31/12/12

EL OPTIMISMO DE FOFITO


Que me perdone su santidad la Coca-Cola, pero miro con negatividad su campaña por la positividad. Prefiero mil veces el optimismo tramposo de Fofito y compañía para Campofrío. ¿A qué viene esto? A que hoy por la noche, a eso de las 12, se juega en la tele nuestra particular Super Bowl publicitaria. Las grandes marcas compiten a ver quién se anota el tanto de emitir el anuncio más impactante y eficaz del cambio de año. La pasada edición ganó Campofrío (comenzó retirando su publicidad de “La noria”, tocó el cielo con el anuncio de la visita a la tumba de Gila y remató patrocinando una gala de homenaje al maestro). Este año no ganará Coca-Cola.

La multinacional estadounidense preparó esta edición un anuncio en el que reivindica que igual que el diccionario de la RAE ya aceptó el término “negatividad”, debería aceptar su antónimo “positividad”. Pero, antes de que se estrenara el spot, la RAE ya ha aprobado incluir “positividad” como “cualidad de positivo”. Coca-Cola dice que esto “refuerza su mensaje” y que seguirá con la campaña. ¿Un tanto para el famoso refresco de coca, quiero decir, de cola? No tan rápido.

Cuando Coca-Cola habla de “negatividad” se refiere a “cualidad de negativo” porque “negativo” en su tercera acepción significa “pesimista”. O sea, la “negatividad” no es más que el “pesimismo” de toda la vida pero con una sílaba más para quien quiera dárselas de pedante supermoderno usando palabras innecesariamente largas. Pero resulta que (miren el DRAE) “positivo” no significa “optimista” en ninguna de sus 10 acepciones, por lo que “positividad” será “condición de positivo”, vale, pero no significará “optimismo” como pretende esa bebida hipercalórica coloreada. O sea, que el antónimo de esa tontería pretenciosa que es “negatividad” no es otra tontería aún más pretenciosa como “positividad”, sino que es simplemente “optimismo”.

El anuncio de Fofito será tontorrón, pero nos permite ser optimistas sin caer en la innecesariedad de la pedantidad de la positividad.

30/12/12

FRASIER EN EL GOLDEN GATE


El puente del Golden Gate mide 2.737 metros que salvan el estrecho y permiten unir el norte de la península de San Francisco con el resto de la California continental. Su impresionante longitud, su característico color rojo, la intensa corrosión causada por el océano Pacífico y la constante niebla en la que se encuentra envuelto obligan a estar pintándolo permanentemente. Existen operarios cuya vida laboral ha consistido en pintar el Golden Gate una y otra vez. Comienzan por un extremo, y, cuando años después llegan al condado de Marin, la base que quedó casi tres kilómetros atrás necesita ser pintada de nuevo para evitar que el mar oxide el acero del puente. Según se termina se vuelve a empezar. ¿Qué nos enseña esta bonita historia acerca del Golden Gate? ¿A qué suceso televisivo podemos aplicarla con ingenio y precisión?

Pues claro, a “Frasier”. A lo largo de 2012 La 2 emitió diariamente capítulos de “Frasier” hasta completar sus 265 episodios el pasado jueves 27. Ha llevado un año dar una nueva capa de pintura a la monumental obra de arquitectura televisiva que suponen las once temporadas de una sitcom no peor que ninguna otra en la historia de la televisión. Pero, para sorpresa de urbanistas, ingenieros y televidentes, TVE no comenzó al día siguiente a volver a emitir la serie desde el principio. Todos los especialistas han señalado que se trata de una gravísima negligencia: el batir de la telebasura contra La 2 puede corroer el acero de “Frasier”. La grandeza de las peripecias de los doctores Crane exige estar en permanente emisión para no terminar devorada por la banalidad.

Justamente la serie acaba cuando Frasier Crane cambia su ciudad de residencia. Tras sus once años en Seattle el psiquiatra se muda a... a... ¡San Francisco! y se despide de la serie hablando de la emoción que sentirá cuando cruce el Golden Gate. Más de 2.500 metros impresionantes. Más de 250 episodios prodigiosos. Según se termina se vuelve a empezar, señores de la 2.

29/12/12

LA SEXTA NO NOTICIAS


Si algo no es noticia no debería aparecer en los noticiarios de una cadena. Por ejemplo, que las familias españolas se hayan reunido para cenar en Nochebuena no es noticia y, por tanto, no debería ocupar los primeros lugares en las informaciones que dan los servicios informativos de una cadena. Siendo esto obvio, ¿por qué los periodistas de laSexta no lo saben?

Si algo no es noticia no debería aparecer en los noticiarios de una cadena y mucho menos debería estár apoyado en imágenes tomadas por un equipo enviado para cubrir la no noticia. Por ejemplo, que muchos niños españoles hayan encontrado regalos de Papa Noel cuando se levantaron de la cama el día 25 de diciembre no es noticia, y, por tanto, no debería ocupar los primeros lugares en las informaciones que dan los servicios informativos de una cadena, y mucho menos debería acompañarse de imágenes tomadas durante la mañana del día 25 de diciembre de niñas que van montadas encima de un patinete o de niños sentados en un banco de algún parque jugando con una consola de videojuegos. Siendo esto obvio, ¿por qué los periodistas de laSexta no lo saben?

Si algo no es noticia no debería aparecer en los noticiarios de una cadena, mucho menos debería estár apoyado en imágenes tomadas por un equipo enviado para cubrir la no noticia y muchísimo menos debería completarse con testimonios de personas implicadas. Por ejemplo, que hubiera temperaturas altas durante los días pasados pero la previsión apunte a que el tiempo empeorará pronto no es noticia, y, por tanto, no debería ocupar los primeros lugares en las informaciones que dan los servicios informativos de una cadena, mucho menos debería acompañarse de imágenes de termómetros urbanos que marcan 20 grados y de gente paseando por las playas de Levante, y muchísimo menos debería incluir testimonios de una señora diciendo “es que hay que ver, parece que estamos en verano” o un señor señalando que “con estas temperaturas es que no parece Navidad”. Siendo esto obvio, ¿por qué los periodistas de laSexta no lo saben?

28/12/12

SER JUAN CARLOS ORTEGA


El fin de la televisión pública nunca debe ser transformar a los ciudadanos en buenos espectadores, sino transformar a los espectadores en buenos ciudadanos. Es algo más que un juego de palabras. La tele pública nunca debe ser un fin en sí misma, no debe buscar espectadores sin más solo para justificar su propia existencia, debe ofrecer un servicio público que en muchas ocasiones pasa por animar al espectador a dejar de ser un mero espectador, a apagar la tele para convertirse en protagonista y participar en la vida haciendo algo más que zapping.

“La mitad invisible” (sábados, a las 8 de la tarde, en La 2) es un perfecto ejemplo de esta paradójica función de la tele pública. Desde hace tres hermosas temporadas, cada semana se dedica a un cuadro, un libro, una escultura, una canción, una película, un artista, una obra de arte que tenemos al alcance de la mano. Y cada semana nos tienta para que apaguemos la tele, abandonemos el letargo y paladeemos lo mucho que la vida y el arte nos ofrecen: la escultura del Doncel de Sigüenza, la Alhambra, el poema “Espacio” de Juan Ramón Jiménez, el teatro romano de Mérida, “Las Meninas”, “La vida es sueño”, el “Mediterráneo” de Serrat, el monólogo sobre la guerra de Gila

Cada sábado el dios de las televisiones se muestra magnánimo y nos permite ver al gran Juan Carlos Ortega presentar “La mitad invisible”. La envidia es un pecado feo, pero solo somos seres humanos: nos apetece darle un codazo a Ortega para ocupar su lugar y ver en vivo y en directo lo mismo que él vive y ve con ojos como platos. Es el “efecto Labordeta” (quién no sintió, viendo “Un país en la mochila”, el irrefrenable impulso de sustituir al insustituible José Antonio Labordeta). Afortunadamente, hay solución. Solo tenemos que esperar a que acabe la emisión para ir al libro, la canción o el teléfono (no para llamar a Gila, ojalá pudiéramos) y llamar a los amigos con los que visitar ese lugar, esa obra de arte, esa parte de la vida de la que acabamos de conocer su mitad invisible. Y ser, así, Juan Carlos Ortega.

