28/2/19

MANIFESTANTE, ¡MANIFIÉSTATE!



Las ciencias ocultas son como las manifestaciones secretas: no existen.

¿Y si alguien se ocultara para estudiar ciencias? Da igual, eso no hace que las ciencias sean ocultas. ¿Y si alguien dice dedicarse a las ciencias ocultas o les da bombo y vive de ellas, como Íker Jiménez en “Cuarto Milenio”? Pues aún peor: las ciencias no pueden ser ocultas porque son una forma de conocimiento social y colectivo en la que cada logro es revisado y criticado por otros. Es gracias a esto que alcanzan el consenso y progreso que ya gustaba a Lolo Kant hace dos siglos, y nos ha traído hasta aquí. ¿Y qué hay de los libros publicados sobre ciencias ocultas? De esto, mejor ni hablamos; basta la risa que da que en la misma frase se hable de publicar y ocultar a la vez.

Tras el viejo contrasentido de las ciencias ocultas (hoy simples pseudociencias), proliferan ahora las manifestaciones secretas. Manifestaciones normales, en las que los ciudadanos se reúnen en la calle a manifestarse, hay muchas. Con participantes que se tapan la cara, también. Pero eso hace que los secretos sean los manifestantes, no la manifestación. Las manifestaciones son públicas por definición. ¿Y si los manifestantes evitaran que se conozca qué manifiestan? ¿Y si evitaran dar a conocer, poner a la vista o exponer públicamente sus reclamaciones, reivindicaciones y protestas? La existencia de una manifestación así —secreta— sería un contrasentido lógico similar a que hubiera ciencias ocultas, triángulos de cuatro lados o un segundo papa único en Roma.

Así que alguien debería explicarles lógica a los gilipollas que, cada vez más, impiden a periodistas y reporteros explicar qué pasa en las manifestaciones. Las últimas víctimas son Cristina Pampín (TVE) y Blanca Basiano (Antena 3), a quienes los independentistas no dejaron hacer su trabajo en la huelga general de Cataluña ni el acto de homenaje de Pedro Sánchez a los exiliados españoles en Francia. Ambas intentaban difundir unas reivindicaciones que los manifestantes trataban de silenciar con sus gritos, hostilidad y empujones. ¿Manifestaciones secretas?, ¡no fastidien! Lo que hay es mucho manifestante fantasma que, de verdad, debería manifestarse cuando se manifiesta.

27/2/19

Y VICEVERSA


Hace unos días murió el gran actor suizo Bruno Ganz, a quien deberíamos recordar por su interpretación del ángel Damiel en “El cielo sobre Berlín” pero que de hecho recordamos por haber encarnado de forma memorable y definitiva a Adolf Hitler en “El hundimiento”, la película que nos sumerge en el insano ambiente de locura, caos y horror cotidiano de los últimos días de Hitler en el búnker de la cancillería. Algunos criticaron “El hundimiento” porque “humanizaba” a Hitler, Speer, Joseph y Magda Goebbels y los nazis que acompañaron al Führer y a Eva Braun en el hundimiento del Reich, con el Ejército Rojo a la vuelta de la esquina. Pero Hitler y los suyos no eran extraterrestres, sino hombres. No eran orcos, ni cíclopes, ni cucarachas gigantes, sino hombres. No eran robots, ni cyborgs, ni androides, sino hombres. Adolf Hitler era un ser humano, como Nelson Mandela o Rosa Luxemburgo. Tenemos que vivir con esas contradicciones porque tan humano es el búnker de la cancillería como el ágora de Atenas o los cafés de Montparnasse en los que se sentaron Chagall, Modigliani y Kandinski. Dicho esto, vamos a embarcarnos en un submarino nazi.

La serie “El submarino” (AMC), inspirada en la excepcional película del mismo título, gustará a todos los que no pretendan ver en los marineros del submarino alemán U-612 a un grupo de orcos nazis sedientos de sangre aliada. No es que “El submarino” humanice a los nazis como dicen que “El hundimiento” humanizó a Hitler, sino que la serie nos trasporta a un incómodo submarino (“Cuarenta tíos sin ducha y un solo cagadero”, como dice uno de los tripulantes) y a un ambiente que a veces se parece al del búnker de la cancillería donde Hitler comía, hacía planes y recibía a sus generales. “El submarino” es muy emocionante, profunda, abarrotada de buenos detalles en la ambientación y la construcción de los personajes, respetuosa con los códigos del subgénero de submarinos y, además, original porque propone una trama paralela en tierra que permite introducir personajes femeninos y unos toques de drama. ¿Mujeres en una serie de submarinos? Pues sí. Había hombres y mujeres en el búnker de la cancillería, y solo había hombres en los submarinos (excepto en el maravilloso submarino rosa de “Operación Pacífico”), pero hombres y mujeres vivieron y murieron el espanto de la Segunda Guerra Mundial en tierra, mar y aire. Mujeres y hombres y viceversa, esta vez sí, en “El submarino”.

26/2/19

"EL JUICIO DEL PROCÉS"


“El juicio del procés” no está funcionando en audiencias como se esperaba. Era, sin duda, la gran apuesta televisiva de la temporada, precedida por una extraodinaria campaña promocional que parecía asegurar el apoyo de los espectadores a este nuevo formato de reality show. Y, sin embargo, las cifras de share no están alcanzando valores destacados. Varios son los factores que se barajan para explicar este fracaso, aunque el principal de ellos apunta a que el inesperado estreno de “Elecciones el 28-A” ha sacudido el panorama televisivo, provocando que el interés del público se mueva hacia contenidos que les afectan más directamente.

Por ello, los responsables del espacio valoran algunos cambios en el formato. No parece fácil cambiar su horario de emisión, y es esperable que “Elecciones el 28-A” sea una competencia cada vez más dura hasta la gala final de últimos de abril. El PDeCAT, ERC y el Tribunal Supremo han contactado con Telecinco para conseguir que estrellas como Kiko Hernández o Belén Esteban declaren en el juicio. Se pretende dar un giro al formato, alejándolo de contenidos políticos y acercándolo a la crónica social. También se instalará un set anexo a la sala en donde Jesús Vázquez entrevistará a los familiares de los acusados, y Jorge Javier Vázquez conducirá “Juicio al procés: el debate”, una tertulia diaria sobre el tema con alguno de los concursantes más polémicos de GH y “Supervivientes”. Los más atrevidos proponen sentar a los jueces del Supremo en sillas como las de “La voz” y que éstos puedan girarse o no en función de que les vaya convenciendo las declaraciones hechas por los acusados.

La feroz competencia televisiva actual no permite mantener en antena un espacio que no alcanza las audiencias esperadas, por lo que no se descarta la posibilidad de cancelar directamente el juicio, improvisando un veredicto final aunque no se hayan terminado todos los procedimientos, y sustituirlo por cine de verano o antiguos episodios de “Caso abierto”.

25/2/19

UNA RATA VE LA TELE


Habrá quien lea por razones morales los “Siete cuentos morales” de John M. Coetzee o los “Cuentos morales” de Leopoldo Alas Clarín, en vez de leerlos por razones literarias o de estricta supervivencia. ¿Y una serie? ¿Se puede ver o no ver una serie de televisión por razones morales?

El estadounidense Jussie Smollett, cantante y actor de la serie de Fox “Empire”, es de piel oscura por su ascendencia africana, oficialmente homosexual desde que así se declaró hace unos meses, y públicamente se opone a las políticas de Donald Trump. Tal vez haya quien le siga en “Empire” por eso.

