17/2/20

CANCIONES PARA PALETOS COMO YO

Quizá usted, como me pasaba a mí antes de ver la serie documental que les comento hoy, pensaba que el country era un estilo musical casposo y rancio. Cosa de blancos conservadores de la Norteamérica profunda. Aldeanos tocando el banjo y disparando a latas de alubias puestas sobre una valla. Esta noche en el baile del granero voy a besar a la chica más bonita del pueblo. Oh, las brumosas montañas de Tennessee. Quizá usted, como me pasaba a mí, asociaba esa música con el Partido Republicano y creía que los mayores talentos de Dolly Parton eran glandulares. Canciones para paletos. Al fin y al cabo, razonaba yo y quizá usted también, el country no proviene del blues: ¿puede tener algún interés artístico algún estilo que no provenga del blues?

Pues va a ser que sí. Muchísimo. Hace veinte años Ken Burns rodó una historia del jazz que cambió nuestras vidas para siempre, y ahora nos las vuelve a sacudir con “Country music” (Movistar+), nueve capitulazos como nueve canciones de Hank Williams rodados para la televisión pública estadounidense -¡sí, existe!- que nos enseñan que el talento y la calidad suelen adornar a los que menos lo proclaman. Si le interesan más las historias que se cantan que el maquillaje de los cantantes, y hace ya muchos años que le aburren los vendedores de actitud, prepárese para hacer nuevos amigos para toda la vida en “Country music” sin parar de aullar de felicidad.

Son canciones esculpidas en las montañas, y sus escritores se limitan a desenterrarlas allá donde cae un rayo. Ponen su vida al servicio de las canciones, no las canciones al servicio de su vida. Hay más honradez y buena filosofía en una estrofa de la familia Carter que en todo ABBA, David Bowie y Queen juntos. Es cierto que el country sólo usa tres acordes y una verdad, pero eso es una verdad más de lo que usa el pop. El público al que se dirige es amplísimo, tan extenso como la propia condición humana. Y lo disfrutan los granjeros y los informáticos, la gente de campo y de ciudad, de derechas y de izquierdas. Lo disfrutan los dandies sofisticados y los paletos. Sobre todo, los paletos como yo que creíamos que el country es música para paletos.

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