27/12/12

EL REY, LA LIBERTAD Y EL LIBERTINAJE


No se puede confundir libertad con libertinaje. Lo dicen los índices de audiencia televisivos y lo dicen los colegios de monjas en clase de “Ética”. Como estamos aquí para hablar de la tele nos centraremos en los índices de audiencia.

Un año más, en Nochebuena se permitió a los españoles elegir cuál de las 25 cadenas nacionales, autonómicas o TDT sintonizar para ver el “Mensaje de Navidad de su majestad el rey”. Pues bien, tan sincero ejercicio de libertad fue confundido con el libertinaje por miles de televidentes que sintonizaron cadenas que emitían otros programas. El resultado fue el mensaje navideño con menos espectadores desde que, hace 20 años, empezó a medirse la audiencia. El promontorio del libertinaje nos lleva al acantilado desde el que nos precipitaremos al caos.

Nunca hasta ahora la suma de todas las cadenas que retransmitieron el mensaje de Navidad había bajado de los siete millones de espectadores. Los audímetros revelan que miles de españoles zapearon huyendo de las cadenas que multiemitían el mensaje real. Por edades, el menor seguimiento del mensaje fue en la franja de 4 a 12 años; dato aún más preocupante si recordamos que los niños súbditos de hoy son los adultos súbditos de mañana.

La Casa Real necesita más apoyo televisivo e institucional. 25 cadenas están bien, pero sería mejor que todas las cadenas ocuparan todo el espacio radioeléctrico multidifundiendo el mensaje real. Que lo emita un canal de YouTube está bien, pero sería mejor que en todo YouTube no se ofreciera otra cosa. Lo mismo que en toda la red de redes. Los paneles luminosos de las autopistas deberían apoyar difundiendo el mensaje real. La música de espera de todas las centralitas telefónicas debería emitir el mensaje real. Las señales de tráfico deberían sustituirse por el mensaje real. Así, podríamos disfrutar de un país en el que todos veríamos el “Mensaje de Navidad de su majestad el rey” en libertad sin peligro de caer en el libertinaje.

26/12/12

GRACIAS, GEORGE

No sé si, como canta Luis Eduardo Aute, todo en la vida es cine o más bien si, como decía Jean-Luc Godard, el cine es la verdad 24 fotogramas por segundo. Stanley Donen dejó dicho que el cine consiste en mentir a 24 fotogramas por segundo. Y Billy Wilder, que pasaba bastante de la verdad y de la mentira, se conformaba con que una película consiguiera que un individuo olvidara por dos segundos que ha aparcado mal el coche o que no ha pagado la factura del gas. No sé si el cine es la vida, la verdad, la mentira o el olvido de los problemas cotidianos. Yo sólo creo en “¡Qué bello es vivir!”.

La programación de Nochebuena tiene sus propios códigos, así que no es extraño que tras el Mensaje de la momia de Ramsés II los espectadores pudiéramos cenar en compañía de Alejandro Sanz y Miguel Bosé (TVE-1) o beber una copa de cava mientras James Stewart descubre en “¡Qué bello es vivir!” (Paramount Channel) que ser una buena persona es mejor que ser el hombre más rico de Bedford Falls. Seguro que las canciones de un Miguel Bosé vestido para la ocasión por un enemigo de la especie humana derrotaron en los índices de audiencia a la conmovedora historia de un hombre que comprueba que nadie es un fracaso si tiene amigos, pero eso lo de menos. No hay que ponerse tan exquisito como Óscar Wilde cuando decía que la obra fue un gran éxito, pero el público fue un desastre. “¡Qué bello es vivir!” siempre es un éxito aunque el público prefiera pasar la Nochebuena tarareando “Bandido” porque Miguel Bosé es contingente, pero George Bailey es necesario. Del mismo modo que el juego de construcción Exin Castillos no tiene nada que ver con la Edad Media o el juego de los Harlem Globetrotters no tiene nada que ver con el baloncesto, pero a todos nos gusta construir castillos con piezas de plástico y ver a los Harlem Globetrotters derrotar a los New York Nationals, todos lloramos con el final de “¡Qué bello es vivir!” aunque no existan los ángeles porque a todos nos gusta que el cine levante castillos en blanco y negro y haga malabarismos para que George regale la Luna a Mary.

En la película “Mejor… imposible”, Melvin regala a Carol un piropo maravilloso: “Tú haces que quiera ser mejor persona”. Una Nochebuena más, George Bailey ha conseguido que muchos queramos ser mejores personas. Gracias.

24/12/12

RAPHAEL Y ELISABETH KUBLER-ROSS

La doctora Kubler-Ross ha estudiado las etapas que atraviesa una persona al encarar la muerte de un familiar o incluso su propia muerte tras un diagnóstico fatal. Se han hecho muy populares y a todos nos suena eso de “negación, furia, negociación, depresión, aceptación”. En la fase de negación el individuo implicado rechaza aceptar la noticia que ha recibido. En la fase de furia su frustración se convierte en agresividad, busca culpables y maldice enérgicamente su destino. La fase de negociación se llena de búsquedas de soluciones aun a costa de grandes pérdidas personales o renuncias de elementos fundamentales de la propia vida. En la fase de depresión se comprueba el fracaso de la fase anterior y, ya agotadas todas las estrategias, el individuo se sume en la rendición y el abatimiento. Finalmente llega la aceptación: asumida la inevitabilidad de la muerte, la persona alcanza un estado de resignación serena y aprende a vivir con la tragedia llegando en ocasiones incluso a encontrarle algún aspecto positivo. Anteayer comprendí que ésas son también las fases por las que ha pasado mi relación con Raphael durante las últimas décadas.

Negación: “no es posible que exista alguien tan hortera, tan afectado, tan banal; debe de ser que yo lo he visto mal”. Furia: “es indignante que exista alguien tan hortera, tan afectado, tan banal, y que encima le tengamos que soportar todas las navidades en televisión”. Negociación: “bueno, vale, existe alguien tan hortera, tan afectado, tan banal, pero seguro que tiene otros talentos que pronto aflorarán, o su obra promocionará a jóvenes y talentosos compositores”. Depresión: “oh, no, nada de lo anterior, es hortera, afectado y banal, y no posee ninguna ventaja secundaria”. Hasta que el pasado sábado, durante la emisión de su concierto en el Teatro de la Zarzuela, me reconcilié con Raphael y con el mundo y alcancé la fase de aceptación. Es hortera, afectado y banal, pero lo lleva siendo cincuenta años y no queda más remedio que vivir con ello y seguir adelante. Bien mirado, hasta se ha vuelto entrañable. Casi le echaremos de menos el día que falte.

23/12/12

APOCALIPSIS INTERRUPTUS


Los días siguientes al fin del mundo siempre saben a fracaso. Aunque solo sea porque un fin del mundo como Dios manda no debería tener días siguientes. Pues que nos devuelvan el dinero: que nos devuelvan el tiempo perdido viendo en la tele todas las explicaciones ridículas, aclaraciones estúpidas e inquietanes mensajes tranquilizadores que nos colocaron durante todo 2012 y especialmente esta última semana.

Podían empezar por aclarar que no se trata de interpretar de una forma u otra lo que hayan dicho los mayas sobre el Apocalipsis, porque toda su sabiduría milenaria es irrelevante y tiene nulo valor como predicción cosmológica. Es tan irrelevante y tiene tanto valor como lo que hayan dicho al respecto los antiguos chinos, indios, asirios, egipcios, incas, judíos, sumerios, aztecas, hititas, micénicos, celtas, griegos, romanos, el flipao de san Juan y el tontorolo de Nostradamus: cero, nada, tururú.

