulísimo todo: el documental, el Coliseo y esos secretos que van dejando de serlo. Vi tres trozos y ninguna vez pude ver el programa completo. Seguir La 2 y averiguar qué documental se esconde tras esa indicación de su programación que solo dice “Documental” es una constante labor de investigación primero y berrinche después. ¿Cómo saber qué esconden los programas-contenedores de documentales de La 2? ¿Qué y cuándo emite y qué y cuándo reemite “Documenta2”, “Documaster”, “Documentos TV”, “Crónicas”, “Teleobjetivo”, “En portada”, “Imprescindibles”, “La noche temática” o “Grandes documentales”? ¿Cuándo aparecen, se esconden y vuelven a reaparecer “Pueblos de Europa”, “Diario de un nómada”, “Pacífico”, “Las islas griegas”, “La mejor dieta del mundo” o “Héroes invisibles”? Investigarlo es llorar.

TVE se bate en retirada, pero rtve.es es el mejor portal de televisión que hay en España. Hasta ahora rtve.es estuvo al servicio de los canales de TVE, pero tal vez ya ha llegado el momento en el que sea TVE quien esté al servicio de rtve.es. O, al menos, en igualdad de condiciones. TVE debería dejar de promocionarse a sí misma y, en su lugar, emitir solo promos de rtve.es. Por ejemplo, de la excelente sección “Somos documentales”. Y rtve.es debería ser más eficaz explicando de forma clara, rápida y completa la programación de TVE. Por ejemplo, de los documentales de La 2. Conste que no lo digo por mí, lo digo por Ramón y Cajal; para que no se nos disguste.

6/11/16

EMPATE TÉCNICO


El problema que tenemos en Occidente es que llevamos ya varias décadas en empate técnico. Todas las decisiones importantes cuentan con opciones extraordinariamente igualadas en número de partidarios. Cataluña está en empate técnico. Los opinadores sobre el Nobel de Bob Dylan, el Partido Socialista Obrero Español, el Reino Unido, los defensores de la tortilla de patatas, la Real Academia Española. Todos están bloqueados, no tanto por tener importantes cuestiones que se debaten en su seno, cuanto por lo inverosímilmente igualadas que están las opciones en lucha. ¿Hace cuánto que unas elecciones, un referéndum, cualquier otro tipo de votación de relevancia social no se resuelve por más de dos puntos de diferencia? ¿Obtendrá Hillary Clinton un 50,2% de los votos y Donald Trump un 49,8%, en cuyo caso Estados Unidos será un país progresista, moderno y luminoso? ¿O obtendrá Hillary Clinton un 49,8% de los votos y Donald Trump un 50,2%, en cuyo caso Estados Unidos será un país casposo, rancio y anticuado?

Y ocurre también en la televisión. La disputa entre Telecinco y Antena 3 por la audiencia de la noche de los viernes -que tiene mucha más importancia a nivel nacional que la lucha entre errejonistas e iglesistas- volvió a resolverse esta semana por cuatro décimas de diferencia (15,8% contra 15,4%) lo cual es una diferencia grande si tenemos en cuenta que desde que volvió “Tu cara me suena” hace cinco semanas esa distancia nunca había superado las dos décimas de share. Al igual que ocurrió con el Brexit o con el parlamento catalán, lo grave no es la existencia de salvamistas y tucaramesuenistas -dos subespecímenes de telespectadores que se miran entre sí con semejante estupor y desprecio con el que se miran los seguidores de Felipe González y los de Pedro Sánchez-, sino que la brutal tensión entre ambos se distribuye con equilibrio exacto a ambos lados de la sogatira, el pañuelo no se mueve ni un milímetro del centro y es la cuerda -España, la televisión, la tortilla de patatas- la única que probablemente acabe reventando en la pelea.