Hace unas semanas, hospitalizaron a Smollett porque fue golpeado, le ataron una soga al cuello y echaron lejía por encima. Denunció que habían sido dos desconocidos que gritaban “Esta es una zona MAGA” (siglas del lema electoral de Trump “Make America Great Again”). ¡Una agresión guiada por el racismo, la homofobia y el fanatismo político! Imagínense el aluvión de muestras públicas de apoyo que recibió. Un catálogo de razones morales para ver “Empire” (o no ver, que el candor del vecinito Ned Flanders tiene un reverso tenebroso a solo un suspiro de distancia).

Ahora, la policía de Chicago acaba de detener a Smollett por tramitar una denuncia falsa: descubrió que los sospechosos de la agresión tenían con él un vínculo igual de sospechoso. Imagínense la avalancha de muestras públicas de reprobación que recibió. Buenas razones morales para no ver “Empire” (o verla, que los caminos del reverso tenebroso son insondables).

Tal vez este uso de la moral sea excesivo, pero oigan esto: la policía sospecha que Smollett orquestó la agresión para subir su caché en “Empire” porque estaba “descontento con su sueldo”. Aprovecharse del dolor de las víctimas de agresiones racistas, homófobas y del fanatismo político, sembrando además la duda respecto a si sus denuncias son reales o falsas es caer muy bajo. Espero que en “Empire” no solo le despidan, sino que además impidan que este tipo gane con ellos un solo dólar más. No se me ocurre otro modo de poder ver la serie sin sentirse más sucio que una rata.

24/2/19

MARTA FLICH: TODO MAL



Mal que, en el último “Todo es mentira” (sobremesas de Cuatro), Marta Flich intentara torear con normalidad al Minotauro de Creta. Desde que le saludó, debería haber visto que Juan Carlos Monedero ya salió de chiqueros resabiado y embistiendo.
—Buenas tardes, ¿qué tal?
—Sorprendido de tanto movimiento post…comida.
El colaborador Miguel Lago se olió algo y echó un capote.
—Lo de “movimiento postcomida”, ¿qué es, que has ido al baño bien?
—Es precisamente esto, ayss. Pero, bueno, luego comentamos.

Mal que mantuviera la compostura y le preguntara con educación por el escrache a Errejón en el barrio de Hortaleza el que critican la conducta de Podemos en las instituciones.
—¿Qué te parece este escrache?
—Pues que no tenéis ni idea de lo que es un escrache. Debíais documentaros un poquito antes de empezar el programa bla bla bla. Por ejemplo, en Argentina bla bla bla. Un escrache lo que busca es que la persona interpelada pueda explicar bla bla bla. Esto es un acorralamiento bla bla bla. Le llamas escrache por rebajarle el contenido bla bla bla.

Mal que, en vez de clavarle la puya del DRAE en sus morros hasta hacerle sangrar (Escrache: 1. m. Manifestación popular de protesta contra una persona, generalmente del ámbito de la política o de la Administración, que se realiza frente a su domicilio o en algún lugar público al que deba concurrir”), continuara portándose con educación con quien no la tenía.
—Gracias.
—De nada, yo es que a esta hora doy clase y por eso tengo esta querencia bla bla bla.

Mal que le contestara con elegancia cuando, al preguntarle por la desunión en “Unidos Podemos”, el incontinente miura escupió fuego.
—Déjame decirte, Marta, bla bla bla, lo que estás haciendo está lleno de basura bla bla bla. Vine a hablar de unos temas y me preguntas por otros bla bla bla. Me estás mintiendo bla bla bla. La basura de la política a veces la representan los medios bla bla bla.
—Eso es una mala digestión o no encajar la crítica.

Y mal que, cuando se puso asquerosamente paternal (“Corazón, yo quiero hablar de todo bla bla bla”. “Marta, tú eres una mujer que defiende el feminismo, no deberías defender esta bazofia”), Flich le pusiera en su sitio (“Tú no tienes que decir lo que yo tengo que tolerar, para empezar”) en vez de mandarle a la mierda.

23/2/19

EL RETORNO DEL CARÁCTER


El fenómeno sociopolítico más importante que está viviendo nuestro país en estos últimos tiempos no es el feminismo, la irrupción de VOX o el debate sobre el tratamiento que debe dar la prensa a los romances de los políticos. Todo eso palidece si lo comparamos con la relevancia social que están tomando los integrantes de Los Lobos -el grupo de concursantes de “Boom”- entre el gran público. El pasado jueves tuvo lugar la proclamación oficial de este fenómeno cuando Pablo Motos les invitó a “El hormiguero”. Por primera vez en años, los invitados del magacine no iban a promocionar un disco, a relanzar una carrera en declive o a hablar sobre su vida privada. El cuarteto de cinco que son Los Lobos sólo estaban ahí por saberlo casi todo sobre casi todo y el resultado fue el programa más visto en la televisión nacional de ese día.

Aunque los millenials no se lo crean, Erundino, Manu, Valentín, Alberto ¡y Jose! son en este momento influencers más potentes que Dulceida, Soy Una Pringada o C. Tangana. Philip Cushman, historiador y psicoterapeuta, defiende que el triunfo de la televisión conllevó el fin del carácter y el comienzo del encanto personal. Desde que el mercado se mete dentro de las casas a través de un aparato que emite publicidad, el carácter -esa imprecisa bonhomía hecha a base de frugalidad, esfuerzo, estudio y humildad- retrocede ante el encanto personal -esa chirriante inmadurez mezcla de excesos, vagancia, ignorancia y arrogancia-. Por eso, “El hormiguero” del jueves tuvo categoría de fenómeno académico y algún día se estudiará esta anomalía por la que, en pleno siglo XXI, unos individuos cargados de carácter y vacíos de encanto se convirtieron en líderes sociales.

Son los únicos relatores que aceptaríamos para el problema catalán. Son los únicos capaces de hacer una ley de educación que dure más de una legislatura. A su lado las tres derechas, las dos izquierdas y los indepes unidos sólo parecen un puñado de mamarrachos. Quizá, si ganan pronto el bote de “Boom”, estén a tiempo de presentarse a las próximas elecciones.

22/2/19

RISTO ESPADA Y ARCADI MEJIDE


Luego seguro que tomas un café con ellos y son gente normal, un poco gilipollas, un poco apijotados, no más que nosotros. Pero es ponerles una cámara delante y se convierten en dos auténticos impresentables. El problema está en esa cámara. El problema está en la televisión. No eran así hace unos años, cuando el éxito instantáneo no era lo único que importaba. Como animales evolucionando bajo un darwinismo raro, se han sometido a la ley de la supervivencia del más cínico, del más arrogante, y el resultado es esa caricatura vacía que son ambos ahora. Parecen hechos de polvo. El viento se los podría llevar en cualquier momento. Y se los llevará. Largo o corto, lo único que les queda por delante es el final de sus carreras.

Al parecer, discutieron el otro día en el programa de uno de ellos. Uno expulsó al otro. O uno se fue antes de ser expulsado. Uno había dicho unas majaderías eugenésicas dignas de una antología del deterioro mental. El otro había preparado con premeditado detalle el escenario, el cebo y la apoteosis. Como todo en televisión, también este incidente fue un ejercicio de falsa conciencia de tercer o cuarto grado, de una indecencia à deux. ¿Cómo se entiende que algo que merece la expulsión del que lo dice no se merezca también ser cortado del montaje final del espacio? Es obvio que uno de ellos, mediante su enfado, se alegra de lo que ha ocurrido y lo explota a su favor. Es obvio que el otro, con su aplastante seguridad, sabe que está arruinado intelectualmente y que sólo puede seguir subiendo la apuesta con la esperanza de que le echen del casino. La televisión, con sus espejos, permite que no sea necesario guionizar los acuerdos que parecen ser enfrentamientos.