Tras el sorteo de la lotería de Navidad, la tele dedica un día de emisión a los sueños cumplidos por el gordo. Vale, pero después no dedica otros 99.999 días a los sueños incumplidos por los números restantes (una emisión que duraría casi 274 años ininterrumpidos, de media). Pero es que tampoco la tele está rematando el fin del mundo maya como se merece: con una tromba de análisis, explicaciones y estudios inundando toda la programación televisiva que detallen los miles de predicciones apocalípticas fallidas que lleva la humanidad a sus espaldas. Aunque, viendo el perfil de los personajes televisivos que se interesan por estas cosas, mejor que una inundación nos vendría un “calabobos”, a ver si empapa donde tiene que empapar, ¿verdad, Íker Jiménez? Han de reconocer ustedes que un remate así sería el mejor comienzo para iniciar una nueva era en la que lograr, al fin, el fin del mundo de tanto fin del mundo.

22/12/12

NADIE LEE ESTE BLOG EN CUERNILLOS DEL ALBARICOQUE

Claro que se puede predecir el futuro. Hombre, si predecimos el futuro basándonos en antiguas tallas en piedra pertenecientes a culturas que no sabían por qué existen el día y la noche, corremos un riesgo importante de confundirnos. Pero si lo hacemos basándonos en conocimientos científicos o en modelos matemáticos sólidamente fundados sobre la realidad, la probabilidad de acertar aumenta considerablemente. Yo mismo me permito hacer un par de predicciones cuyo nivel de acierto bordea prácticamente la certeza absoluta y que no han sido formuladas a partir de ninguna inscripción maya. Primera predicción: hoy no le va a tocar a usted el premio gordo de la lotería -fíjese que no me hace falta ni conocer quién es usted-. Segunda predicción: ninguno de los próximos concursantes de “Atrapa un millón” va a atrapar un millón -fíjese de nuevo en que no necesito conocer a los próximos concursantes del gran Carlos Sobera-.

Tan seguro me siento de mis capacidades predictivas que apuesto doscientos sesenta contra cinco a que Rafa, el flamante nuevo ganador del concurso telecinquero “La Voz” no se va a convertir en una figura del mundo de la canción. ¿Por qué precisamente 260 contra 5? Pues porque he estimado en 260 el número de concursantes en talent shows de este estilo -“Operación Triunfo”, “Factor X”, “El número uno”, “La voz”- y en 5 el número de estrellas de la canción salidas de tales programas -Bisbal, Bustamante, Rosa, Angy y Roko; pido perdón a los fans de Manu Tenorio y Naím Thomas por no incluirlos en el recuento; ah, claro, y Chenoa, ah, claro, y Nuria Fergó-. Así que coloco las fanfarrias con las que “La Voz” entronizó a Rafa como el nuevo Jon Bon Jovi mundial al lado del chunda chunda con el que el millón de euros entra en escena en “Atrapa un millón” o las imágenes de la administración numero 2 de Cuernillos del Albaricoque en donde sí ha tocado el gordo. Y me reafirmo en mis vaticinios: nadie lee este blog en Cuernillos del Albaricoque.

21/12/12

EL SEXO Y YO (AH... Y EL FIN DEL MUNDO)


Visto ayer en facebook: “¿Os imagináis que el viernes 21 no se acabe el mundo y llevemos toda la semana follando como locos a lo bobo?”. Ésa es la idea. No sé si hoy finalmente esta birria de planetucho sobre el que damos demasiadas vueltas se irá al cuerno o no, pero espero que así sea porque un servidor -previsor como siempre ha sido, especialmente en lo relativo a fines del mundo- ha dedicado este último mes enterito a ver todo lo que hace falta ver en televisión para morir en paz con uno mismo y con los hombres. También hubiera podido dedicar el mes a follar como un loco, es cierto; pero entonces no podría escribir sinceramente esta columna, y todos los que me conocen saben lo importante que es para mí ser sincero cuando hablo en este blog de mi vida personal. Así que opté por la televisión.

Al lío: me volví a ver el primer capítulo de “Black mirror”, las cuatro primeras temporadas de “House”, “Frasier” hasta la octava, “Doctor en Alaska” entero y verdadero, todo el “Monty Phyton’s Flying Circus”, “The newsroom” -obviamente-, “Homeland” -por supuesto-, “In treatment” -claro está-, “John Adams”, “Seinfeld”, “Seinfeld”, “Seinfeld” y “Larry David”, “The wire” con una agenda al lado para ir anotando los nombres, “Treme” viendo dos veces cada capítulo dedicado al Mardi Gras, “Sherlock”, “Friends” y su spin-off “Cómo conocí a vuestra madre”, la “The office” norteamericana, “Los Soprano”, “Breaking Bad”, “United States of Tara”, “The big bang theory” y todas las temporadas de “Cheers” en las que aparecía Diana. Ya estoy preparado para que comience el arrebato y la lluvia de meteoritos.

Toda la humanidad entregada al sexo frenético mientras yo veo la televisión. Si mañana seguimos aquí, la peña -agotada y con muchos periodos refractarios acumulados- se pondrá a ver la tele, mientras que yo, al haberlo visto todo, no tendré más remedio que volver a los entrañables placeres del amor carnal. Bueno, al menos hasta que lleguen la T3 de “Homeland”, la T2 de “The newsroom” y la T3 de “Sherlock”.

20/12/12

MIL INTERMEDIOS MÁS


No sé cuándo, pero estoy seguro de que en algún momento de los últimos años “El intermedio” tuvo que afrontar una decisión que marcaría su futuro para siempre. El programa de laSexta -perteneciente a un género sumamente volátil con una altísima tasa de mortalidad infantil, nacido como una tentativa trivial para que un humorista en horas bajas rellenara el ratito previo al prime time- estaba empezando a tener un moderado éxito. No hablamos de shares superiores al 25 % ni de audiencias multimillonarias como consiguen otras cadenas, sino de muchos cientos de miles de espectadores fieles y un lento pero constante crecimiento en una nueva cadena a la que le costaba mucho alcanzar los dos dígitos en niveles de audiencia. 

Entonces, necesariamente, llegó el día en el que los responsables de “El intermedio” tuvieron que elegir entre suavizar el perfil del programa para ampliar el rango de público o mantenerse aún más definido en sus posturas políticas para asegurarse la continuidad de sus espectadores aun a costa de autoimponerse un duro techo. ¿Ha de acercarse la Academia a la gente rebajando sus contenidos o ha de mantenerse firme en ellos ofreciendo toda su calidad a aquéllos que se acercan a ella? ¿Debemos optar por la homeopatía y diluir el principio activo entre toneladas de agua hasta que no quede casi ni rastro de él, o es preferible mantenerse en la práctica de la medicina occidental y concentrar el fármaco para aumentar toda su potencia?

Y seguramente, -digo “seguramente” por enfatizar el texto, en realidad no tengo ni idea de lo que hablo-, Wyoming hizo valer su condición de médico, pegó un puñetazo encima de la mesa y convenció a la redacción de que el camino correcto era el más estrecho y el más arriesgado. Años más tarde -concretamente esta semana- “El intermedio” celebró su programa 1000, alcanzando un nuevo récord de audiencia y convertido desde hace tiempo en el programa estrella de laSexta. A veces -pocas, pero algunas veces pasa- los de izquierdas tomamos decisiones acertadas.

19/12/12

A DIOS NO LE GUSTA BOGART


A veces, lo más fácil es ser John Huston o Humphrey Bogart. Durante el rodaje de “La reina de África”, Huston y Bogart fueron los únicos que no sufrieron diarreas ni contrajeron la disentería porque fueron los únicos de todo el equipo técnico y artístico que no bebieron nunca agua. Huston y Bogart sólo bebieron whisky. Qué fácil. Así cualquiera. Pero no siempre se puede escoger beber whisky mientras vemos “La guerra de las galaxias” en SyFy, “Homeland” en Fox, “Big Bang” en TNT, “La noche temática” en La 2 o “Fiebre Maldini” en Canal +. A veces, algunas veces, hay que beber agua contaminada por la entrevista de Jordi González a Jorge Javier Vázquez en “El gran debate” (Telecinco). Lo que dijo Jorge Javier, dedicado en cuerpo y alma a la promoción de su libro “La vida iba en serio”, intenta distraernos de lo que Jorge Javier hace. Y eso provoca diarreas en el espectador.

