31/7/08

BARATIJAS

El martes por la noche “Documentos TV” emitió un reportaje que, vale, estaba bien, pero metía un rollo que no llevaba a ninguna parte. A la misma hora Antena 3 emitía una nueva serie sin pretensiones, de ésas que hacen para pasar el rato y olvidar, pero que decía lo fundamental y sin darse tanta importancia.

En “Documentos TV” y analizaron con todo lujo de detalles la evolución de la población mundial tomando como referencia Estados Unidos, La India, el África subsahariana y Japón. Sí, de acuerdo, una montaña de datos muy currada, pero en “700 euros”, dieron en el clavo sin marear tanto la perdiz. ¿Superpoblación y agotamiento de los recursos en los países pobres?, ¿envejecimiento y falta de relevo generacional en los países ricos?, ¿el futuro de la humanidad condicionado por el desequilibrio poblacional? Pamplinas. Mapi Laguna, la directora de “700 euros” dijo sin pretenderlo lo esencial sobre este asunto en una frase promocional del nuevo producto de Antena 3: “Es la serie con más hombres guapos por metro cuadrado”.

Ya lo ven. Lo importante no es que seamos muchos o pocos, es que seamos guapos. Antes los que se iban del puelbo a la ciudad eran como Lina Morgan, Alfredo Landa o Paco Martínez Soria. Ahora no. Ahora en los pueblos la gente es muy guapa y en la ciudad también, faltaría más. No queremos saber si somos muchos o pocos, queremos saber cuántos guapos hay por metro cuadrado. La demografía, las pirámides de población y las series con gente fea son un aburrimiento. La guapa protagonista de “700 euros” tiene problemas en el pueblo con gente guapa y se marcha a la ciudad donde se rodea de guapos hombres y mujeres guapas. Le pasan muchas cosas, pero no importan. El hilo argumental es sólo un pretexto que sirve para ir engarzando en él bonitas cuentas de colores a cual más guapa. El resultado es que tenemos la tele repleta de baratijas.

30/7/08

PAPIROFLEXIA

Para mí lo más importante del mundo no es cantar, como dicen los concursantes de “Factor X” y de “Operación Triunfo”. Tampoco me parece que bailar pueda llenar mi vida como les pasa a los de “Fama ¡a bailar!”, o mi cartera como les pasa a los de “¡Mira quién baila!”. No estoy dispuesto a abandonar la familia, los amigos y los estudios para ser modelo como los de “Supermodelo dosmilypico”. Mi sueño no es ser feliz haciendo reír a los demás como los de “El rey de la comedia”. Ni siquiera abro mi corazón y muestro todo lo que soy cuando hago malabarismo, contorsionismo, equilibrismo, trago fuego o me disfrazo de mamarracho como los de “Tienes talento” y “Tú sí que vales”. Y mira que todos estos programas que pudimos ver los últimos meses me gustan porque los concursantes son como yo: ante todo valoran la autenticidad, van con la verdad por delante, no quieren ganar sino tener una experiencia que les sirva como personas, y, sobre todo, se sienten especiales porque están dispuestos a todo por un sueño.

Para mí lo más importante del mundo es la papiroflexia. Para las demás personas la papiroflexia es sólo algo que hacen de niños cuando quieren jugar a tirar aviones por la ventana o soltar barquitos en un charco. Como mucho es un pasatiempo para distraerse en clase mientras el profe habla de Rousseau con una lamentable pronunciación francesa que encima a él le hace gracia. Pero para mí la papiroflexia lo es todo. Por eso me gustaría expresarme mediante la papiroflexia y mostrar al mundo las cosas de las que sería capaz si me dieran una oportunidad en la tele.

Seguro que hay más personas como yo. Por eso alguna cadena debería reunir lo mejor de todos estos programas y emitir “Operación Fama tú sí que eres un Supermodelo con Factor X que Vales y Tienes Talento, ¡mira quién va a ser el rey de la papiroflexia para alcanzar el Triunfo!”. Jo, yo sería la persona más feliz del mundo.

