19/5/19

TELEBASURA DE MIERDA


Una sola persona acabó con un programa de la televisión matinal británica. El espacio triunfaba desde hace 14 años y era muy rentable para la ITV, pero un solo tipo se las apañó para que, primero, suspendieran indefinidamente tanto sus grabaciones como su emisión; y, segundo, lo cancelaran definitivamente. No hizo falta que recogiera firmas, organizara un boicot de espectadores o le pusiera una demanda millonaria en un juzgado; solo acudió un día a grabar al plató, y unos días después lo encontraron muerto tras lo que parece haber sido un suicidio.

Steven Dymond tenía 62 años y problemas de depresión. Hace dos semanas, para convencer a su pareja de que no le era infiel, se sometió al detector de mentiras de “The Jeremy Kyle Show”, un programa de telebasura que igual te fríe un test de paternidad que te cose una prueba de abuso de drogas con público en el plató y todo el país juzgándote desde casa. Con la mujer presente, el polígrafo dictaminó que Dymond mentía. La relación se rompió, él quedó destrozado y ahora está muerto. Nadie verá por la tele su derrota porque la emisión se anuló, el espacio se canceló, y, por si acaso, también retiraron todas las entregas anteriores de su catálogo online.

En España esas cosas no pasan. Aquí, esa telebasura no se hace. La costumbre de hacer televisión explotando el morbo, el escándalo, el sensacionalismo y la humillación de personas anónimas que acuden a la tele medio engañadas ha ido desapareciendo en los últimos años. A Telecinco, a Mediaset en general, no le gusta recurrir a desconocidos cuando quiere picar carne, que es casi a todas horas. Ha superado esa bárbara etapa de caza cruel y ha optado por algo más civilizado: disponer de su propia ganadería, un rebaño de fieles dispuestos a todo que entran y salen de la sala de despiece según demanda. El ultraprocesado que sirven a su audiencia es telebasura de primera calidad, con una perfecta trazabilidad, no como en otros sitios que emiten una telebasura de mierda.

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