“¿Cómo Dios y los alienígenas pueden existir en el mismo mundo?”, se preguntaba en la serie “V” un sacerdote amigo de la resistencia. La postura oficial del Vaticano estaba clara: “Los visitantes son parte del plan de Dios”. Me pregunto cómo pueden existir en el mismo mundo televisivo un héroe como Luke Skywalker y un presentador sin escrúpulos empeñado en vendernos su libro. Supongo que todo forma parte del plan del Dios de las Televisiones. Ningún espectador apaga su sed de televisión sólo con whisky, como habrían hecho Huston y Bogart. No se puede saborear el whisky de “La guerra de las galaxias” sin beber el agua de las películas de Manolo Escobar, ni se puede disfrutar del whisky de “Fiebre Maldini” sin pillar de vez en cuando una buena diarrea bebiendo las tertulias de “Futboleros” en Marca TV. Jordi Évole sabe mejor cuando se ha probado antes a Jorge Javier. Un chupito de la serie documental “La humanidad” (Canal Historia) está más rico después de joderse el estómago viendo “Gandía Shore” (MTV) ¿Eso quiere decir que el Dios de las Televisiones ama las diarreas y la disentería tanto como el sabor de un buen whisky? Pues no. Lo que quiere decir es que el Dios de las Televisiones, como todos los dioses, se divierte observando a los espectadores. Y un espectador que sólo bebe whisky o que sólo bebe agua no es divertido. Dicho de otra forma, Huston y Bogart son aburridos para Dios.

18/12/12

YO LEO A KIERKEGAARD


Vaya por delante: esto va en gustos. Puesta la tirita, inflijamos la herida: el humor de “Martes y trece” ha envejecido mal. Decepcionante, sorprendente y realmente mal. Hubo un tiempo en que no terminaba ni empezaba un año sin el permiso de “Martes y Trece”. Ellos oficiaban el rito de cambio de año con la complicidad, admiración y entrega de sus fieles devotos, que éramos todos. Pero volvemos a ver sus ‘sketches’ y ya no son lo que eran.

Desde hace dos semanas, La 2 emite el sábado por la noche “Cómo nos reímos”, un recopilatorio de los mejores momentos televisivos de las grandes figuras del humor. Qué bien: con la falta que nos hace un programa sobre la historia del humor patrio, esto es lo más parecido que hemos tenido hasta ahora. Dedicar la primera entrega a los geniales “Martes y Trece” era empezar por todo lo alto. Pero aquello se desinfló enseguida. Sus imitaciones no eran tan simpáticas, sus gags no eran tan hilarantes, sus otrora graciosos tics no generaban complicidad sino hastío. ¿Han cambiado ellos o seré yo, Señor, seré yo?

El “Cómo nos reímos” del pasado sábado se dedicó a “Faemino y Cansado” y estuvieron geniales. Como el primer día. Como siempre. Da igual que fueran imágenes de “Cajón desastre” o de “El orgullo del tercer mundo”. No importa que hayan pasado tantos años que cuando en aquellos tiempos Faemino le decía a Cansado “¿Es usted psiquiatra, tío melenas?”, solo mentía al llamarle psiquiatra. Una hora ininterrumpida en la que seguían inmensos explicando lo bien pensado que está el avión (“Me quiero sentar en el 24-H”. “No señor. Que esto es un avión, no es una anarquía”) y las atribulaciones del comedor de cordero o del insomne que durante el día no puede dormir excepto a la hora de la siesta. Entonces, ¿qué pasa con “Martes y trece”?, ¿seré yo, Señor, seré yo, y deben por tanto meterme en el calabozo de “Cómo nos reímos” por decir que han envejecido mal?
- “Qué va, qué va, qué va…”

17/12/12

Y EN EL PAPEL DE REY, JUAN CARLOS


La noche del próximo lunes, 24 de diciembre, tendrá lugar una nueva entrega de la exitosa la teleserie “Mensaje de Navidad de su majestad el rey”. La expectación que esta entrega ha creado entre sus seguidores es creciente, pues en los últimos capítulos la situación de enredo y complejidad argumental ha alcanzado cotas de calidad nunca vistas en la ficción española.

Recordemos que “Mensaje de Navidad de su majestad el rey” nació en los años 70 del siglo pasado como un spin-off de “Mensaje de Navidad de su Excelencia el Jefe del Estado”, una vieja teleserie nacional de temática similar, pero que contaba con un reparto caduco y guiones ya superados empeñados en españolizar a los niños catalanes, en enseñar en escuelas separadas a los niños y las niñas, y en potenciar el adoctrinamiento católico en las aulas públicas. “Mensaje de Navidad de su majestad el rey” supuso en su día la renovación del género, sin embargo, con el paso de los años se volvió más repetitivo y previsible, perdiendo muchos seguidores. Esto se debió en parte a la progresiva incorporación de personajes secundarios planos que se limitaban a alimentar sosas tramas secundarias basadas en noviazgos, bodas y bautizos. La teleserie entró entonces en una fase acomodaticia y conservadora, con un constante recurso a los mismos clichés.

Inopinadamente, los guionistas resucitaron esta vieja serie renovando la trama. Los personajes secundarios se ven envueltos en separaciones matrimoniales, problemas de finanzas y líos con la justicia inspirados en “Falcon Crest”. El protagonista sufre un estado de atribulación personal y confusión vital similar a la de Tony Soprano. El público espera con interés la entrega del próximo lunes, en la que el último giro argumental de los guionistas pondrá a prueba la contenida interpretación de Juan Carlos Borbón, en el papel protagonista de rey, quien tendrá que dar verosimilitud a un personaje cada vez más complejo y atormentado.

16/12/12

VIEJOS AMIGOS

Según un reciente trabajo del Instituto para el Estudio de Relaciones Humanas que no Funcionarán, perteneciente a la Universidad de Milwaukee, uno de cada cuatro norteamericanos señala a “Los Simpson” como la relación personal más prolongada en el tiempo que han mantenido con alguien que no pertenezca a su familia. El padre, la madre, los hermanos y hermanas, yernas, nueros y avunculados, nos vienen impuestos. Pero las parejas y amigos los seleccionamos dentro de nuestras posibilidades adquisitivas, lo que provoca que estas relaciones puedan ser más inestables que las primeras. Marge y Homer, Bart, Lisa y Maggie han alcanzado ya su vigésima segunda temporada y estos días Antena 3 la estrena para todos nosotros. Ya son veintidós años, tiempo suficiente para que una relación atraviese todos los estadios previos a su establecimiento sereno, sólido y definitivo como una pieza fundamental de nuestra red social. Repitamos el dato inventado: “Los Simpson” suponen la relación humana más estable y significativa que ha conseguido establecer el veinticinco por ciento de los estadounidenses.

No escuchan atentamente nuestros problemas, pero nos hacen olvidarlos durante media hora al día. No comen, beben y ríen con nosotros cuando nos reunimos para pasarlo bien, pero tenemos la certeza que ellos serían bienvenidos en nuestras fiestas y nosotros en las de ellos. Nunca nos alaban, pero nunca nos reprochan nada. Tienen la desventaja de no ser reales -a diferencia de algunas parejas y amigos-, pero también tienen la ventaja de no ser reales -a diferencia de algunas parejas y amigos-. Ya no tienen el brillo fascinante de sus comienzos, sino la sencilla dignidad de una rutina meritoria, como las más hermosas y duraderas historias de amor y de amistad. Pregúntese a cuántas personas conoce desde hace veintidós años con la solidez y la complicidad con la que conoce a Homer Simpson. Quizá esté usted más cerca de lo que cree de formar parte de ese veinticinco por ciento.