Mañana Joaquín contará un nuevo chiste, o Malú dedicará “Aprendiz” a Albert Rivera en un concierto, y ya nadie se acordará del Chester de esta semana. Los dos tendrán que empezar a buscar su nueva jugada. Dará igual que tengan cuidado: una vez que superas el punto de no retorno en televisión, la única regla que queda es seguir aumentando en cada movimiento el nivel de miseria.

21/2/19

MUJERES MAYORES E INCULTAS


No, señor Sánchez, no. El problema de su participación en aquel “Sálvame” no tuvo que ver con el público del espacio. Cuenta usted en “Manual de resistencia”, esa heteroautobiografía que le ha escrito Irene Lozano, que la idea de intervenir en el programa de Telecinco -tras el enfado de Jorge Javier Vázquez con el PSOE por el asunto del toro de la Vega- le había provocado dudas iniciales, ya que temía que el público de “Sálvame” estuviera compuesto por “mujeres mayores e incultas”. Finalmente se decidió a hacerlo, según la misma Irene Lozano ha escrito en el libro que usted mismo firma, porque tal probabilidad no era del todo segura, y porque, incluso siéndolo, los votos de las mujeres mayores e incultas valen tanto como cualquier otro.

Pero es que, en este caso, el problema de “Sálvame” se encuentra en el espacio en sí y no en su público. Todos entendemos la dimensión política de ciertos programas -los informativos son el ejemplo más claro- y tendemos a pensar que otros contenidos carecen de ideología, forman parte de un mero entretenimiento que carece de una lectura política. Pero no es así. Nada hay más malvadamente -por lo disimulado- ideológico que el entretenimiento, en particular, la telebasura, y el programa estrella de Telecinco presentado en aquel entonces por Jorge Javier Vázquez, -lo vean mujeres mayores e incultas o jóvenes catedráticos de cirugía maxilofacial-, era y es un desfile de valores antisociales, sexistas, irracionalistas, individualistas, muy muy muy conservadores, que su dicharachera intervención contribuyó a blanquear y validar.

Supongo que usted defenderá que el voto de los espectadores de “Cuarto milenio”, el porno o la Santa Misa valen tanto como cualquier otro, pero no por ello le vamos a ver durante la próxima campaña participando en ese tipo de programas. Comprendiendo su interés por llegar al sector electoral de las mujeres mayores e incultas, no se entiende, por el contrario, el vehículo que eligió para ello. No, por favor, no me conteste. Deje descansar a Irene Lozano.

20/2/19

LOS LÍMITES DEL HUMOR


Acerca de los límites del humor, doctores tiene la iglesia que pueden iluminar un problema que sobre todo preocupa a los que siempre están de mal humor. Me estoy refiriendo al gran Darío Adanti, por supuesto, doctor sutil de la iglesia del humor tan imprescindible como el queso feta en una ensalada griega. Pero la cuestión que quiero plantear aquí no tiene que ver con si es lícito simular que me sueno los mocos en la bandera de España o explicar cómo cocinar un Cristo, sino con los límites de un humorista cuando está en la cola del pan, bebiendo una caña o respondiendo a una pregunta sobre el cambio climático. ¿Los humoristas no tienen límites? ¿Un humorista tiene que decir cosas graciosas siempre y en todo lugar, esté haciendo lo que esté haciendo y hablando con quien esté hablando? Si es así, protesto. Ya es bastante difícil ser gracioso cuando se trata de ser gracioso, pero tener que ser gracioso las veinticuatro horas del día es una tortura.

Los humoristas no tienen por qué ser como los mandos militares o los obispos, que insisten en llevar sus uniformes llenos de banderitas de colores y gorros ridículos cuando no están en unas maniobras militares o predicando la verdad al mundo. Lucir un uniforme de general de brigada o de obispo de Valencia es fácil. Decir cosas graciosas cuando pides una barra de pan integral, tomas el vermú o intentas opinar con sentido sobre un problema tan grave como el cambio climático ya no es tan fácil, y por eso me parece que los humoristas necesitan descansar del humor tanto como Messi necesita descansar de vez en cuando del fútbol. Ser el Gran Wyoming, Marta Flich, Carlos Faemino, Andreu Buenafuente, Edu Galán, Eva Hache o Santiago Abascal todo el tiempo es una tarea agotadora a no ser que seas Santiago Abascal, al que le salen los chistes sin esfuerzo esté o no ejerciendo como líder supremo de VOX. Podemos exigir a Sherlock Holmes que sea siempre Sherlock Holmes y esperamos un brillante razonamiento deductivo del detective de Baker Street hasta en la cola del pan o en la hora del té, pero no deberíamos exigir a nuestros humoristas que nos hagan reír obligatoriamente fuera de su horario de trabajo. A diferencia de los generales, obispos, detectives privados y políticos de ultraderecha, los humoristas (y Messi) tienen límites. Respetémoslos.

19/2/19

TONGO EN "GH DÚO"


No hay tongo en “Gran Hermano Dúo”. Paquirrín no hizo trampa en una prueba en que las parejas concursantes tenían que comer pasta de un plato cada uno desde un extremo hasta acabar besándose como en “La dama y el vagabundo”. De eso nada. No acabó el primero y ganó porque incumplió la única norma del juego (prohibido dar grandes bocados para comer más rápido) sin que se le penalizara, mientras que otra pareja fue descalificada por hacer lo mismo. Las acusaciones de tongo de los seguidores del programa están equivocadas. Puede comprobarse viendo los vídeos que estos seguidores difunden por las redes sociales en los que se ve a Paquirrín dando grandes bocados a la pasta para comer más rápido.

No hay tongo en “GH Dúo”. Tampoco es cierto que Paquirrín montara un pollo intolerable hace unas semanas y mereciera la expulsión disciplinaria, ni que mostrara una actitud machista asquerosa. Es cierto que sí se expulsó a Julio Ruz por su “conducta inaceptable” persiguiendo y molestando a María Jesús Ruiz de forma machista y hostil. Pero eso no tiene nada que ver con la violencia de Paquirrín cuando se puso agresivo con Ylenia, estalló un plato contra el suelo a los pies de la chica para amedrentarla y se acercó a ella amenazante dando gritos mientras otros le retenían. Ni tiene que ver con que Paquirrín contara entre risotadas a sus compañeros cómo una noche que salía con un amigo y dos amigas, ellas se durmieron en el coche y ellos decidieron irse a Valencia sin preguntar, y, cuando despertaron, como ellas empezaron a gritar, les gastaron un broma simpatiquísima: “Las dejamos en la cuneta allí y nos fuimos. Se quedaron en una gasolinera, dijimos: ‘Bájate a beber agua. ¡Ahí te quedas, ya no gritas más!’”. Las acusaciones de tongo de los seguidores del programa están equivocadas. Puede comprobarse viendo los vídeos que difunden por las redes sociales en los que se ve a Paquirrín haciendo todas estas cosas.

Seguidores de “GH Dúo”: editar vídeos del programa es una pérdida de tiempo tan grande como verlo. No hay tongo en “GH Dúo”, “GH Dúo” es el tongo. Y por eso os gusta.

18/2/19

EL CASCABEL


¿Le gusta el género de terror? ¿Le atrapan las historias espeluznantes, las que hacen que un escalofrío recorra su espalda, las que paralizan porque hielan la sangre? Vea “Examen de conciencia”. ¿Prefiere las series sobrias, sin efectos especiales, sin trucos digitales, las que cuentan las cosas tal y como suceden sin añadidos fantasiosos? Vea “Examen de conciencia”. ¿Es más de reportajes, de periodismo de investigación, de levantar alfombras, de desmaquillar la realidad para conocer su verdadero rostro? Vea “Examen de conciencia”. Pero véala bajo su responsabilidad.

