17/3/08

SOMOS BASURA

No voy a hacer muchos amigos con la columna de hoy. Intentaré defender la tesis de que tan acertado como es llamar a algunos programas "programas basura" ha de serlo llamar a sus espectadores "espectadores basura". "Espectadores basura", suena chungo. Pero se deduce necesariamente de la identidad dialéctica que existe en televisión entre un programa y los que lo observan. El programa es los que lo observan. Los que lo observan son el programa. Programas excelentes son vistos por espectadores excelentes. Espectadores medios ven programas medios. Programas basura son vistos por espectadores basura. Y así sucesivamente.

Me di cuenta anteayer mientras veía un fragmento de "La Noria". Gente que no recuerdo estaba entrevistando a Karmele Marchante, y tras dedicar un rato a "Supervivientes" se procedió a repasar los hitos de la trayectoria profesional de la periodista (jua, jua) feminista (jua, jua, jua). Llegó, claro, el momento Jaime Ostos, y Jordi Fernández dio paso al vídeo 18 que compendiaba las principales declaraciones del ex-torero referidas a la mujer del parasol. Aun a riesgo de no ser exacto en la cita me atrevo a resumirlas tal que así: "Te vi a coger por el cuello cacho asquerosa guarra tortillera y te vi arrancar los dientes uno a uno cerda que ojalá te mueras lesbiana de mierda te parto la boca si pudiera". La gente que no recuerdo se mostraba digna e indignada y se preguntaba cómo es que Marchante no había denunciado a Ostos.

Y yo me preguntaba cómo es que yo mismo estaba viendo esa basura. Sólo había una explicación: yo mismo también soy un espectador basura, o, al menos, lo estaba siendo en ese momento. Pero no solo yo. Ese clip de "La Noria" no estaba pensado para un sólo espectador, sino para millones de espectadores basura que confirmamos con cada zapeo selectivo cuáles son nuestras preferencias audiovisuales. Somos basura y hozamos cada noche entre el fango en busca de terrones fétidos que destripar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombre, claro que somos espectadores basura de los programas basura, y comedores basura de la comida basura, y empresarios basura de los trabajos basura. Claro que la sociedad en la que vivimos no es un ente independiente, y claro que somos todo lo malo que hacemos. Teóricamente, también somos todo lo bueno que esperamos. Pero desde mi pesimismo basal me pregunto si alguna vez, de verdad, de verdad, esperamos algo bueno.