31/3/16

SUPERCHICOTE


¿No lo notan ustedes también? Somos muchos los que llevamos días moviendo así la boca, notando en el paladar un regusto agradable a buena idea televisiva en horario de máxima audiencia, disfrutando de un postgusto sabroso a tele de la buena, paladeando un retrogusto delicioso a novedad en el saturado campo de los programas de cocina, cocineros y cocinillas. Es el buen sabor de boca que dejaron la otra noche los “Superalimentos” que presentó Alberto Chicote en Antena 3. Fue un espacio de elaboración sencilla y agradable de ver que, sobre todo, deja con ganas de más.

Supongo que entre temporada y temporada de “Pesadilla en la cocina” y “Top Chef”, en Antena 3 no querían tener desaprovechado a un animal televisivo como Chicote, así que le ofrecieron hacer unos programas especiales sobre alimentación a ver cómo salía el experimento. Pues que tomen nota: de rechupete. En “Granujas de medio pelo”, Ray Winkler (Woody Allen) prepara el atraco a un banco con la tapadera de una pastelería regentada por su mujer Frenchy (Tracey Ullman). Pero no contaban con que sus galletas caseras triunfarían y el negocio sería un éxito. En Antena 3 estarán ahora igual de desconcertados que el pobre de Winkler. A estas alturas no pueden decir que “El precio de los alimentos” estuvo bien de casualidad, que “Los mitos de los alimentos” fue un programa estupendo de carambola, y que “Superalimentos” dejó tan buen sabor de boca por pura coincidencia. Tienen entre manos un éxito que deben saber administrar.

Programas de cocina no hay muchos, hay demasiados. Sufrimos en silencio una pesada indigestión de programas de cocina. Chicote no es un científico ni un nutricionista, pero sabe conectar con la audiencia y es capaz de hablar de alimentos y explicar nutrición en hora de máxima audiencia sin provocar una estampida como hubiera hecho Eduardo Punset. Tal vez en Antena 3 deberían replantear su plan inicial de atracar un banco y apostar por seguir haciendo galletas caseras de las que tan buen sabor de boca dejan. Muevan así la boca, ¿no lo notan también ustedes?

30/3/16

JUDÁ Y JOHAN


El pasado jueves, TVE programó “Ben-Hur”, la inmortal película protagonizada por un Charlton Heston que nació para ser el príncipe Judá Ben-Hur como Harrison Ford nació para ser el arqueólogo Indiana Jones o Marilyn Monroe nació para ser la tentación que vive arriba. “Mi senda está trazada”, dice Judá en su oración antes de la carrera en la que se enfrentará al romano Mesala. Y a veces parece que es cierto. A veces parece que no se hace camino al andar, como nos dice Machado, sino que la senda hace al hombre. Johan Cruyff, por ejemplo, nació para jugar en el Barça, para entrenar al Barça y conducir al club a su primera Copa de Europa, para alumbrar un equipo que después perfeccionaron Guardiola y Luis Enrique y para convertirse en gurú de una manera de entender el fútbol. La senda que siguió Johan le convirtió en Cruyff.

No hay Semana Santa sin “Ben-Hur”. Pero, a partir de ahora, tampoco debería ser posible una Semana Santa sin que alguna cadena televisiva programe un partido de Johan Cruyff antes o después de que la historia de amistad, fe, venganza y redención protagonizada por Judá Ben-Hur llene nuestros corazones y mueva algunos de nuestros actos cotidianos. Es un buen plan. Una tarde con “Ben-Hur” y el partido en el que Johan Cruyff marcó un gol de espuela al Atlético de Madrid después de un vuelo imposible nos convierte en mejores personas. La cara de Judá cuando ofrece agua a Jesús de Nazaret camino de la cruz y el gesto de Johan en el banquillo con un Chupa-Chups en la boca nos permiten entender la fragilidad del Mesías y la fuerza del entrenador. La majestuosa planta de Judá presentándose ante Mesala como Arrio el Joven y la desmadejada pero tierna imagen de Cruyff intentando saltar una valla después del gol de Koeman en Wembley explican mejor que nadie los secretos de la elegancia en el ser y en el estar. La dignidad del galeote XLI ante el cónsul Quinto Arrio y la serena fuerza del creador del “Dream Team” cuando le echaba la bronca al delantero Hristo Stoichkov nos animan a permanecer en pie ante los que quieren doblarnos y a ser firmes con los que intentan que volvamos la cara. Judá Ben-Hur y Johan Cruyff, nos vemos el año que viene en la programación televisiva de Semana Santa.