5/11/16

LA REALIDAD SE LLAMA DONALD TRUMP

1. Si Aaron Sorkin, pensando en las tramas de “El ala oeste de la Casa Blanca”, hubiera planeado dedicar una temporada a una campaña electoral en la que el presidente Bartlet se enfrentara a un personaje como Donald Trump, la NBC hubiera desestimado la idea por ser demasiado descabellada y parecer un recurso de guionista desesperado. Una cosa es dar una visión almibarada de la presidencia de los Estados Unidos y otra plantear en una serie medianamente realista que alguien como Trump pueda disputar la presidencia por el Partido Republicano.

2. “Veep”, una comedia de la HBO sobre la vicepresidenta de los EE.UU., mantiene su nivel año tras año y continúa ganando Emmys gracias al talento de Julia Louis-Dreyfus. Pero si a sus guionistas se les ocurriera meter un personaje nuevo con el estilo y las costumbres de Trump, los espectadores sentiríamos que la serie ha perdido el rumbo y abusa de recursos muy baratos. “Veep” es una comedia en la que aparece una visión disparatada de la política norteamericana, pero eso no quiere decir que valga cualquier exageración caricaturesca de tales personajes.

3. ¿A que les gusta “House of cards”? ¿A que quedan siempre impactados por el nivel de maldad de los protagonistas de esta serie de Netflix? ¿Pero a que torcerían el gesto insatisfechos si en medio de esa Casa Blanca apareciera un personaje tan perverso en su ser-en-el-mundo como Donald Trump? “House of cards” es una serie de política-ficción, no de política-terror. ¿El presidente Frank Underwood meando sobre la tumba de su padre? Lo compro. ¿Un candidato a la Casa Blanca hablando de cómo coge por el coño a las modelos? Te has pasado, Netflix.

4. Pues bien, ese personaje demasiado inverosímil para “El ala oeste de la Casa Blanca”, demasiado ridículo para “Veep” y demasiado malvado para “House of cards”, va a ganar las elecciones a la presidencia de los EE.UU. el próximo martes, y Jed Bartlet, Selina Meyer, Frank Underwood, usted y yo nos vamos a hacer mucha caquita de miedo. Mola eso de que la realidad supera a la ficción y tiene mucha enjundia filosófica. Mola, salvo cuando la realidad se llama Donald Trump.

4/11/16

¿QUÉ FUE DE ANA OBREGÓN?


Tantos años en esto y ahora no soy capaz de dejar de mirar a Ana Obregón en Dkiss. Es hipnótico. No pongas esa cara que a ti te pasa lo mismo. Reconócelo, tampoco tú eres capaz de dejar de mirarla. Es algo que nos pasa a millones y millones de españoles. En realidad, a prácticamente todos. Porque solo los poquísimos despistados que vieron alguna vez “Algo pasa con Ana” los domingos por la noche en Dkiss pueden dejar de verla. Y, de hecho, están haciéndolo. Cada vez la ve menos gente de la poca gente que la vio alguna vez. Los demás, los que ya probamos a no mirar para ella, a no prestarle ninguna atención, a pasar de ella y su egomaniaco y egotista egocentrismo no somos capaces de no dejar de hacerlo. Lo dicho: no verla es hipnótico. Así que la pobre Anita no levanta cabeza desde que a mediados de octubre se estrenó su programa y no lo ve nadie.

Que tu programa tenga una audiencia media inferior a la de la cadena que lo emite es un dato preocupante. Pero si tu cadena es Dkiss, empezó a emitir hace apenas medio año, prácticamente nadie la conoce, y su audiencia se escribe con dos dígitos (pero porque no llega al uno por ciento y se queda en cero coma), entonces, es como para replantearte tu carrera televisiva.