Yo no he podido. Fue tal la cantidad de barbaridades que desfiló por el primer episodio, que tuve que parar antes de final. Y aun me quedan otros dos. Esperaré unos días. Revuelve el estómago lo que allí se ve, repugna a la razón lo que allí se cuenta, el corazón no le permite a uno seguir sentado viendo tranquilamente la tele mientras delante se amontona un caso tras otro de pederastia. Porque produce horror notar cómo la acumulación de casos, todos diferentes, todos tan similares, producen sensación de repetición, de rutina, de habituación, de normalidad. Y esta gris cotidianeidad del horror resulta más sobrecogedora que el más truculento de los detalles.

Muchos no verán “Examen de conciencia” por otro motivo: se emite en Netflix. Por eso ruego a Trece, la cadena de la Conferencia Episcopal —tan centrada en su labor pastoral, tan preocupada por las víctimas, tan alejada de los verdugos—, que compre y emita en abierto esta investigación sobre las violaciones sistemáticas y continuadas a niños (¿hace falta añadir “indefensos”?) en el seno de la Iglesia Católica, sobre la connivencia y el encubrimiento, sobre el miedo y la impunidad. Una serie sobre el poder absoluto y la sumisión absoluta que surgen cuando el silencio y la obediencia son virtudes, y cuando quienes dicen tener en sus manos las llaves que atan y desatan en el Cielo lo que aten y desaten en la Tierra las usan para administrarse a sí mismos la absolución. Ojalá demostraran su “tolerancia cero” con la pederastia poniendo este cascabel al violador.

17/2/19

EL MEJOR ALTOZANO JAMÁS CANTADO



De verdad, tenéis que sacar a Jaime Altozano de “La mejor canción jamás cantada”. Es demasiado bueno. Se come el programa entero. Dadle dos emisiones más y las irregulares versiones de los triunfitos, las menudencias de Noemí Galera y las intros de las canciones serán meros aperitivitos de las intervenciones de Altozano. “La mejor canción jamás cantada” es un show amable, correcto, una “Operación Nostalgia” con la que la televisión pública no hace el ridículo en un momento tan comprometido como la noche de los viernes. Se agradece que no nos cuenten cómo han pasado la semana los cantantes. Pero Altozano lo convierte en otra cosa: de pronto estamos ante un programa inteligente, afilado, estimulante, uno tiene la sensación de que ha pulsado sin querer el mando a distancia y ha cambiado de cadena. Y eso, que es maravilloso, viene acompañado de su opuesto; cada vez que terminan sus intervenciones el programa se hunde como estas atracciones de los parques en donde la gente se desploma cien metros en caída libre.

Es un acierto que TVE haya rescatado de un canal de Youtube a Jaime y le haya ofrecido un hueco en su programación -también, por cierto, hemos sabido estos días que el nuevo “Órbita Laika” estará presentado por Eduardo Sáenz de Cabezón, cuyo canal youtubiano “Derivando”, dedicado a las matemáticas, es igualmente gloria bendita-. Todos los que amamos las canciones por encima de casi todas las cosas llevamos meses adictos a los análisis que Altozano hace de sus aspectos musicales. Pero, seamos sinceros, le han colocado dentro de un proyecto que le viene pequeño, o, al revés, a “La mejor canción jamás cantada” Jaime Altozano le viene grande. La forma en como trituró al jurado el pasado viernes pasará a la historia de la televisión dentro de la categoría “momentos en donde un colaborador demuestra que sabe más que sus jefes y les deja en ridículo delante de toda España”. Valorad cómo vais a manejar este problema. Una solución es sacar a Altozano del programa. La otra es sacar a todos menos a Altozano.

16/2/19

ELSA PATAKY Y EL ANTINATALISMO


Jamás pensé que escribiría esto, pero a lo mejor los antinatalistas tienen razón y lo mejor que podemos hacer los humanos como especie es desaparecer voluntariamente. Es un movimiento que en los últimos años ha experimentado un destacadísimo auge como subvariante de ciertas posturas animalistas y antisistema: la naturaleza humana es intrínsecamente malvada, el ser humano va a destruir el planeta inevitablemente, cada nuevo individuo será un ser vivo que sufrirá y hará sufrir a otros seres vivos. Por tanto, ¿es ético seguir trayendo niños al mundo? El Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria (no bromeo, googléenlo) no tiene dudas: no.

Para los antinatalistas el mundo es un lugar lleno de dolor, contaminación, explotación de unos seres sintientes sobre otros y, añado yo ahora, entrevistas de Pablo Motos a Elsa Pataky. Quizá el dolor, la contaminación y la explotación de unos seres sintientes sobre otros no sean suficientes para defender nuestra extinción, pero pocos espectadores que hayan presenciado el alegato de Pataky en contra de la caída de los culos femeninos en “El hormiguero” del pasado jueves se opondrían a la idea de una esterilización masiva de nuestra especie y un lento esperar a que fallezca el último humano, para que el planeta Tierra se conceda una segunda oportunidad y pueda aspirar a un nuevo futuro sin portadas de “Women’s Health”.

Algunos jóvenes antinatalistas están denunciando a sus padres por haberles traído al mundo. Esto está ocurriendo de verdad, no en Cafarnaúm, sino en Nueva Jersey y Alemania. Anteayer vi “El hormiguero” junto a mi hija. En el momento en el que Elsa Pataky -¿de qué se reía sin parar durante todo el programa?- animaba a la audiencia a ver la tele haciendo abdominales con la app que patrocinan ella y Thor, noté como mi hija me miraba con rencor. “No acudas al juzgado. No me denuncies. Cuando te tuvimos no sabíamos a dónde íbamos a llegar. Busquemos una solución amistosa”, le imploré. Se lo está pensando.

15/2/19

GOL DE "NOTICIAS CUATRO"


Es sorprendente que estando tan lejos y llevando muerto tanto tiempo, Aristóteles haya entendido tan bien la actualidad televisiva del país: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. Justo lo que ha hecho el Partido Popular esta semana.

El diputado del PP encargado del control parlamentario de RTVE, Ramón Moreno, se enfadó con quien debía —TVE—, en el grado exacto —mucho—, en el momento oportuno —esta semana—, y del modo correcto —denunciando la mala cobertura informativa en TVE de la concentración en la Plaza de Colón de Madrid del otro día—. Pero sobre todo lo hizo con el propósito justo: echarle una mano a los informativos de Cuatro cuyo lamentable e injusto cierre había anunciado Mediaset justo para esta semana, para hoy mismo.

No creo que el enfado con TVE se debiera a que la cadena no les diera un zasca como el que arreó Cristina Pardo en “Liarla Pardo” a Teodoro García, secretario general del PP: “Ustedes han dado el visto bueno a una mentira. En ese manifiesto se dice que Sánchez ha aceptado las exigencias de los independentistas y eso no es del todo verdad”. Ni como el que después atizó Bob Pop en “Late Motiv” al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, por su uso tramposo de la bandera LGTB en la “manifachi” solo para parecer “un poco más moderno y yé-yé”. El enfado tenía mejor intención: servir de pista de despegue a una demostración in extremis de la profesionalidad y buen hacer de las humildes “Noticias Cuatro”. A pesar de tener un pie en el cadalso, dieron sopas con honda a la poderosa TVE, porque fue su presentador, Javier Ruiz, quien descubrió y demostró que las multitudinarias imágenes de la concentración en Colón distribuidas por los partidos políticos convocantes eran falsas. ¡Falsas! Tiene razón el señor Moreno: TVE debería aprender a hacer bien su trabajo viendo “Noticias Cuatro”. Larga vida para ellas.