29/7/08

LA ODISEA

Todos los años pasa lo mismo. En invierno nos encaprichamos con el televisor porque nos parece un cachorrito muy simpático, juguetón y divertido. Afuera, en la calle, hace mal tiempo y la tele nos da todo su cariño en forma de programas que nos entretienen mientras nos refugiamos en casa. Las cadenas saben que necesitamos compañía cuando tras los cristales llueve y llueve, así que recurren a sus mejores artimañas para encandilarnos. Películas de estreno, nuevos documentales y reportajes de investigación, la última temporada de las series que más nos gustan... El televisor se convierte en nuestra mascota. Jugueteamos con él y durante horas miramos cómo nos mira con su ojo de cíclope cómplice. Salta obediente cuando jugamos a hacer zapping y corre dando brincos detrás del canal al que lanzamos, distraídos, un palito. O se deja abrazar, tierno, mientras nos arrebujamos contra su lomo peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sí, sí: igual que Platero. Son días en que el hombre del tiempo repite una y otra vez cuánto frío hace afuera. Justo después, con la misma insistencia, las multinacionales del petróleo repiten su letanía: hay que ver lo calentita que podemos tener la casa gracias a ellas.

Pero pasan los meses y la mascota crece. El televisor cambia de pelaje y se hace adulto. Cuando nos apoyamos en él sólo encontramos aristas que se nos clavan en la mejilla. Llega el verano y los días se tornan largos y luminosos. Quien fue cíclope compaciente nos parece ahora un Polifemo terrible y brutal capaz de devorarnos. Reposiciones, cine de saldo, estrenos de todo a cien… En la calle hace sol y la que fue una casa acogedora es ahora una cueva hostil. Estamos atrapados, agucemos el ingenio. Afilamos el botón de apagado del mando a distancia y se lo clavamos al televisor mientras duerme. Ciego, a tientas, no se percata de nuestra huida. Quién sabe qué aventuras nos esperan ahí afuera.

28/7/08

NEVER MIND THE WORDS



La llegada del cine sonoro a finales de los años 20 supuso un auténtico drama para los actores del momento, muchos de los cuales procedían del mundo de la pantomima y carecían de voces mínimamente agradables para el nuevo sistema cinematográfico que se estaba implantando. No fue exactamente éste el motivo por el cual el mismísimo Charlie Chaplin aborreció también los nuevos parloteos de los actores en las pantallas; su voz era correcta pero sabía que la gran baza que había convertido a Charlot en el personaje más famoso del planeta era justamente la mímica, de forma que el cine sonoro dificultaría que el vagabundo mantuviese su nivel de éxito previo. Por eso Chaplin siguió realizando películas mudas cuando todo el cine ya se había vuelto hablado, y la primera vez que Charlot habló en pantalla lo hizo destilando un resentimiento irónico y cruel contra el cine sonoro.

Se trata de la escena final de "Tiempo modernos" (1936). El vagabundo ha sido contratado para cantar en un restaurante, pero como no se sabe la letra de la canción su novia Paulette Goddard se la escribe en las puñetas de la camisa. Charlot sale a escena con la música, comienza a bailar moviendo exageradamene los brazos y las puñetas salen volando, por lo que al llegar el momento de empezar a cantar se da cuenta de que no puede decir nada. Mira a Paulette aterrado y ésta le dice: "Sing! Never mind the words" (¡Canta! Qué importan las palabras). Y es cuando por primera vez en la historia del cine oímos la voz de Charlie Chaplin cantando una canción con palabras ridículas e inventadas en donde de nuevo es la mímica la que cuenta la historia que la letra no sabe explicar. Sin darse cuenta Paulette Goddard había dicho una de las frases que mejor definirían los tiempos modernos.

Telecinco emite "Valanota" todos los días a las 14:00 horas. Antena 3 emite "Al pie de la letra" todos los días a las 21:45 horas. TVE-1 emite los miércoles "Canta Singstar"a las 22:00 horas.