Ay, Ana, las cosas no van bien cuando haces una copia cutre de “Las Campos” que ya es una copia cutre de “Las Kardashians” que ya es un programa cutre de por sí. No van bien cuando nadie te sigue ni siquiera para reírse de ti friéndote a tuits con sus amigos porque no hay grupos de amigos tan desesperados. No van bien cuando se miden tus índices de audiencia con unos decimales mucho más pequeños que el margen de error de los sistemas de medición de los índices de audiencia. Solo hay una salida para un fracaso así: que David Trueba se apiade de ella, vuelva a hacer magia con la derrota, y le regale “¿Qué fue de Ana Obregón?”, una versión maravillosa de “¿Qué fue de Jorge Sanz?”, una serie que ya fue maravillosa de por sí. Solo haría falta que alguien le explicara el proyecto a Anita la Fantástica de manera que ella pudiera entenderlo.

3/11/16

OT: ¿COBRA O NO COBRA?


España entera pendiente de La 1, atenta a la vuelta de “Operación Triunfo”, vigilando cada gesto de Bisbal y Chenoa. Un mes con La 1 ocupada, el “Telediario” invadido, la calle tomada. Los octavos, los cuartos y la semifinal de “OT. El reencuentro” dieron paso, por fin, a la esperadísima gran final de “OT. El concierto”. El estadio se pone en pie cuando Bisbal y Chenoa cantan “Escondidos”. En ningún encuentro ni reencuentro habíamos visto últimamente una jugada tan polémica. Hay contacto físico, pero no se ve bien cómo se resuelve. Primer beso en la mejilla clarísimo. Intento de segundo beso en el área pequeña. Bisbal se retira. ¿Le hace una cobra? ¿Hay intencionalidad? ¿Queda Chenoa fuera de juego? ¿Gol de libro o penalti, tarjeta y expulsión?

Analizándolo con detenimiento, la conclusión está clara: cobra, sin duda cobra. Pero no debería cobrar. No hace falta mirar la jugada desde otro ángulo. No es necesario revisar la aproximación fotograma a fotograma. No hay que darle al pause y acercarse a la pantalla para ver mejor. Solo hay que atender a los índices de audiencia, flipar con que la peña se tragó el anzuelo del reencuentro hasta el fondo y comprobar que hasta Telecinco dejó de girar alrededor de sí misma para girar alrededor de La 1, ¡como en aquellos tiempos en que TVE todavía era el enemigo a batir!

Así que sí: cobra. Alguien en TVE cobra por decidir este tipo de cosas, pero no debería cobrar porque dejó pasar de largo el décimo aniversario de “OT” sin hacer nada. Ahora se espabiló y montó un reencuentro a los quince años. Pero el enorme éxito cosechado solo agranda el fracaso que supone no haber empezado a los diez años en vez de a los quince. O a los cinco, qué carajo. Un reencuentro cada cinco años podría funcionar. Quien se traga los quince se tragaría los cinco. Y a los veinte, una muy gorda. Y a los veinticinco, mayor todavía. Los triunfitos son las nuevas folclóricas. Pueden protagonizar el primer ‘reality’ en régimen de externado. Y cuando falten Raphael y su tambolilero, que hagan ellos el especial de Nochebuena. Yuros livin a selebreison, todos juntos vamos a espantar.

2/11/16

BRUNELLESCHI Y CORLEONE


“Algo malo para conseguir algo bueno”, dice Cosme de Médici en el primer capítulo de “Los Medici: señores de Florencia”, anticipando quizás el “maquiavelismo” atribuido a Nicolás Maquiavelo (“En las acciones de los hombres se atiende a los resultados”) en su obra “El príncipe”, dedicada a Lorenzo II de Médici. Supongo que Frank Spotniz, creador de la serie, debió pensar algo parecido cuando decidió no ser históricamente preciso en su versión de los Médici y tomarse todas las licencias dramáticas necesarias para presentar a esta familia a la audiencia moderna. Por ejemplo, imaginar que Juan de Médici, padre de Cosme, fue asesinado con cicuta, y obligar al espectador a ver en Juan una especie de Vito Corleone en “El padrino”. Estaríamos así ante Juan Corleone, jefe de la principal familia de Florencia, y ante su heredero Cosme Corleone de Médici. Nada que objetar.