14/2/19

BALLET ZOOM


Años 70 del siglo pasado, la transición. No la transición de los honores a Franco en la Plaza de Oriente a los honores en el Valle de los Caídos, sino la otra, la de verdad, la que nos trajo aquí, la transición de la tele en blanco y negro al color. Valerio Lazarov revoluciona TVE. En aquellos años de monocultivo catódico, apostólico y romano, era lo mismo Televisión Española que la televisión española, así que poner patas arriba aquello era mucho poner y muy poner patas arriba. Una de las cosas que cambia Lazarov es el manejo de la cámara, que hasta entonces se usaba con más rigidez que la escultura en el antiguo Egipto. La somete a tales meneos que da a los españoles la primera lección que debe aprender cualquier telespectador: al hacernos conscientes de que veíamos a través de una cámara que nos estaba volviendo locos, hizo evidente que la tele nunca muestra lo que hay sin más, sino que siempre ofrece un determinado punto de vista, el punto de vista que selecciona la cámara, el punto de vista de la mano que la maneja, más poderoso que la mano que mece la cuna.

El Ballet Zoom puso cara y cuerpo de baile a aquella época. En el Ballet Zoom la cámara bailaba tan alocadamente como sus descoyuntados bailarines. Aquel ballet creado por Lazarov para las galas setenteras ya no existe, aunque la cámara sigue ahí, más contenida, más disimulada, pero precisamente por eso, más peligrosa, porque su poder sigue intacto. Afortunadamente a veces reaparece el espíritu de Lazarov como recordatorio. Como en TV3 —la tele pública catalana— cuando informó de la manifestación convocada por PP, Cs y Vox en Madrid. La imagen comenzó con un zoom sobre un cartel repleto de dinosaurios de Jurassic World en el que se leía “Nunca los verás tan cerca”, y en un zoom out digno de Lazarov, el cartel se alejaba mientras aparecían en primer término los manifestantes y las banderas de España llenándolo todo. O en la cadena Gol, que en el último partido Alavés-Rayo en Vitoria comenzaron el partido ofreciendo un zoom tras otro del campo, y así no se veía que las gradas aún estaban vacías porque los espectadores entraron tarde al estadio como protesta por los horarios impuestos por La Liga. Cuando la cámara baila a lo loco pasan casualidades así.

13/2/19

AQUÍ LA MULA DE PROTÁGORAS


Dicen que cuando Demócrito vio trabajar a Protágoras, se sorprendió por el ingenio con el que el futuro filósofo sofista había colocado sobre el lomo de una mula un montón de leña. Si alguien puede hacer tan bien un trabajo semejante, dijo Demócrito, es que tiene una predisposición natural para el razonamiento filosófico. Si colocar leña en una mula no es muy diferente de colocar ideas en un discurso, entonces podríamos decir que colocar reportajes sobre cocina casera, el cultivo de berzas, oficios tradicionales y la predicción meteorológica en el lomo de un programa que se emite antes del telediario con tanta gracia como buen ritmo demuestra una predisposición natural para dar el salto al horario de máxima audiencia. Jacob Petrus (“Aquí la tierra”, La 1) es el Protágoras de la televisión pública, y su forma de amontonar leña es garantía de que también sería capaz de ocupar el tiempo de “Lo siguiente” sin que temblaran los cimientos de la audiencia.

“Aquí la tierra” hace más por la idea de España que mil banderas ondeando en mil balcones porque la cocina, las berzas, los pastores y saber si mañana va a llover o no es como la leña que amontonaba Protágoras sobre el lomo de una mula. ¿Qué es el patriotismo? El patriotismo es compartir con alegría la comida, el cultivo de la berzas, la soledad de los pastores y el interés por si llueve o no lejos de mi calle. Por eso la amable sabiduría de “Aquí la tierra” debería emitirse después del desagradable y tosco almacenamiento de leña que soporta el lomo del telediario. Una entrevista de la simpatiquísima y dulce Marta Márquez, mi reportera favorita, a una mujer que prepara para nosotros un delicioso plato sin más colorante que la tradición es un buen argumento contra la barbarie ultraderechista que nos acosa sin tregua y sin amor, ese amor que derrama cada gesto y cada sonrisa de una reportera a la que casi siempre vemos de perfil porque siempre está más pendiente de sus entrevistados que de sus espectadores. Pero supongo que Jacob Petrus, Marta Márquez y compañía seguirán colocando leña en “Aquí la tierra” sin un Demócrito que vea en esa leña algo más que madera. Está  bien. Protágoras también es Protágoras cuando coloca leña en una mula antes del telediario.

12/2/19

NETFLIX MATÓ A LOS CARTELES DE CINE

Los que adoramos los vinilos ya hemos pasado por esto. El compact disc mató a las portadas de los discos. Por una sencilla cuestión de tamaño. Se nos vendió como el formato eterno, pero sólo fue el ángel exterminador de los soportes musicales, que se devaluó como objeto hasta la nada. Y no murió únicamente el soporte: las portadas de los discos, un arte interesantísimo, decorativo, comercial, cargado de referentes icónicos, semióticos, sintácticos, se fue a freír espárragos en cuanto el formato circular de 30 cm de diámetro del long play se sustituyó por el formato circular de 12 cm de diámetro del compact disc. ¿Qué interés puede tener la portada del “Sgt Pepper” de los Beatles si la ves al tamaño de la palma de la mano?

Y así como el CD mató a las portadas de los LPs, Netflix va a matar a los carteles de las películas de cine. De nuevo, el tamaño importa. De la cartelería de cine se puede decir lo mismo que de las portadas musicales, pero multiplicado por cien. Durante décadas miles y miles de carteles de cine fueron creando un cuerpo artístico apasionante, más cuidado y sofisticado que, por ejemplo, la propia pintura. ¿Cuántas veces ha sido mejor el cartel que la película? ¿Quién puede encontrar una iconografía más importante en el siglo XX que los carteles de cine?

Pues despídanse del cartel de “Casablanca”, de “Manhattan” o de “La guerra de las galaxias”. Convertidas en minúsculos thumbnails que se acumulan en la pantalla, la promoción a través de imágenes de las nuevas series y películas pierde toda su importancia y su versatilidad. Series como “Black mirror” o la interesantísima “A very English scandal” no tienen más cartel que una captura de su cabecera. Las artes nacen y mueren, se devoran y se parasitan mutuamente. Todos tenemos el cartel de “Toro salvaje” decorando alguna pared de nuestra casa, pero nadie colgará el cartel de “The Irishman” si es que éste llega a existir. ¿Quién apreciaría el cartel de “Vértigo” de Alfred Hitchcock con una altura de 8 cm en la pantalla del televisor?

11/2/19

VIVIR Y SOBREVIVIR


Cuéntanos, Andreu Buenafuente, ¿cómo es ser una estrella de la televisión y no vivir pendiente de la audiencia diaria? ¿Eres consciente de que, entre todos los presentadores de programas de entretenimiento, eres el único que desayuna tranquilamente, leyendo la prensa, los trending topics o los envases de los zumos, sin esperar agonizando a que lleguen las nueve y se publiquen las audiencias del día anterior? ¿Qué se siente al empezar una temporada de “Late motiv” sabiendo que la terminarás? ¿No has notado que tus compañeros de profesión te miran raro, en especial ésos que tienen las ojeras tan marcadas y fuman nerviosamente sin parar?

