23/4/18

¡POR SAN JORGE!


Lo dijo el gran divulgador científico Carl Sagan en su última entrevista televisiva antes de morir: “Hay dos clases de peligros. Uno es que estamos organizando una sociedad basada en ciencia y tecnología, y nadie puede entender nada de ciencia y tecnología. Y esta mezcla combustible de ignorancia y poder tarde o temprano va a explotar en nuestras caras. Digo: ¿quién está dirigiendo la ciencia y la tecnología sino una democracia que no sabe nada sobre estas? Otro es que la ciencia es más que un cuerpo de conocimiento: es una forma de pensar, una forma escéptica de interrogar al universo con pleno entendimiento de la falibilidad humana. Si nosotros no somos capaces de hacer preguntas escépticas para interrogar a quienes nos dicen que algo es verdad, entonces estamos a merced del próximo charlatán político o religioso que aparezca”.

Como cada Día del libro, aquí acercamos la tele al libro y viceversa. Algo que antes ya hizo Sagan en “Cosmos” (1980). Como cuando visitó la antigua Biblioteca de Alejandría, o la actual de Nueva York: “Las grandes bibliotecas modernas, como la Biblioteca Pública de Nueva York, reúnen unos diez millones de libros […]. Si pudiera leer un libro a la semana en todo el periodo de mi vida adulta viviendo un período normal de años, al final acabaría leyendo unos cuantos miles de libros, no más […]. El secreto consiste en saber qué libros se deben leer”.

¿Qué libros leer? En el nuevo “Cosmos” (2014) da pistas su discípulo Neil deGrasse Tyson con un libro en la mano: “Este es el mismísimo libro que inspiró a Einstein cuando era joven. Denle un libro a un niño y cambiará el mundo. Miren esto. La primera página describe la sorprendente velocidad de la electricidad y de la luz. Einstein recordaba lo que había aprendido de niño gracias a este libro, y quizás por primera vez justo aquí se preguntó qué aspecto tendría el mundo si pudieras viajar a la velocidad de la luz”.

Recordemos esto cuando decidamos qué libros leer o qué tele ver, ¡por san Jorge! Y procuremos que los niños lean libros y vean programas que les ayuden a cambiar el mundo, o, al menos, a entenderlo y gobernarlo un poco mejor que lo hacemos nosotros.

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