29/3/16

JORDI, TENEMOS QUE HABLAR

Hola, Jordi Évole… No… No pasa nada… Es que… bueno. Creo que tenemos que hablar. A veces tengo la sensación de que… ¿tú no? ¿Para ti va todo bien? No sé… No pongas esa cara. Claro que “Salvados” me sigue gustando. Y mucho. De verdad. Sólo es que… Bueno, supongo que es normal. Los programas van cumpliendo temporadas y es normal que se apague un poco la llama del comienzo. Hoy me dio por pensar que a lo mejor últimamente estamos un poco fríos. Es que, verás… Este domingo, cerca de la hora de cenar... Nuestra hora de siempre, Jordi… Y me dije, “oye, voy a ver ‘Salvados’”. Y no lo había… Y me extrañó y lo miré en internet. Y resulta que la temporada se había terminado semanas atrás. Y yo no me había enterado…

Y eso no era así al principio, Jordi. Algo nos está pasando. ¿Te acuerdas del principio? Pufff, yo me pasaba la semana esperando el “Salvados” del domingo. Y hacía planes para la cena del domingo en función de que hubiera o no “Salvados”. Y… Y… Y siempre sabía el tema del que ibas a hablar, y no había día que no flipara, y luego lo comentaba con los amigos el lunes y el martes… El programa sobre ETA. Y el del metro de Valencia…

Que de verdad que “Salvados” me sigue gustando… Te lo juro. Me pareció estupendo el programa sobre las fábricas de ropa en el sudeste asiático. Y el del amianto. Y el de aquellos que trabajaban en aquella carreta en la época de Franco o algo así. Sólo es… ¿No sabes? Que noto esos pequeños detalles que aparecen cuando una relación comienza a enfriarse. Pequeños olvidos… Incluso algún zapeo. Que a lo mejor es lo normal y estoy aquí con la picha hecha un lío comiéndome la cabeza a lo pijo. ¿Tú qué opinas? A lo mejor podríamos esmerarnos un poco más los dos para la próxima temporada. Sí, sí, los dos… Yo también. Quería hablarlo contigo. No, por dios, no me han empezado a gustar otros programas diferentes del tuyo. ¿El de Bertín? Calla, hombre… Para mí sigues siendo el mejor programa de la televisión actual. Pero, bah, entiéndelo… ¿No crees que…? Bueno, nada, déjalo... Déjalo, déjalo. Sólo son tonterías mías.

28/3/16

AGUR, IÑAKI


Pues eso, Iñaki López. Que me vais a perdonar, pero dejo de ser espectador de “La Sexta Noche”. Despídeme de Andrea Ropero. No creas que no lo siento, porque las tertulias políticas siempre me han resultado interesantes, y Andrea y tú hacéis muy bien vuestro trabajo. A base de seguridad, paciencia infinita y buen criterio, consigues que parezca fácil moderar un programa complicadísimo. Me interesan las entrevistas y la opinión de los contertulios, sea o no semejante a la mía. Pero he llegado a mi límite de tolerancia con Eduardo Inda. No tiene nada que ver con diferencias ideológicas. Seguro que me crees. Muchas otras veces se me había pasado la idea por la cabeza, pero lo ocurrido el pasado sábado terminó de decidirme.

Paso por el Inda que convierte todo en un enfrentamiento personal, el Inda demagogo, el tergiversador, el de las medias verdades, el que hace el ridículo una de cada dos veces que habla, el obsesivo patético. Aguanto con esfuerzo al Inda sobradete, al que no deja hablar a nadie y exige que todo el mundo le deje hablar a él. Soporto a duras penas, pero lo soporto, al Inda mentiroso, al tramposo, al miserable. Pero, cuando anteayer sacó a relucir el historial delictivo del padre de uno de los contertulios como último recurso para descalificar sus opiniones, el programa completo se desequilibró hacia el lado malo por muchas otras virtudes interesantes que tuviera. Hice memoria, y al no poder recordar un momento más sucio en mi larga trayectoria de aficionado a las tertulias políticas, decidí algo tan sencillo como no volver a ver nunca más “La Sexta noche”. Pulsé el botón del mando a distancia y me invadió una gran sensación de alivio.

No sé lo que pasó después. Supongo que le echarías del plató, o se disculparía o lo que fuera. Ya me da igual. Recordé a un viejo amigo, que tomó esta misma decisión meses atrás y desde entonces repite que “de Eduardo Inda también se sale”. Espero que os vaya muy bien a Andrea y a ti. Seguro que volveré a ver tu buen trabajo en otros programas, pero juro que ya no en “La Sexta noche”. Agur, Iñaki. Un abrazo.