La semana pasada celebraste el programa 500 de tu late night en #0, pero el programa no se pareció a ningún otro programa número 500 que hemos visto en la televisión reciente. No sé si me sabré explicar. Cuando en la televisión generalista se alcanza un número alto y redondo de emisiones se celebra una fiesta en la que todos los responsables… no sé… se abrazan como se abrazan los pasajeros de un barco naufragado que milagrosamente han conseguido llegar a la orilla, ríen eufóricos como un condenado en un paredón cuando al fusilero se le encasquilla el arma 500 veces seguidas. Hay siempre un componente de estupor, de pasmo ante una permanencia que ni uno se la esperaba, ni uno se la explica, ni uno cree que pueda durar.

Pero en tu caso fue la fiesta tranquila de un creador televisivo al que le han dado libertad para hacer lo que le dé la gana sin tener la cabeza en la guillotina permanentemente. Para mejor o para peor. Y es más bien para mejor, ya que durante estos últimos años hemos visto en “Late motiv” algunos de los momentos televisivos más brillantes e inteligentes de toda la parrilla -el último, o el penúltimo, el increíble homenaje a Javier Krahe que hicieron Ismael Serrano, Litus y un Raúl Cimas que ya se mueve en las categorías estratosféricas del humor-. Cuéntanos, Andreu Buenafuente, ¿qué se siente al vivir de una profesión en la que todo el mundo se limita a sobrevivir?

10/2/19

LA PONZOÑA QUE ACECHA EN EL FANGO


Elecciones generales, ya. Pedro Sánchez tiene que asumir que la situación es insostenible y debe convocar elecciones. Si no se da cuenta es porque no le interesa. O porque no ve la tele. Ahí es donde se entera uno de lo que hay. Si viera, por ejemplo, la serie “Vota Juan” cada viernes por la noche en TNT, llegaría a la misma conclusión que llegamos los demás: hay que convocar elecciones generales ya para poder votar a Juan Carrasco, auparlo a lo más alto, y, ya en La Moncloa, que sea lo que Dios quiera. Aunque dicho así suena un poco raro, porque quien sigue la serie sabe que viendo “Vota Juan” no apetece votar a Juan Carrasco, a quien apetece votar a Juan, así, sin más. Juan sin apellido. Un hombre tan cercano, tan del pueblo, tan anormal, tan del montón, tan hijo puta, tan próximo, tan miserable, no necesita apellidos. ¿Se trata de que Juan venza para que “la ponzoña que acecha en el fango salga a la superficie”? No, por Júpiter, no tanto.

En el último episodio de la mítica serie “Yo, Claudio”, el viejo emperador con alma republicana comprueba que sus desvelos por hacer las cosas bien tras los desmanes de Calígula solo han servido para consolidar un régimen imperial en el que triunfan las intrigas y los excesos. Cuando le proponen contraer matrimonio incestuoso con su sobrina Agripina la Menor —lo que pondría a su sobrino nieto Nerón en la línea de sucesión al trono imperial— accede. Repite una frase terrible en la que insiste a lo largo del capítulo: “Que toda la ponzoña que acecha en el fango salga a la superficie”. Claudio, derrotado, cree que la única forma de curar el mal que padece Roma es dejar que las heridas supuren para poder limpiarlas, que el Imperio salte por los aires para que la República vuelva.

Tras ver “Vota Juan” no se tienen tan altas y nobles aspiraciones. Juan es el pus que al salir no limpia la herida, el trepa que cuanto más bajo cae más alto asciende, la ponzoña que acecha en el fango para envenenarlo todo. Votar a Juan después de ver “Vota Juan” solo es un acto más de cobardía.

9/2/19

VACAS, PERROS, GARRAS Y VOTOS


Leña. Mucha leña. Leña a los informativos de TVE. Leña al eje de TVE, que era leña a la gestión del Gobierno de Rajoy, que era leña al Partido Popular. Leña y más leña. El Consejo de Informativos, formado por trabajadores de los mismos servicios informativos, se despachaba a gusto en sus informes denunciando cada trimestre las malas prácticas en las que, a su juicio, antes incurría TVE. Pero aquello pasó. Cambió el Gobierno, cambió el partido en el poder y cambió la gestión de TVE. Ahora es diferente. Ahora el Consejo de Informativos da leña a otro Gobierno, a otro partido, a otra gestión de TVE. ¿Para este viaje hacía falta tanta alforja? ¿No sería mejor no quejarse tanto y aceptar lo que toque?

Las últimas denuncias de malas prácticas en los informativos de TVE han de llevarnos justo a la conclusión opuesta: no hay que bajar la guardia, es necesario estar vigilantes con TVE, nuestra tele, y exigir siempre el mejor servicio público. Quien busque una moraleja más política (como si esta no lo fuera), que compare informes, el número y gravedad de sus denuncias, y extraiga conclusiones, que es bien fácil. Por otro lado, esa beligerancia constante da credibilidad al Consejo de Informativos y añade peso a sus informes porque demuestran ir más allá de colores políticos.

Así que leña. Leña a unos informativos que ocultan una decisión judicial sobre los ERE en Andalucía. Leña a una edición del “Telediario” que no emite las protestas de Valencia contra Pedro Sánchez. Y leña a “Más Desayunos”, que entrevistó a Pablo Iglesias mientras acariciaba a una perra abandonada en las instalaciones de una protectora de animales, lo que supone “un tratamiento amable a un líder político y por ende contrario al seguimiento crítico e independiente al que están obligados los profesionales de la información de RTVE”. Aunque yo aquí discreparía: difundir una imagen tan populista, ñoña y patéticamente electoralista solo sirve para ridiculizarle e igualarle a quien hace campaña besando gatitos o pidiendo el voto a las vacas.

8/2/19

QUERIDO RICK STEIN:

Es muy fácil infravalorar la dureza de la vida que llevas. Qué grave error. Cualquier espectador del Canal Viajar sabe quién eres. Pero, por si algún lector no te conoce, te voy a presentar muy brevemente: eres un cocinero cuyo trabajo consiste en viajar por todo el mundo. Te alojas en los hoteles más encantadores y paseas por las ciudades más hermosas. Pero no termina aquí tu tarea; de hecho, ahora comienza la parte central: acudes a los restaurantes más interesantes del lugar, charlas con los cocineros y degustas los mejores platos de la carta acompañados del mejor vino. Mientras realizas tan ingrata labor te filman para producir documentales.

“Rick Stein: de Venecia a Estambul”, “Rick Stein en Asia”, “Las escapadas de Rick Stein por el Mediterráneo”, “Rick Stein: camino a México”… Seguro que el lector se habrá hecho la idea de que te estás pegando con toda tu jeta la vidorra más espectacular que cabe imaginar. Seguro que habrá quien no entienda cómo es eso de que tu trabajo consista en estar de vacaciones. Qué demagogia. Qué fácil es ignorar las colas en los aviones, las esperas a que te sirvan los platos en los restaurantes, las veces en que un paseo por alguna ciudad se ve deslucido por la lluvia. Rick Stein, eres un trabajador infatigable, sin duda víctima de grandes niveles de estrés, burnout y agotamiento. Te apoyamos, Rick. Rick, amigo, el pueblo está contigo. Je suis Rick Stein

Por eso, y sólo por eso, me siento en la obligación de ofrecerme para sustituirte. Por puro y elemental humanismo. Por solidaridad. Cuando no puedas más, cuando sientas que has llegado al límite en alguna isla griega, llámame, Rick, y volaré a tu lado para poner sobre mi espalda tu pesada carga. No te sientas culpable. Incluso si tengo que llegar al extremo de realizar series documentales enteras llamadas “Antonio Rico en Asia” o “Las escapadas de Antonio Rico por el Mediterráneo” asumiré mi labor estoicamente para que puedas volver a tu puñetera casa y goces del descanso que te mereces, grandísimo cabrón. Atentamente, Antonio Rico.