15/12/12

IMPOSIBLE


Creímos que sería imposible que existiera un programa como “Sálvame” y ha existido un programa como “Sálvame”. Hubo una época en la que parecía imposible que eventos deportivos de primera relevancia no fueran retransmitidos por la televisión pública, o, como mucho, por televisiones comerciales en abierto, y en la actualidad eventos deportivos de primera relevancia no son retransmitidos por la televisión pública ni por televisiones comerciales en abierto. Hace décadas hubiéramos dicho que era imposible que los informativos se interrumpieran para emitir publicidad; hoy los informativos se interrumpen para emitir publicidad. Estábamos seguros de que sería imposible que desapareciesen el teatro de la televisión pública, la música, los ciclos temáticos de cine, la importancia dada a la programación infantil, y han llegado a desaparecer de la televisión pública el teatro, la música en directo, los ciclos temáticos de cine, la programación infantil de calidad. Creímos que sería imposible la existencia de personajes como el Yoyas, como Risto Mejide, como Íker Jiménez; ahí están el Yoyas, Risto Mejide, Íker Jiménez.

Creemos que será imposible que TVE, nuestra televisión pública, termine convirtiéndose en una televisión marginal. No hemos aprendido de todas las veces que sucesos imposibles han ocurrido. Pero desde la llegada del Partido Popular al poder los índices de audiencia de nuestra televisión -aquí “nuestra” significa “nuestra”- han comenzado a descender lenta y continuadamente. Hace ya meses que los informativos de TVE cedieron su secular liderazgo en espectadores a las cadenas privadas; los principales éxitos de la nueva etapa se corresponden con productos elaborados en la anterior -“Isabel”-, y la semana pasada la segunda edición del telediario -presentada ahora por Marta Jaumandréu- alcanzó los peores resultados de audiencia de la televisión pública desde que existen registros de audiencia. Pero no creemos que haya motivo para preocuparse. ¿Cómo va a convertirse TVE en una televisión marginal? Eso es imposible.

14/12/12

HABLEMOS DEL APOCALIPSIS, COÑO

Ay, mamita, qué miedo. Que se acaba el mundo. Que va en serio. Que lo de los mayas es una tontería, sí, pero están pasando cosas que solo pueden ser señales de que se están agrietando los cimientos de la realidad como antesala del desmoronamiento total del continuo espacio-tiempo en un colapso que… Resumiendo: que esto se va a la mierda.

A ver, es normal que Cuatro aproveche estos días para arañar espectadores emitiendo películas apocalípticas y catastróficas. Y es normal que su mascota, Fríker Jímenez, se aproveche especialmente ofreciendo un popurrí de finales del mundo según diferentes creencias (ya saben: todo vale). Incluso es normal que salte al mundo del porno “oficial” alguna participante de esa otra forma de porno que es “Mujeres y hombre y viceversa”, igual que es normal que los realities sean la principal cantera de la que se alimentan las portadas de “Interviú”: el Photoshop es a la piel lo que un reality es a la realidad.

Parece, en efecto, que todo está en su sitio: ninguna franquicia de “La voz” se detiene porque una ‘coach’ de la edición mejicana se haya matado en un accidente, este programa destinado a descubrir jóvenes talentos anula su gira pero permite a la veterana Rosario sacar nuevo disco, una tele catalana es multada por servir de altavoz al bocazas xenófobo del “Yoyas”, Karmele Marchante está embargada porque tiene que pagar varias multas por cotilla entrometida, y un chiflado pega un tiro a su novia por no creer en “The walking dead”. Tanta anormalidad entra dentro de lo normal, pero…

Pero que los informativos empiecen a dar noticias de desmentidos del fin del mundo surte el mismo efecto que un famoso desmintiendo la paternidad de una criatura. Que el Gobierno de EEUU pida tranquilidad solo nos pone más nerviosos. Que la NASA desmienta punto por punto el inminente fin le da un peso que antes no tenía. ¡Si hasta el Observatorio astronómico del Vaticano dice que no llegará “por ahora”! Como dediquen un “Pueblo de Dios” a explicar por qué su Apocalipsis es mejor que el maya, yo lo vendo todo, cojo la primera nave extraterrestre que pase y me las piro.

13/12/12

PROBABILIDADES POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES


23 de diciembre. Un año más, los españoles descubriremos que confiamos en nuestras probabilidades por encima de nuestras posibilidades. El gordo habrá tocado en un sitio que se llenó de periodistas por un día y a los demás nos quedará cara de tontos. Y la culpa será nuestra por haber creído en los sueños, en la ilusión, en la Lotería de Navidad. Por haber creído en los anuncios de la tele.

La gran maquinaria propagandística de la Hacienda pública lleva semanas entrando en nuestras casas en las pausas publicitarias para que olvidemos que la lotería no es más que un invento para recaudar nuestro dinero de forma no progresiva (y, por tanto, de forma más injusta). En su lugar, los anuncios repiten que, cada Navidad, nuestros sueños hacen posible la lotería. Y somos tan gilipollas que nos lo creemos.  ¡Cómo va a mentirnos tan magnífico anuncio, con esa música tan tierna y esas imágenes tan hermosas y nítidas de una realidad que no existe!

El caso es que nos creemos que es probable que nos toque. Y no lo es. ¡Pero es tan convincente el anuncio! Seguro que, aunque no los veamos, a nuestro alrededor revolotean unos cazadores de sueños como los de la tele que espían nuestros movimientos, vigilan qué número compramos, lo atrapan con una flecha terminada en ventosa y lo colocan junto a otros sueños para que todos seamos felices, comamos perdices, merendemos regalices y cenemos matrices. Nos hacemos ilusiones, compramos lotería, creemos en nuestras probabilidades por encima de nuestras posibilidades y así, al día siguiente, nos pueden echar en cara que no deberíamos haberlo hecho, que nos quedamos sin sueños, sin dinero y sin derecho a pataleo porque la culpa es nuestra.

¿Emite el Estado anuncios previos para que nadie se llame a engaño? No, claro. Conviene que piquemos el anzuelo. Pero, luego, que nadie vuelva con su décimo no premiado y su sueño incumplido pidiendo la dación en pago. Va listo. Por tonto.

12/12/12

UN TRASERO NUCLEAR


Es culpa mía. Justo antes de ver el primer capítulo de la serie “Último destino” (AXN) pude evitar enterarme de que la señorita Carine Felizardo ganó el concurso Miss Bumbum 2012, pero no lo hice. Pude taparme los oídos para no enterarme de que el concurso Miss Bumbun elige a la dueña del trasero más bonito de Brasil, pero no lo hice. Pude cerrar los ojos para no leer las primeras declaraciones de la señorita Felizardo como Miss Bumbum 2012: “Toda mujer tiene el ego de salir desnuda en la portada de una revista”. No lo hice. Pude hacer todo lo posible para no enterarme de que el premio del concurso Miss Bumbum consiste en 5.000 dólares y un contrato con la revista “Sexy” para posar desnuda en su portada. No lo hice o, como diría Punset, mi cerebro no quiso hacerlo. Soy culpable. Y mi castigo fue ver “Último destino” con la frase de Miss Bumbum taladrándome el entendimiento o, como diría Carine, el ego.

El punto de partida de “Última llamada” es atractivo, y recuerda a la trama de la película “Marea roja”. El capitán de un submarino estadounidense recibe la orden de disparar misiles nucleares sobre Pakistán, pero esa orden proviene de un canal secundario y el capitán exige una confirmación por el canal principal antes de provocar la muerte de millones de personas. Como el capitán se niega a lanzar los misiles, el submarino es atacado, pero finalmente logra ponerse a salvo en una isla. ¿El capitán y sus marineros son traidores? ¿Son héroes? ¿Dónde están los límites del deber, del honor, de la amistad? Yo qué sé. Sólo podía pensar en que la teniente Grace Shepard del USS Colorado, una de las primeras mujeres que formaban parte de la tripulación de un submarino nuclear, no parecía tener el “ego de salir desnuda en la portada de una revista”, como Miss Bumbum. La teniente Shepard ponía tanto interés en demostrar su competencia profesional como Carine Felizardo en mostrar su trasero, así que durante casi una hora no pude dejar de preguntarme si el sueño de Grace de servir como oficial en un submarino nuclear es mejor que el sueño de Carine de posar desnuda en una revista. Y cuando terminó el primer capítulo de “Último destino”, imaginé qué ocurriría si el premio del concurso Miss Bumbum consistiera en 5.000 dólares y un contrato como tripulante en un submarino nuclear. Ya que estamos acostumbrados a que el mundo se dirija con el culo, no hay razón para que un submarino nuclear que puede arrasar Pakistán no sea tripulado por un trasero bonito. Mi ego no entiende nada.

