28/4/18

TÚ SÍ QUE VIOLAS


Después de la incomprensible sentencia del jueves he empezado a imaginarme a los magistrados como si fueran el jurado de “Got talent” o de “Factor X” o de “Tú sí que vales”. “Got talent Pamplona”. “Factor XXX”. “Tú sí que violas”. Están sentados en una mesa corrida. Todo muy hortera. Botones gordos de colores chillones. Paneles electrónicos en la parte frontal de la mesa. Un alguacil, al estilo de Santi Millán, hace pasar a los acusados hasta el escenario. Los miembros del jurado contemplan las imágenes de los hechos y empiezan a hacerles las preguntas que se les ocurren. Algunas son ingeniosas. Otras, banales. Algunas, generales. Otras, de detalle. Como cuando Jorge Javier Vázquez pregunta a un contorsionista cómo aprendió esa habilidad.

Y después uno de los tres dice “bueno, venga, chicos, vamos a votar”. Sé que esto que pido es muy difícil, pero, de alguna forma que no imagino, los jueces de los tribunales de justicia deberían, además de probar amplísimos conocimientos jurídicos en exámenes y oposiciones, superar alguna prueba que demuestre que viven en el mismo mundo en el que vive la ciudadanía. Que Risto Mejide, Eva Hache o Edurne vivan en los mundos de Yupi tiene consecuencias muy poco relevantes para nuestra sociedad. Pero que los magistrados vivan en una Babia oscura y ensimismada es una enfermedad gravísima para la democracia social, digna y justa de la que la inmensa mayoría de los españoles queremos participar.

Uno dice “pues para mí esto es abuso”, golpea el pulsador rojo y aparece la palabra “ABUSO” en el marcador electrónico de su lado. El segundo dice “pues yo veo violación”, pulsa el botón verde y aparece “VIOLACIÓN”. Todo depende del tercer miembro del jurado. Duda. Empieza a hablar. Parece que va a decantarse por la violación, pero en el último segundo pone una sonrisa pícara, cambia de opinión y proclama “¡abuso!”. “Lo sentimos, pero no pasáis a la siguiente fase de ‘Tú sí que violas’”. Una niebla helada y fétida lo invade todo.

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