13/10/18

ENSEÑA LA ENSEÑA


La vexilología es superdiver, como demuestra Sheldon Cooper en “Big Bang theory”. Y peligrosa, como habrá comprobado quien vio el jueves “El programa de Ana Rosa”. Dijo Ana Rosa Quintana que ayer, Día de la Fiesta Nacional, iba a poner la bandera de España en la ventana de su casa porque ella (Ana Rosa, aunque la bandera, la ventana y la casa, también) es española. De patriotismo vexilológico, bien, la felicito (a Ana Rosa, aunque a la bandera, la ventana y la casa, también). Pero cuidadín con la lógica, que la carga el diablo. Quien dice que ser español conlleva poner la bandera en la ventana subraya su españolidad cuando enseña la enseña, pero puede encontrarse con que el reverso tenebroso del modus tollens contraataca.

El modus tollens es una puñetera forma de argumento que establece que si no se diera lo segundo (exhibir la bandera) entonces tampoco se daría lo primero (ser español). Hay diferentes casos. Uno: paseando por la calle vemos millones de ventanas sin bandera, donde —por tanto— no viven españoles. ¿Habría que hacer algo? Mal rollo. Dos: haciendo zapping en la tele pueden verse montones de cadenas que ayer no sobreimpresionaron la bandera en una esquinita, y —por tanto— no son españolas. ¿Habría que hacer algo más? Muy mal rollo. Y tres: viajando en el tiempo puede comprobarse que otros años la casa de Ana Rosa no tenía bandera, y —por tanto— no era española. ¿Habría que hacer mucho más, revisar el pasado, los árboles genealógicos, la pureza de sangre? Muy mucho malísimo rollo, tíos.

Otra posibilidad es que Ana Rosa haya copiado a alguien eso de enseñar la enseña por ser española. Copiado sin querer, por supuesto. Como nos explicó hace unas semanas, una cosa es copiar, incluso plagiar un libro, algo sin importancia como lo que hizo ella, y otra cosa es copiar y plagiar cuando lo hacen otros, como los políticos, que ellos sí que son malotes. O ni siquiera eso. A lo mejor no copió a nadie y solo era una bravuconada, una mentirijilla o una forma de rellenar un programa demasiado largo. Eso ya sería otra cosa. Pero la próxima, que avise, por Dios, y nos ahorramos este mal rato de “Diversión con banderas”.

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