25/9/17

¡NO!


Con ustedes… ¡Miguel Gila! (todo el mundo en pie): “La otra noche salía yo del cine con mi mujer. Había tres individuos como tres armarios pegándole una paliza a un pequeñajo. Le digo a mi mujer: ‘¿qué hago, me meto, no me meto?’. Me metí. ¡Le dimos entre los cuatro!”. Ahí lo tienen. Cuando Gila nos regalaba ese humor bestia y tierno a la vez con el que tantos crecimos, se limitaba a contarlo, pero no lo protagonizaba con la excusa de que era un acto cómico. Porque actuar así de verdad, igual que gastar realmente las bromas de su pueblo, no tendría maldita la gracia.

Iván Medina es un reportero de la televisión pública catalana. El otro día fue a hacer un reportaje (nada “periodístico ni riguroso”, dijo, sino humorístico), sobre las manifestaciones habidas en Barcelona en las que se destrozaron varios coches de la Guardia Civil. Como ni salía del cine ni iba con su mujer no le pudo decir “¿Qué hago, me meto, no me meto?”, así que se metió sin más. Se subió encima de uno de los coches, dio unos saltitos sobre el abarrotado techo del habitáculo para coger confianza, e improvisó una sesuda reflexión sobre la deontología profesional, la responsabilidad personal, y, supongo, los límites del humor: “Con la excusa del reportaje, ahora no me pueden decir nada, ¿no? Puedo saltar aquí encima de la Guardia Civil y ya está, ¿no?”.

Por si quisiera avanzar en tan filosófica investigación, Medina debería tener en cuenta la de barbaridades que podría hacer impunemente si fuera a una zona de guerra escudándose bajo la enseña de la Cruz Roja, ¿no? O si usara un título de medicina para divertirse engañando a los pacientes a costa de la confianza que estos depositan en él, ¿no? Ahora bien, si prefiere limitarse al campo del periodismo y estudiar cómo hacer humor interviniendo en los acontecimientos, que empiece por ponerse en contacto con la periodista húngara Petra Laszlo, aquella simpática que ponía la zancadilla y empujaba a los refugiados que huían de la guerra de Siria buscando cobijo en esta Europa que se nos va de las manos. ¿No?

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