19/9/17

¡DIOS MÍO, NO SIENTO LA ENTREPIERNA!


Soldados y concursantes. Vietnam y “Gran hermano”. EE.UU. y España. La vida civil y el mercado laboral. Esas tenemos: los problemas de inadaptación de los soldados de la guerra del Vietnam al volver a casa son a EE.UU. lo que los problemas de inadaptación de los concursantes de “GH” al volver a casa son a España. El paralelismo se puede extender a otras guerras y a otros ‘realities’, pero esta es la versión canónica.

Igual que el Ejército estadounidense no puede, visto lo visto, enviar a sus soldados a más guerras sin tener en cuenta el problema que supondrá su posterior reinserción en la vida civil, Telecinco no debe reclutar más concursantes de “GH” sin un plan de reinserción en la vida postelevisiva. Ahí tenemos el caso de Miguel Vilas, un exconcursante de “GH 17” que ya en la casa no sabía qué hacer para ganar protagonismo y desde que la dejó anda por ahí dando tumbos escarbando en su propio yo. De sus constantes esfuerzos para llamar la atención, el que más llama la atención es su constante esfuerzo para llamar la atención, siempre excesivo, siempre centrado en la hipertrofia de sí mismo: que si se opera, que si no; que si se implanta cosas o corta cosas, que si no; que si está conforme consigo mismo y su vida, que si no. Ahora vende su propio semen en forma de colonia para mujer hecha, según dice, con su propio semen.

Aunque no aclara qué tipo de hombre se puede sentir atraído por una mujer untada con tal potingue, esperemos que el negocio, además de darle muchas satisfacciones al chaval, también le dé para vivir. Pero parece difícil. Por eso Telecinco debería firmar al principio de cada nueva edición de “GH” un seguro que se hiciera cargo de sus concursantes para que al terminar no se vieran, como se ven tantos, con una mano delante y otra detrás; o como el pobre Miguel, con las dos manos delante para abastecer su loca empresa. Si es malo volver de Vietnam y no sentir las piernas, peor es salir de “GH” y montar un negocio con tal nivel de exigencia física que acabes por no sentir la entrepierna.

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