Spotniz dice que su intención es que el público se interese por los Médici y busque más información sobre ellos. No es una idea tan descabellada. Ya ocurrió con el interés popular por el reinado de Isabel y Fernando después de la serie “Isabel”, y con Lope de Vega o el Cid tras su aparición en “El ministerio del tiempo”. Seguro que muchos de ustedes se dieron una vuelta por Internet o por los libros de historia para saber más cosas del dirigible “Hinderburg” después de ver el primer capítulo de “Timeless”, y sé que muchos estudiantes se presentaron en clase con ganas de preguntar a su profe qué fue eso de la “transición” después de ver la película “Siete días de enero” (La 2), en la que Juan Antonio Bardem desmenuza la matanza de Atocha de 1977 en un despacho de abogados laboralistas. No ser absolutamente fiel a la historia, o rellenar sus huecos con hipótesis verosímiles, de los Médici, de la reina Isabel, del “Hinderburg” o de la Transición puede ser algo malo para los puristas, pero no hay duda de que puede ser algo bueno no sólo para conseguir que los espectadores se interesen más por la historia, sino por puro entretenimiento, puro placer de ver a Cosme en pie en el inmenso hueco sobre el que el genial Brunelleschi levantará la cúpula de la catedral de Florencia. Cuando Brunelleschi presenta su proyecto a Cosme, reconoce que no sabe si funcionará, así que si Cosme decide financiarle supondrá un acto de fe. Un acto de fe en la razón matemática del arquitecto. Qué bueno. ¿Dijo eso Brunelleschi a Cosme? Qué más da. Lo importante es que en “Los Médici” podemos ver a Brunelleschi charlando de arquitectura con Cosme Corleone.

1/11/16

JUGAR A TENER MIEDO


A diferencia de otros géneros, el cine de terror triunfa sólo en la medida en que fracasa. La comedia triunfa cuanto más hace reír, el drama cuanto más emociona, el cine de aventuras tiene más éxito cuanto más consigue que el público se sienta partícipe de la acción. El cine erótico busca excitar sexualmente de verdad a los espectadores. Pero el cine de terror no intenta conseguir que el aficionado se muera de miedo, sino que reta a su público a no sentir miedo a pesar del horror de las imágenes que se están mostrando. Sólo en la medida en que el cine de terror consigue no dar miedo a pesar de ser terrorífico puede tener garantizada su audiencia. Si consiguiera verdaderamente su objetivo los espectadores marcharían de las salas, y eso es exactamente lo último que quiere que pase el director de cine de terror.

El aficionado a la comedia se ríe de verdad, el aficionado al cine erótico se excita realmente, pero el aficionado al terror juega a sentir un terror impostado, tanto más placentero cuanto más falso, ya que indiscutiblemente sería tanto más aversivo cuanto más verdadero. No son las personas más delicadas y sensibles las que forman el grueso de fans del género de terror. Son los espectadores más duros e insensibles a muestras de horror. ¿Se imaginan que el género de la comedia tuviera sus principales seguidores entre gente seria y carente de sentido del humor? ¿O que el drama triunfara especialmente entre quienes a la salida compitieran muertos de risa por demostrar lo poco que se emocionaron? Pues esa paradoja ocurre con el género de terror.

Vayan estas líneas como un cariñoso saludo a Dark, un nuevo canal de Movistar+ dedicado 24 horas al día al terror y que comenzó sus emisiones ayer a las 6 horas, 6 minutos y 6 segundos con una serie de temática diabólica. Disfrutarán de ella especialmente los espectadores que no crean que el número 666 tiene algo que ver con el diablo. Yo, con el debido respeto, no seré consumidor de esta cadena. Me gustan más las emociones reales que las impostadas. Donde esté reírse, emocionarse o ponerse palote, que se quite jugar a que estoy teniendo miedo.