27/3/16

VERDADERA HIPNOSIS E HIPNOSIS VERDADERA


No es verdad eso que dicen acerca de que en español el adjetivo puede ir colocado indistintamente antes o después del sustantivo. No es lo mismo que una sociedad se libre de sus corruptos políticos que se libre de sus políticos corruptos. No es lo mismo pasear por las empinadas calles de San Francisco que pasear por las calles empinadas de San Francisco. Mismamente, el gran éxito de audiencia de esta semana fue un bodrio emitido por Antena 3 titulado “1, 2,3, Hipnotízame”. La red se llenó de comentarios indignados quejándose de que los famosetes participantes estaban obviamente fingiendo su hipnosis en complicidad con el show que les exigía dicho teatro. Se lamentaban los twitternautas de que Atresmedia estuviera engañando a los espectadores al no ofrecerles una verdadera hipnosis. Pero se equivocaban. Porque lo que vimos en “1, 2, 3, Hipnotízame” fue una verdadera hipnosis. Lo cual, por supuesto, no quiere decir que fuera una hipnosis verdadera.

Por definición, la hipnosis es una farsa compartida por el hipnotizador y el hipnotizado, que en ocasiones requiere de un acuerdo oculto entre ambos, pero que en la mayoría de los casos sólo necesita que a un individuo narcisista y sugestionable se le dé la ocasión de interpretar el papel de durmiente. Estoy seguro de que el Monaguillo, y Mario Vaquerizo, y Anabel Alonso, no pactaron nada en secreto con el maestro hipnotizador Jeff Toussaint (pfff… jua, jua, jua). Pero no porque Jeff posea la maestría de inducir el trance disociativo en las susodichas estrellas de la televisión, sino porque a estas alturas del show bussiness la farsa es el estado por defecto en el que se encuentra la práctica totalidad de los personajes televisivos.

“1, 2, 3, Hipnotízame” fue un patético espectáculo de verdadera hipnosis, es decir, de hipnosis falsa. Su éxito de audiencia permite adivinar que volveremos a ver pronto programas de este tipo en Antena 3, y que los programadores de esta cadena van a dejar de centrarse sobre sus espectadores tontos para volcarse completamente en divertir a sus tontos espectadores.

25/3/16

ISLAM, HOY


El estímulo es un atentado y la respuesta puede ser despotricar contra el islam. No hace falta ni pensar. La información del atentado llega a los sentidos, se disparan unos impulsos nerviosos que llegan a la médula espinal y, antes de que prosigan su camino hacia el cerebro, antes de que reflexionemos sobre lo ocurrido, antes en realidad de que lleguemos a saber qué pasó, ya sale automáticamente la respuesta hasta la mano que teclea algo contra el islam. Si la cosa fuera tan sencilla, si el islam fuera la causa y los atentados el efecto, habría que eliminar automáticamente el programa “Islam hoy” que emite La 2 los domingos por la mañana en la que un Estado democrático y aconfesional pone sus recursos al servicio del proselitismo islámico. Pero la cosa no es tan sencilla. El islam no es la causa y los atentados el efecto. Hay que ampliar el foco y añadir elementos históricos, sociales, políticos, económicos.

Por lo mismo, siendo el estímulo un atentado, la respuesta puede ser despotricar contra el monoteísmo. No hace falta ni pensar. La información del atentado llega a los sentidos, se disparan unos impulsos nerviosos que llegan a la médula espinal y, antes de que prosigan su camino hacia el cerebro, antes de que reflexionemos sobre lo ocurrido, antes en realidad de que lleguemos a saber qué pasó, ya sale automáticamente la respuesta hasta la mano que teclea algo contra el monoteísmo. Si la cosa fuera tan sencilla, si el monoteísmo fuera la causa y los atentados el efecto, habría que eliminar automáticamente la ristra de programas que emite La 2 los domingos por la mañana (y otros muchos más en navidades o Semana Santa) en los que un Estado democrático y aconfesional pone sus recursos al servicio del proselitismo monoteísta. Pero la cosa no es tan sencilla. El monoteísmo no es la causa y los atentados el efecto. Hay que ampliar el foco y añadir elementos históricos, sociales, políticos, económicos.

Habrá quien esté de acuerdo con ambas conclusiones. Habrá quien esté en desacuerdo. Lo desconcertante es que haya quien estando de acuerdo con la segunda, esté en desacuerdo con la primera.