11/12/12

FRASIER NEURODEGENERADO

No quiero ver “Boss” -bueno, sí quiero verla, pero no la voy a ver-. Canal+ estrena estos días una de las ficciones más aplaudidas del año pasado. Todos los comentarios la señalan como una de esas series que aparecen una vez en cada década, aseguran que la intensidad dramática de sus guiones sólo es igualada por la acertadísima y durísima interpretación de sus actores, que cada capítulo es un mazazo que te deja K.O. en el sofá y te desconcentra el resto del día. Y sin embargo hay una razón muy sencilla por la que yo no voy a ver “Boss” -bueno, sí voy a verla, pero no la quiero ver-: está protagonizada por Kelsey Grammer y tengo miedo de no poder volver a ver “Frasier” como antes, mejor dicho, como ahora, como hago cada día a las ocho de la tarde en La 2. Ya Lao-Tse dejó escrito en su Tao Te Ching que la sabiduría consiste en ver diariamente un capítulo de “Frasier”. Confucio, en sus Analectas, abundaba en esa idea. Y Pepe Colubi suele hacer comentarios al respecto en su facebook. Si me empapo empáticamente de un Kelsey Grammer alcalde de Chicago y paciente de una terrible enfermedad neurodegenerativa, ¿seguiré creyéndomelo como el psiquiatra más divertido que jamás tuvo un programa de radio en Seattle?

Psicólogos y otros humanistas discuten acaloradamente sobre las posibilidades del cambio humano. ¿Se puede ser extravertido en una etapa de la vida e introvertido en otra? ¿Puede la terapia conseguir que una persona extremadamente nerviosa se convierta en alguien tranquilo? ¿Puede un escritor pasar la mitad de su vida poniendo comas antes de los guiones y de pronto dejar de hacerlo? “Boss” demostró que el cambio humano no tiene límites y que un intérprete puede pasar de ser el mejor actor de comedia de su generación a encabezar la lista de actores dramáticos con sólo saltar de la NBC a la Starz. Si la personalidad es tan plástica y versátil, ¿podré disfrutar de “Frasier” al atardecer y de “Boss” después de la cena? Ya se lo contaré tras haber visto la nueva serie de Canal+ -bueno, no voy a verla, pero me muero de ganas-.

10/12/12

BAJARSE LA VIDA Y VERLA

Si lo hago con algunas series de televisión, ¿por qué no voy a poder hacerlo con la realidad? Yo quiero bajarme la vida y verla antes de que ocurra. Aunque sea subtitulada. Tiene que haber por algún lado en internet un vidayonqui.com, igual que hay un seriesyonquis.com o un peliculasyonquis.com. Estoy disfrutando de la nueva temporada de “Modern family” como el que más; veo los episodios cuando los programa FOX, doblados al español y en su horario de emisión en España. Pero mi amigo Andrés es tan fanático de esta serie que sabe dónde buscar por internet para ver cada capítulo subtitulado al día siguiente de su emisión en Estados Unidos. Y cuando tomamos cerveza juntos los fines de semana me mira de forma tentadora y suficiente, y me previene sobre lo hilarante que va a ser el próximo capítulo que veré. Yo le corto en seco y le ordeno que no me cuente nada de lo que él sabe. Mi amigo Juan ve “Homeland” en sus emisiones semanales por la FOX; todavía va por el séptimo capítulo de la segunda temporada. Pero Laura y yo ya hemos visto hasta el décimo capítulo. Y hoy veremos el undécimo, que se emitió ayer en EE.UU. Claro, Juan aún no sabe que Peter Quinn... y que el vicepresidente Walden... Bueno, me callo.

Pues lo mismo, pero con la vida en general. Quiero llegar al bar de Gerardo y que Edu al verme se eche las manos a la cabeza: “¡Qué locura, qué locura lo que va a pasar mañana con Rubalcaba!, ¡buenísimo!”. Y yo: “No me lo destripes, Edu, no quiero saber nada”. Y morirme de ganas de que me lo cuente, pero tener la fuerza de voluntad de esperar al día siguiente para enterarme en tiempo real, en el horario establecido y doblado al español. Bajarme la vida en formato avi y verla en mi iPad antes de que ocurra, cuando a mí me dé la gana, tumbado en la cama con las zapatillas medio calzadas. Y salir a la calle y charlar con amigos que no se la han bajado todavía. Y no poder decirles lo que sé.

9/12/12

"SUPERSUPERNANNY"


Pasan los años y Cuatro sigue emitiendo “Supernanny”. Rocío Ramos lleva ya ocho temporadas dedicándose a educar y enseñar a los padres para que enseñen y eduquen a sus hijos. Siempre los mismos problemas, siempre las mismas soluciones. Hacemos una lista de lo que vamos a hacer. Ganamos puntos si nos portamos bien. Hasta que no hagamos lo que nos mandan, no conseguimos lo que queremos. Ayudamos a poner la mesa. Recogemos los juguetes. Ya somos mayores y nos ponemos el pijama solos. Hasta que no acabamos de comer, no nos levantamos de la silla. Y así en cada programa. Viernes noche: Ramos visita otra familia y vuelta a empezar.

Si algo hemos aprendido después de tantos años viendo “Supernanny” es que no funciona. Los padres aprenden unas técnicas muy eficaces, es cierto, pero solo los padres de las casas que visita. Los demás no aprenden nada porque siguen reclamando su presencia un montón de ellos que han enseñado a sus hijos a no portarse bien, no hacer lo que les mandan, no poner la mesa, no recoger los juguetes, no ponerse el pijama solos y levantarse de la mesa cada dos por tres. Y este no es un problema exclusivo de “Supernanny”. El fracaso es el mismo en programas con similar intención educativa como “SOS adolescentes”, “Hermano mayor”, “El campamento”, o, incluso, “El encantador de perros”: quien recibe la visita del educador o asesor, aprende; pero parece que quien tiene que ver los programas y aprender, ni los ve ni aprende.

Será que hace falta un programa que asesore a los telespectadores para que aprendamos a ser asesoradas por los programas de asesoramiento. Da igual que lo logre haciendo una lista, ganando puntos o convirtiéndose en el jefe de nuestra manada. En cuanto Cuatro empiece a emitir un espacio de “metacoaching” que enseñe a los espectadores a ver los programas de “coaching” y aplicar sus enseñanzas, estos tendrán tal éxito que al segundo día ya no los verá nadie. Claro, que habría que lograr primero que viéramos ese espacio de “metacoaching” y le hiciéramos caso después. Un trabajo propio de “Supersupernanny”.

8/12/12

¡NO(S) IREMOS A EUROVISIÓN!


Cada vez hay más países que abandonan el Festival de Eurovisión. La situación económica no les permite afrontar semejante gasto. Ya en años anteriores hubo unos cuantos que tomaron esta drástica medida. Este año, de momento, Portugal, Polonia y, hace unos días, Eslovaquia han anunciado que no participarán en la edición de 2013. En tal coyuntura, es comprensible que muchos ciudadanos españoles estemos preocupados porque no tenemos ninguna garantía sobre qué decisión tomará nuestra televisión pública. ¿Enviará o no enviará TVE un representante a Suecia en mayo de 2013? Viviendo como vivimos una situación social y económica con tantos motivos para estar preocupados, lo menos que podía hacer el Gobierno es ejercer su liderazgo evitando tan gran incertidumbre.