7/2/19

EL VIAJE A MUCHÍSIMAS PARTES


Después de ver el delicioso estreno de “Un país para escucharlo” (La 2), uno se queda con la gozosa sensación de que, en el breve plazo de una hora, se ha viajado a muchísimos lugares, bastantes más de los que pretenden los propios autores del programa. La idea de la serie documental es ir recorriendo diferentes partes de España, bajo la guía de Ariel Rot y de un anfitrión local diferente en cada capítulo, charlando con los creadores de ritmos y canciones más interesantes de cada plaza. En su arranque, por ejemplo, fue Kiko Veneno el que acompañó a Rot en un Mercedes blanco por Triana, el barrio de la Viña en Cádiz, Jerez de la Frontera, la Sevilla de Silvio. Se ofreció al viajero un recorrido por la Baja Andalucía…

… pero en verdad se nos llevó por medio planeta Tierra. Y por el mismo precio, el que nos cuesta nuestra televisión pública. Porque en los cantes de Rosario la Tremendita se ocultaba una corriente muy subterránea que conectaba el río Guadalquivir con el río Congo y el río Mississippi. En el “Andaluces de Jaen” que nos ofrecieron el propio Kiko y Rocío Márquez soplaban aires de todos los rincones del Mediterráneo. Y con el pop funky de Furia Trinidad cubrimos locas etapas inesperadas en Asturias y en Brexitlandia. Se nos había advertido de la presencia de Raimundo Amador y su guitarra Gerundina, pero no nos avisaron de que podríamos ver a la vez a B.B. King tocando a Lucille

Hay dos lugares en el planeta en donde está el planeta entero: Nueva York y Andalucía. Y hay un arte que contiene a todos los demás: las canciones. Encantadoramente realizado con una fotografía bellísima, conducido con sencillez por autores carentes de toda vanidad, la hora que nos entregó “Un país para escucharlo” ha sido uno de los momentos más bellos e interesantes de la televisión reciente y una promesa para los futuros viajes a muchísimas partes. Volando iremos, volando vendremos y por el camino nos entretendremos.

6/2/19

FERNANDO SAVATER ES UN MENTIROSO


Fernando Savater miente cuando dice que nació con el firme propósito de no trabajar porque el filósofo de San Sebastián ha trabajado tanto y tan bien como profesor, ensayista, novelista, polemista, analista y tábano socrático de nuestro tiempo que aceptar que Savater no ha pegado un palo al agua en su vida es como decir que Messi no ha jugado al fútbol o Paul McCartney no ha compuesto canciones. Ahora bien, Fernando Savater no miente cuando dice que nació con el firme propósito de no trabajar si tenemos en cuenta que “trabajo” deriva de la palabra latina “tripalium”, un instrumento de tres palos que se utilizaba para amarrar caballos o bueyes y también para sujetar a los esclavos mientras eran azotados. Si el trabajo es una tortura o una actividad fatigosa con la que Dios, en su infinita bondad, castigó el supuesto pecado de Adán y Eva cuando comieron el fruto del árbol prohibido, entonces Savater dice la verdad. Si el trabajo es dedicar la vida a la alegría de hacer lo que se quiere hacer, obteniendo con ello un beneficio para sí mismo y para la humanidad, entonces Savater es un mentiroso. Yo creo que Savater es un gran mentiroso.

Que Savater merece un hueco en “Imprescindibles” (La 2) es algo que solo pueden discutir los pobres de espíritu, algún que otro fanático y (cuando escribo esto un frío escalofrío recorre mi espalda) los que creen que el estudio y la palabra son cosas demasiado serias como para dejarlas en manos y labios de sabios alegres como Savater. Si no han visto el documental “Ahora que lo pienso”, que recorre la vida y la obra de Savater con la belleza y elegancia de un paseo otoñal por la playa de La Concha, deberían dejarlo todo para pasar una hora en compañía de uno de esos tipos imprescindibles que, como decía Albert Camus, justifican el mundo y ayudan a vivir con su sola presencia. Fernando Savater, el filósofo que mezcla a Cioran y Voltaire con “La isla del tesoro” y las carreras de caballos; el sabio que nos recomienda pensar lo que queramos, pero pensándolo; el divulgador que entendió la importancia de escribir para los jóvenes libros como “Ética para Amador” y “Política para Amador”; el ciudadano que decidió hablar alto y claro cuando muchos se empeñaban en susurrar a los caballos de la intolerancia. Fernando Savater, ese imprescindible y enorme mentiroso.

5/2/19

DISCÍPULOS DE CRISTO


“Documentos TV”, a las tantas: “Hoy voy por primera vez a la tumba de mi hermano, que murió hace 35 años cuando yo tenía seis. Mi único contacto con él fue cuando toqué el vientre a mi madre y daba pataditas. Estaba vivo, vivía dentro de ella. Así que este va a ser mi primer contacto con él desde entonces. La iglesia en la que yo crecí predicaba en contra de la atención médica. Animaba a las mujeres a no tener hijos en el hospital, a que dieran a luz en casa. Así que él fue una víctima del culto de la curación por la fe. Murió debido a la falta de atención médica”. En el cementerio, llora: “Nunca le besé, pero por lo menos he besado su lápida. Es importante que otras personas sepan lo que pasa. Si alguien ve esto y se identifica con esta pérdida, puede que cambie sus decisiones. Es una vida perdida antes siquiera de que empezara por el culto de la curación por la fe. Y eso no solo me ha pasado a mí, sigue sucediendo hoy en otros lugares, en otras iglesias”.

El reportaje se titula “Solo Dios puede curar”: “En nombre de sus creencias religiosas, los padres tienen derecho a rechazar los cuidados médicos incluso cuando exista el riesgo de morir. Existen un millón de adeptos que creen en la curación por la fe y rechazan la medicina. Esa creencia sería la responsable de la muerte de miles de niños privados de cuidados médicos, es imposible conocer la cifra exacta”.

Un miembro de los Discípulos de Cristo acaba de perder su primer hijo: “Las plegarias no funcionaron porque había llegado su hora, Dios lo llamó a su lado”. Otro perdió dos: “Para nosotros la medicina no es una forma de vivir. Nosotros dejamos eso en las manos de Dios. Nuestra religión no es algo superficial, es algo que va a lo más profundo, al corazón. La vivimos, la respiramos, lo es todo para nosotros”. Un tercero lucha para que no cambie la ley que les da carta blanca: “Intentan eliminar una forma de practicar el cristianismo que es parte de nuestra doctrina. Yo solo pido que se reconozca que además de la medicina también existe la fe sanadora”. Se salió con la suya. Cuatro días después perdió su tercer hijo por unos problemas respiratorios no tratados.

En los espacios religiosos del domingo ocultan esta fe sincera: “Tenía jaqueca y Dios me la curó. Gracias Señor. Aleluya. Alabado sea el Señor”. ¿No deberían contarlo todo?

