21/6/19

APOCALIPSIS TELERÍN


El pasado martes, Telecinco castigó a su audiencia cinéfila obligándola a soportar hasta las once de la noche (sí, han leído bien) la abyecta sucesión de imbecilidades que constituye “Supervivientes” para poder ver después “X-Men: Apocalipsis”. ¿Nos hemos vuelto completamente locos? ¿Qué sentido tiene que una cadena generalista programe una película con tirón entre la chavalería en un horario antiproletario, antieducativo, antiestético y sádico? Cuando la televisión pública decide ser proletaria, educativa, estética y sensible, coloca un cartelito en la pantalla indicando que tal o cual programa termina antes de las doce de la noche. Está cerca el momento en que Telecinco también coloque de vez en cuando un cartelito que anuncie que tal o cual película comenzará antes de las doce de la noche. Ni los X-Men pueden con los tertulianos de “Supervivientes”.

El pasado martes, sin embargo, los dioses de la televisión, que casi siempre son tan mudos y sordos como los dioses de los hombres, permitieron una feliz coincidencia que tendría que obligar a reflexionar a todos los espectadores de buena voluntad. Justo cuando estaba a punto de comenzar “X-Men: Apocalipsis” en Telecinco, en “Cachitos de hierro y cromo” (La 2) surgía de las profundidades del tiempo la Familia Telerín invitando a los más pequeños a irse a la cama porque hay que descansar para que mañana podamos madrugar. La Familia Telerín era proletaria, educativa, estética y sensible, pero en la televisión actual Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Colitas y Cuquín no tienen sitio porque es ridículo marcar con una cancioncita el fin de la programación infantil cuando las cadenas generalistas no tienen programación infantil y, además, nos han convencido de que las patéticas desventuras de los concursantes de “Supervivientes” son aptas tanto para los niños de la Familia Telerín como para los de la Familia Monster.

Ya somos espectadores mutantes, como Charles Xavier, Mística o Bestia, y los niños de la Familia Telerín solo son un recuerdo de hierro y cromo. El Apocalipsis empieza a las once de la noche. Menuda revelación.

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