Sería bien fácil. Que salga en el “Telediario” la ministra de Empleo y Seguridad Social Fátima Báñez diciendo: “Desde la confianza en nosotros mismos, hay señales esperanzadoras de que una persona encontrará trabajo en 2013 representando a España en Eurovisión”. Que el ministro de Economía Luis de Guindos añada: “Lo que es el Festival de lo que es Eurovisión contará con lo que es un representante de lo que es TVE en lo que es Suecia en lo que es 2013”. Que abran los toriles del ministerio de Educación para que José Ignacio Wert asegure: “Españolizaremos Suecia con una representación diferenciada: a un lado del escenario habrá artistas macho y al otro hembras, porque la mejor forma de fomentar la igualdad y la integración es separar a las personas obligándolas por igual a llevar su comida en una fiambrera”. Que Mariano Rajoy convoque una rueda de prensa, diga: “Iremosh a Eurovishión, muchash graciash”, y se marche sin admitir preguntas.

Así, los españoles quedaríamos tranquilos porque sabríamos que, con toda seguridad, entre los días 14 y 18 de mayo de 2013, en Malmö, Suecia, no habrá ningún representante de TVE en el LVIII Festival de la Canción de Eurovisión. Uf, qué alivio.

7/12/12

KIKOHERNANDONCIO


Kiko Hernández es la medida de todas las cosas. De las que son en tanto que son, y de las que no son en tanto que no son. Y no es porque Kiko Hernández sea un personaje particularmente destacado o interesante de modo notable. Es justamente por todo lo contrario. Kiko Hernández ha creado una figura televisiva tan inconmensurablemente trivial que una figura televisiva más inconmensurablemente trivial no puede ser pensada. Los físicos construyen aceleradores de partículas, diseñan microscopios atómicos, crean modelos teóricos que fuerzan hasta el límite la inteligencia humana para poder atrapar las partículas últimas que componen la materia. En televisión no nos hace falta nada de eso. Para atrapar las partículas mínimas que componen el interés televisivo bastó estar estos días atentos a la marcha de Kiko Hernández de "Sálvame" y la onda expansiva de reacciones que causó entre los colaboradores habituales. ¿Pienso, luego Kiko Hernández existe? No, mejor sólo sé que Kiko Hernández no me importa nada.

Durante estos últimos años ha habido varios intentos de homologar una medida del interés televisivo buscando una magnitud mínima que pudiera servir de unidad. Se ha propuesto el "grandebatio", el "telecinquio", el "anarosaquintanal". Desde esta humilde columna añado una nueva sugerencia: el "kikohernandoncio", abreviado como "kh", como medida de todas las cosas, o, al menos, de todas las cosas televisivas. "Espejo público", 500 khs. "Hombres y mujeres y viceversa", 4 khs. "Homeland", 250.000 millones de khs. En el Museo de Pesas y Medidas de París se guardará esta última entrega de "Sálvame" al lado del metro, del litro y del kilo, y los estudiantes de los institutos acudirán a la sala donde se exhiba como parte de sus trabajos sobre la medición científica del interés televisivo para la asignatura de Ciencias Sociales. La marcha de Kiko Hernández de "Sálvame" es la unidad de interés televisivo más pequeña jamás emitida. Aunque nos tememos que su futuro regreso a la basura de Telecinco conseguirá batir este récord.

6/12/12

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

(En el Día de la Constitución)

Las ideas no son gustos. Comparten con los gustos algunas características, pero la lógica de su funcionamiento es radicalmente diferente. Los gustos están ahí para ser satisfechos; las ideas están ahí para ser retadas. Si llego a un bar a media mañana para comer un pincho y me gusta la tortilla de patata, pediré un pincho de tortilla de patata. Si me gustan los calamares, pediré un pincho de calamares. Si opino que la medida de no actualizar las pensiones es necesaria, buscaré con interés los argumentos que defienden lo contrario. Si opino que es una canallada, escucharé las voces que razonan porqué no lo es dándoles una sincera oportunidad de convencerme.

Pero (casi) nadie actúa así. La lógica más elemental indicaría que los electores de derechas optarían por laSexta y los electores de izquierdas preferirían escuchar Intereconomía. Pero ocurre justo al revés. Los espectadores de derechas sintonizan Telemadrid, “El gato al agua”, los informativos de La 1. Los espectadores de izquierdas no se pierden “El intermedio” o “Al rojo vivo”. Confundiendo ideas con gustos, opiniones con caprichos, todos acuden a recibir el sacramento de la confirmación. Todos desean ser ratificados, salir igual que entraron. Buscan aquel medio que les diga lo que quieren oír igual que buscan aquel bar en donde sirvan el pincho que más les gusta. No se trata de pensar; se trata de ganar apoyos para, -las menos veces-, nuestra identidad emocional o, -las más-, nuestro jodido status y nuestros jodidos intereses.

Y así, mientras tratemos a las ideas como si fueran gustos, mientras nuestras opiniones sólo sean caprichos emocionales para construir ficciones del mundo que confirmen nuestra vanidad, no podremos impedir que las creencias sean un montón de eslóganes que se recitan como mantras para afianzar la pertenencia a un grupo. Así nunca pararemos a las Elena Valenciano o a los Esteban González Pons. Antonio Jiménez oficia la ceremonia en la que se otorga el sacramento de la confirmación a los fieles reunidos en Intereconomía. Wyoming oficia la ceremonia en la que se otorga el sacramento de la confirmación a los fieles reunidos en laSexta. La parroquia asiente con satisfecha complicidad. Esto no es pensamiento, joder, esto es una maldita religión.

5/12/12

LA TELE SIN MAYÉUTICA


La publicidad de un banco cuyo nombre me niego a escribir quiere que enviemos “comisiones” a la papelera de las palabras inútiles, junto a “equinodermo” y “mayéutica”. ¿Se puede confiar en un banco tan ignorante como para sostener que “mayéutica” y “equinodermo” son palabras inútiles? Evidentemente, no. Otro día defenderemos la utilidad de la palabra “equinodermo”, queridos ignorantes de ING (¡vaya!, ya lo he escrito), pero hoy toca defender la palabra “mayéutica” con argumentos televisivos.

El filósofo Sócrates sostenía que el conocimiento está dentro del individuo, así que la labor de maestro es ayudar al discípulo a “dar a luz” la verdad. Eso es la “mayéutica”, cuyo origen etimológico está vinculado a la obstetricia (la madre de Sócrates era comadrona), el arte de hacer preguntas de tal forma que el otro llegue a descubrir la verdad. Sócrates, al igual que la partera ayuda a que las mujeres den a luz, se limitaba a ayudar a que los demás descubrieran la verdad por sí mismos. En estas últimas semanas, he visto en “True Blood” (Canal+) cómo un ser femenino daba a luz a cuatro niños en medio de una orgía de espléndidos orgasmos; he visto en “The walking dead” (Fox) cómo una mujer moría tras ser sometida a una brutal cesárea con un destornillador para salvar la vida del niño, y luego vi cómo su otro hijo disparaba a la cabeza de su madre muerta para que no se convirtiera en zombi; y veo en “Llama a la comadrona” (AXN White) cómo una joven enfermera visita a mujeres embarazadas armada con un pequeño maletín y un enorme corazón. Pero todos esos partos televisivos plantean preguntas que el espectador debe responder para conocerse a sí mismo: ¿por qué es necesario parir con dolor? ¿Es cierto, como decía el matemático Ian Malcolm en “Parque Jurásico”, que la vida siempre se abre paso, aunque sea en un mundo dominado por los zombis? ¿Acaso el corazón tiene razones que la razón obstétrica no conoce? Sin “mayéutica”, no hay partos en “True Blood”, “The walking dead” y “Llama a la comadrona”. Sin “mayéutica” no hay preguntas. Sin mayéutica, ni la madre de Sócrates habría sido comadrona ni Sócrates habría sido Sócrates.

En cuanto al valor de la palabra “equinodermo”, podemos discutirlo en una sidrería mientras saboreamos unos deliciosos erizos de mar.

4/12/12

SALVADOS POR COGÉRSELA CON PAPEL DE FUMAR


Por si no estaba claro: en la tele, los programas de investigación periodística y denuncia ciudadana quedan muy bien, pero sin pasarse. Estos programas tienen carta blanca para hacer lo que puedan investigando y denunciando partidos políticos, instituciones políticas, a ciudadanos que se dedican a la política o incluso a ciudadanos anónimos que se ganan la vida con su trabajo o su pequeña empresa. Pero no a los grandes empresarios y las grandes empresas porque quien los investiga o denuncia se la juega.