4/2/19

CARROÑERO, A TU CARROÑA


El titular es dinamita en cualquiera de sus versiones: carnicero, a tu carnaza; basurero, a tu basura; carroñero, a tu carroña. Y tras una bomba así, el contenido se escribe solo. Primero se recuerda que Telecinco lleva años haciendo televisión con la carnaza, la basura y la carroña. Se aclara que está especializada en los desperdicios de producción propia, o bien porque controla el procesado en el plató, o bien porque controla toda la cadena productiva, desde la fabricación en serie en las cadenas de montaje de sus realities hasta los eficaces canales de distribución de la casa. Después se señala que Telecinco no se maneja con tanta soltura en el mundo de los sucesos que aún no han sido domesticados en el plató porque no los puede controlar como a ella le gusta. A continuación se expone que, aunque este modelo de televisión es bastante criticado, el viernes que cambió su programación para aplicarlo al caso Julen ocurrió algo muy llamativo: recibió más leña que nunca, mucha más leña que cualquier otro día que también vende carnaza, basura y carroña, muchísima más leña por ejemplo de la que le dieron el viernes anterior y el siguiente, cuando la emisión de “Volverte a ver” se fue de rositas (aquí basta con poner un par de ejemplos de la carnaza familiar habitual en el programa). Y, por último, se concluye que Telecinco debe limitarse a hacer su telebasura habitual, porque cuando se mete en telebasura diferente, sale escaldada. O sea: carnicero, a tu carnaza; basurero, a tu basura; carroñero, a tu carroña. Queda redondo, pero falta algo. Falta el dinero.

Después de mucho tiempo de hegemonía en los índices de audiencia (con su consiguiente rentabilidad publicitaria), Telecinco llegaba a finales del pasado mes de enero con su liderazgo en peligro. Tenía que hacer algo ya. El rescate de Julen sería también su rescate. De "Basurero, a tu basura", nada. No era su carnaza habitual, pero sabía cómo procesarla, sazonarla y venderla. Funcionó. Telecinco ganó en el mes de enero, qué alegría de rescate. Las críticas recibidas se olvidarán, pero los datos quedarán y consolidarán la cuenta de resultados.

3/2/19

PROCÉS TV

Ríanse de toda la presencia que ha tenido hasta ahora en la televisión el proceso soberanista catalán. Ríanse de los titulares de los informativos que durante meses y meses incluían los nombres de Mas, Puigdemont o Torra. Ríanse de los especiales de “Al rojo vivo”, de ver a Ferreras dieciocho horas al día en televisión. El Tribunal Supremo acaba de anunciar que el juicio a los dirigentes catalanes que convocaron un referéndum ilegal y proclamaron la secesión de Cataluña comenzará el 12 de febrero ¡y será televisado! Íntegramente. En directo. Por todas las cadenas -perdón, quise decir “canales”- que quieran hacerlo.

La televisión es un medio de comunicación que tiene la extraña manía de preferir informar sobre los sucesos de los que dispone de imágenes. No busca las imágenes en las noticias, sino que busca las noticias en las imágenes. Los centenares, miles de horas de vídeos que recogerán comparecencias -hay más de quinientas personas llamadas a declarar-, deliberaciones y procedimientos variados van a marcar por completo la televisión española de la primera mitad de 2019. Como un campeonato mundial de fútbol con quinientos países participantes. Como un vórtice polar instalado sobre “El programa de AR” y “Espejo público” durante cinco meses.

Por eso, para evitar ver a Carme Forcadell declarar al lado de un cartel que anuncia la final de “Maestros de la costura” a las diez de la noche, para impedir que las marcas comerciales comiencen a patrocinar el juicio y los acusados se sienten en el estrado vestidos como pilotos de Fórmula 1, para que el reino televisivo español pueda elegir entre algo más que Oriol Junqueras y Kiko Matamoros, propongo un pacto nacional por el que se cree una nueva cadena, Procés TV, que transmita 24/7 contenidos referidos al lío, mientras las demás cadenas se declaran unánimemente “procés free”. Procés TV, entre o salga bajo propia responsabilidad. No se me ocurre otra solución para mantener la cordura, en el discutible supuesto de que todavía quede alguien cuerdo.

2/2/19

UNIVERSALES POR EL MUNDO


TRECE es una televisión territorial. Pudiera parecer que no, que es una televisión generalista no definida por su vínculo con un territorio concreto, pero resulta que cumple el criterio definitorio de una televisión territorial: tiene un programa “por el mundo”. “Vascos por el mundo”, hoy, Nueva Orleans; “Españoles por el mundo”, hoy, Tokio; “Andaluces por el mundo”, hoy, Marrakech; “Madrileños por el mundo”, hoy, Edimburgo; “Catalanes por el mundo”, hoy, Waterloo. TRECE tiene “Misioneros por el mundo”, la reproducción perfecta de la franquicia “por el mundo”, con su infografía, sus conductores y cámaras que se encuentran espontáneamente con los desplazados por las calles del país extranjero, su informal mezclilla de retrato del viajero y retrato del lugar.

TRECE es una televisión territorial. Pero su territorio es una religión, la católica. Disney Channel no tiene un “Niños por el mundo”. Calle 13 no tiene un “Amantes del thriller por el mundo”. Canal Historia no tiene un “Conspiranoicos zumbados interesados en Hitler, los mayas y los extraterrestres por el mundo”. Y es que TRECE no sólo se dirige a un público en particular, como Disney Channel, Calle 13 o Canal Historia, sino que lo hace a un público para el que es destacable el lugar en el que se encuentra, la Ciudad de Dios o la Ciudad del Mundo, la Tierra Prometida o Babilonia. Sólo así se entiende la existencia de “Misioneros por el mundo”.

“La Iglesia es llamada ‘católica’ porque está por todo el mundo, de un lado a otro de la tierra”, dejó escrito San Cirilo de Jerusalén en sus “Discursos Catequéticos” del siglo IV. A pesar de San Cirilo, a pesar de que etimológicamente “católico” significa “universal”, TRECE ofrece semanalmente a los católicos españoles la crónica redundante de unos católicos por el mundo. Se sobreentiende, ya lo sospechábamos, que los primeros viven fuera de él.

1/2/19

SASSY SCIENCE


Lo que yo quiero es que TVE contrate a Sassy Science. Ya está. Es una activista LGTB abiertamente bisexual, drag queen amateur y estudiante de física enamorada del grafeno (normal, la erótica del grafeno es lo que tiene). Una joya. TVE no debe dejar escapar esta oportunidad, de hecho, no sé cómo sobrevivió hasta ahora sin contar con ella, la primera divulgadora de la ciencia drag queen de todo el mundo. ¿Para qué la necesita? Por Dios, es evidente. Para algo tan importante como colaborar en un programa tan importante como “Órbita Laika”, dedicado a algo tan importante como la divulgación científica. Pero como está feo empezar diciendo a bocajarro lo que quiero yo porque sí, empezaré otra vez disimulando un poco más.

En el Antiguo Egipto había tres estaciones: la inundación, la siembra y la cosecha. Han pasado muchos siglos, los humanos inventamos la filosofía y el método científico, transformamos el mundo gracias a la tecnología, y construimos sistemas masivos de transmisión de información como la televisión, que aquí nos ocupa. “Órbita Laika” es un programa de La 2 que anuda este largo recorrido de la humanidad, divulga los conocimientos alcanzados gracias a la ciencia, y al acercarla al público de forma cercana, atractiva y, por supuesto, rigurosa, nos prepara y nos anima a sumergirnos en ella, disfrutando e incluso colaborando con su avance. Mola.

Como “Órbita Laika” es un programa innovador dispuesto a mezclar ciencia con humor, música y lo que sea con tal de sacarla de esas vitrinas de museo decimonónico que huelen a moho y formol, debería contar con Mario Peláez (Sassy Science cuando ilumina los rincones inextricables de la ciencia con su linterna de colores). Solo una última cosa. En “Órbita Laika” hay tres estaciones: la inundación, que cada año anega la parrilla y se lleva el programa por delante; la siembra, que prepara y anuncia una futura nueva temporada; y la cosecha, que emite sus granados frutos durante apenas tres meses y luego se ahoga. “Órbita Laika” debe contar con Sassy Science para la inminente próxima cosecha, vale, pero también es urgente que aprenda a nadar.