27/7/08

EL MUNDO ENTERO

Treinta mil personas se han presentado a los castings de la tricentésimo cuadragésimo novena edición de "Gran Hermano". La verdad es que no estoy seguro de si ésta será la edición tricentésima cuadragésima novena o tricentésima cuadragésima octava; les confieso que perdí la cuenta en la edición ducentésima nonagésima segunda, -un momento, ¿o fue en la ducentésima nonagésima primera?-. Sea como fuere treinta mil notas todos en fila cubrirían tan ricamente la distancia entre Oviedo y Gijón. Hoy me desperté sobresaltado por una horrible pesadilla: conducía por la autopista y el arcén estaba invadido por la cola de aspirantes a GH. Iba a ciento veinte kilómetros a la hora, por lo que veía de reojo pasar cada segundo treinta y tres pavos o pavas que se creían especiales, que pensaban que debían ser elegidos para la gloria, que estaban seguros de que su convivencia diaria en un presidio con otros tíos como ellos podía tener el menor interés para nadie.

En el futuro todos seremos anónimos durante quince minutos. Pero será en el futuro próximo, ya que en el futuro lejano ni siquiera alcanzaremos ese cuarto de hora. La progresión de aspirantes a GH crece más rápidamente que las unidades de CO2 en la atmósfera, y se puede predecir que para la edición cuadringentésima cuarta el número de postulantes rondará el medio millón. La cola llegaría ya de Gijón a Madrid. No digo yo que no haya que ocuparse del cambio climático, pero el cambio narcisista también amenaza con alterar dramáticamente la vida en el planeta. Salvo que hagamos algo por impedirlo, más de cuarenta millones de personas se presentarán a los castings para la edición sexcentésima quincuagésima tercera o sexcentésima quincuagésima cuarta, lo cual, al superar el volumen de la población española, obligará a importar del extranjero aspirantes a Gran Hermano. Entonces la autopista por la que conduzca en mi pesadilla dará la vuelta al mundo. Al mundo entero. A cada uno de sus rincones.

26/7/08

VAELPROGRAMA

Si los concursantes de "Valanota" pueden adivinar el título de una canción escuchando una única nota de su melodía, ¿por qué yo no puedo juzgar el contenido de un programa viendo una sola de sus imágenes? El otro día en el concurso que presenta Óscar Martínez se le dio a un concursante la pista de que la canción que había que adivinar hablaba de algo que "marca los pasos del corazón de una chica", tras lo que el teclista de la banda pulsó con su dedo índice derecho una tecla que hizo "pin" y el concursante puso cara de felicidad al decir "Marta tiene un marcapasos". ¿Queda definida una melodía a través de una nota? Obviamente, no. Pero a veces con una nota y una pista añadida queda definida una melodía, una ópera sinfónica en tres actos, un régimen político de una potencia occidental o la teoría unificadora de la Física.

Y, por supuesto, una única imagen y una pista añadida bastan para definir un programa de televisión. Zapeo un nanosegundo sobre Telecinco en la sobremesa y aparecen doce veinteañeros esculpidos por la cosmética, la cirugía y la gimnasia, sonriendo de forma más rígida que El Joker a una veinteañera esculpida por la cosmética, la cirugía y la gimnasia sentada en un trono. ¿Ése único fotograma permite valorar el contenido de "Mujeres y hombres y viceversa"? No por sí solo, pero sí si se añade la pista de que es un espacio presentado por Emma García. Más tarde pulso otra única nota del teclado de Telecinco y veo la imagen de un tío con un diábolo. ¿Puedo saber algo sobre el programa? Aún no, pero si añades que ese tío con ese diábolo está siendo juzgado por Los Morancos, Noemí Galera y Ángel Llácer disfrazado de coleóptero puedo escribir enciclopedias enteras realizando una crítica exhaustiva de "Tú sí que vales".

"Valanota" pide "Vaelprograma", un concurso centrado en adivinar programas de televisión viendo poquísimas imágenes con poquísimas pistas añadidas. Creánme, los que llevamos un tiempo haciendo crítica televisiva seríamos excelentes concursantes de "Vaelprograma".