“Salvados” (noche de los domingos en laSexta) tiene ya una larga trayectoria investigando y denunciando desmanes políticos. Semana a semana, los espectadores (cada vez más) nos echamos las manos a la cabeza (cada vez más) y vemos que luego no pasa nada. Pero hace un par de semanas emitió “Oligopoly, el juego de la energía” sobre el gigantesco negocio de las grandes empresas eléctricas. Visto y hecho: Unesa, la patronal del sector eléctrico, montó en cólera, se quejó al gran jefe blanco del Grupo Antena 3, exigió una compensación y un programa para contar su versión de los hechos, según la cual ni el sistema no está hecho a medida de sus intereses ni va contra los intereses de las pequeñas empresas y los consumidores.

Las más de 100.000 personas que, temiendo lo peor, firmamos en la plataforma de apoyo a “Salvados” para que el Grupo Antena 3 no retire el programa estamos de enhorabuena. Anteayer el programa volvió a batir su récord de audiencia (más de 3 millones y medio de espectadores) y, sobre todo, denunció las ventajas fiscales que disfrutan y el enorme fraude fiscal que cometen las grandes empresas en España, pero aunque lo hizo dando datos a montones, no dio ningún nombre de empresa ni empresario. Menos mal. Sí dijo, claro, el nombre de varios partidos políticos y lo que votan en el Congreso cuando se debate sobre el fraude fiscal. De eso se trata.

Larga vida a “Salvados” y a los programas de investigación periodística y denuncia ciudadana que se limitan a hacer lo que puede hacerse.

3/12/12

TELEVISIÓN ULTRAMEGANEOLIBERAL


La cosa se pone seria. “Pesadilla en la cocina” (noche de los jueves en laSexta) puede ser solo un programa de televisión o puede ser algo más: un ensayo del mundo futuro, una pesadilla de lo que nos espera, una distopía en la cocina. Alberto Chicote no sería entonces un asesor más de los muchos que pululan por la tele dando consejos a cantantes consentidos, padres con niños consentidos y propietarios de perros consentidos: sería un mensajero del futuro que, en vez de traernos lejía con oxiaction, nos trae una nueva versión psicodélica de los uniformes de “Star Trek” y una ventana a un futuro televisivo ultrameganeoliberal.

“Pesadilla en la cocina” funciona. A la gente le gusta y lo ve porque satisface una demanda social: informa del estado higiénico en que se hallan nuestros restaurantes. Eliminemos, entonces, la costosa inspección sanitaria y dejemos que sea la tele la que ofrezca el servicio y genere empleo creando exitosos programas televisivos. Y lo mismo puede hacerse con el resto de los servicios. Eliminemos los impuestos, el Estado bienestar, el Estado del medioestar y el Estado en general, y confiemos en los índices de
audiencia.

Sin impuestos, cada persona tendría que asumir la educación de sus hijos… o no: podría acudir a programas televisivos como “Curso de 63”, de gran éxito entre el público adolescente. Y a quien no dé juego en pantalla, se le expulsa al mercado laboral para que espabile. Los médicos siempre dieron bien en pantalla, así que también triunfarían los programas sobre hospitales y centros sanitarios que curarían a los enfermos que más suben la audiencia. Y así todo. Inspección fiscal televisiva. Policía televisiva. Justicia televisiva. Democracia televisiva. A ver por qué la tele iba a tener que limitarse a enseñar a cantar al que no sabe y a limpiar la cocina a los guarros para que den de comer al hambriento. La tímida televisión asistencial del pasado ha muerto. La nueva tele eliminará todos los gastos sociales y dinamizará la economía. Y para los excluidos, telemaratones a montones.

2/12/12

SÓLO NOS QUEDA McCLANE

En “Skyfall”, la última película de James Bond, el agente secreto británico llora sobre el cadáver de M e insinúa la posibilidad de haber mantenido en el pasado relaciones homosexuales. En “The amazing Spider-Man”, la última película sobre las aventuras de Peter Parker, el joven estudiante neoyorquino es un pijillo guaperas chulito que recorre las calles de la ciudad más hermosa del mundo montado en skate. En “Sálvame Deluxe” se presentó anteayer la nueva temporada de Belén Esteban, y de nuevo nos encontramos con un personaje al que los guionistas han despojado de algunos de sus rasgos más identificativos: ahora es una mujer madura, adulta y serena, no comete excesos tóxicos... ¡y lleva faja! Bond llorica, Peter Parker guaperas y Belén Esteban con faja. ¿Es que no queda nadie que respete la mitología occidental contemporánea?

Incluso la actriz elegida para interpretar a la nueva Belén Esteban 2.0 parece tan discutible como lo es Daniel Craig para ponerle cara a Bond o Andrew Garfield para convencernos de que es Parker. Su trabajo en el papel de Esteban fue convincente en ocasiones, -algunos momentos de llanto contenido, los abrazos a Raquel Bollo-, pero acusó este defecto tan actual de empeñarse en dotar de matices a figuras cuya esencia es monolítica, monocorde y monótona. La nueva temporada de Belén Esteban pretende dar una vuelta de tuerca al personaje ante el agotamiento narrativo al que había llegado en sus últimas historias, pero ¿merece la pena ese giro argumental si hay que pagar el precio de sacrificar algunos de los propios rasgos constitutivos del mito?

El 14 de febrero del 2013 se estrena la quinta entrega de “La jungla de cristal”, titulada “Un buen día para morir”. Os avisamos, guionistas: no vamos a tolerar extravagancias en el personaje de John McClane. No queremos que Bruce Willis interprete a un tío atormentado, cercano al existencialismo francés, con un turbio pasado que reaparece en esta nueva película, dudas existenciales y secretamente adicto al pegamento. Que no vaya al psiquiatra. Ni claroscuros ni fajas. Nos han cambiado a Bond, a Spiderman y a Esteban. Sólo nos queda McClane para saber a qué atenernos.

1/12/12

EL PIE PEQUEÑO DE LA TELE ROJA


En su conocido cuento “El pie pequeño de la luna roja”, Marcel Sponville narra con maestría la historia de una tribu africana que comienza a sufrir grandes dificultades para conseguir las piezas de caza de las que se alimenta. Por motivos que no entienden, los cazadores empiezan a volver al poblado con las manos vacías. Se les ocurre entonces variar su estrategia de caza y colocan trampas con la esperanza de atrapar así los leones y los tigres. Al cabo de un tiempo revisan las trampas y descubren que están vacías. Cada vez más desesperados, los cazadores colocan presas menores en medio de la llanura para atraer así a los grandes depredarores que necesitan. Nada ocurre, ningún animal muerde ese anzuelo. Los miembros de la tribu siguen probando y probando estrategias infructuosas: no saben que hace varios años que los leones y los tigres han migrado desde esas praderas a zonas muy lejanas y ya no vive ninguno a muchos kilómetros a la redonda.

Las cadenas se desesperan por captar la audiencia juvenil. Tras el éxito de “Sé lo que hicistéis” se han sucedido muchas partidas de caza que, sorprendentemente, han dado increíbles resultados menguantes. Cuatro sopesó durante mucho tiempo “Guasap” y finalmente lo aparcó de forma indefinida. Y estos días laSexta echó el cierre a “Alguien tenía que decirlo”, infumable programa basura de corazón para veinteañeros y enésima trampa para cazar audiencias jóvenes que resulta estar vacía cuando se abren los audímetros. Como los africanos de Sponville, los programadores televisivos continúan probando nuevas técnicas de caza en un ecosistema del que sus presas hace años que han migrado. No saben que los veinteañeros han huido de la televisión a la pantalla del iPad, en donde sólo ocasionalmente contemplan productos televisivos muy concretos, -clips de pocos minutos colgados en youtube de programas de variedades, series bajadas de la red-. Los cazadores de “El pie pequeño de la luna roja” terminan muriendo de hambre. Salvo los que deciden emigran a la nueva sabana a la que han emigrado sus fuentes de alimento.