31/3/08

¡MONORRAÍL!

No hay nada en el mundo como un genuino y auténtico tren eléctrico monorraíl de seis vagones. ¿Qué he dicho? ¡Monorraíl! ¿Cómo se llama? ¡Monorraíl! ¡Eso es: monorraíl! ¿Qué van a hacer los descerebrados? ¡Les contrataremos como empleados! ¿No le enviará a usted al mismo diablo? No, señor, y sé de qué hablo. Se me ha quedado la anilla pendiente. Use mi navaja, señor agente. Señores: Springfield no tiene elección. Levanten las manos y entren en acción. ¡Monorraíl! ¡Más alto! ¡Monorraíl! ¡Otra vez! ¡Monorraíl!

Después de una canción así, a ver quién es el guapo que se niega a instalar un monorraíl. Todo Springfield (menos Marge Simpson) sucumbió a los encantos de Lyne Lanley porque ante una canción tan pegadiza no hay quién se resista. En las pelis de vaqueros aprendimos que el paso del tren por un pueblucho era una ocasión de oro para salir en los mapas: para existir. Con “Los Simpson” nos pusimos al día. Para salir en el mapa ahora hay que tener monorraíl. Todos lo sabemos pero la Sexta, además, lo puso en práctica.

Salir en el mapa audiovisual es muy difícil para una cadena que nace y no termina de arrancar. La Sexta ensayó mil trucos para darse a conocer, algunos muy costosos, pero al fin se dio cuenta de que lo mejor es una canción tan pegadiza como la de Lyne Lanley. Eurovisión es un concurso de canciones en el que no participan países, sino cadenas de televisión. TVE puso en marcha la operación “Salvemos Eurovisión” y Rodolfo Chikilicuatre la engañó con la canción del monorraíl para poner su cadena en el mapa. La Eurovisión de TVE se ha convertido en un gigantesco anuncio de la Sexta. Algunos pretenden hacer como Marge y denuncian el engaño, pero es inútil. Lo mejor es sumarse a la canción: Uno: ¡Monorraíl! Dos: ¡Monorraíl! Tres: ¡Monorraíl! Cuatro: ¡Monorraíl! ¡Eso es: monorraíl, monorraíl, monorraíl!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que no cunda el pánico, si algo aprendimos de ese glorioso capítulo de Los Simpson es que las grandes obras con cimientos endebles derivan en la catástrofe más total y absoluta, como sucedió en Odgenville y en North Haverbrook. Así que esta artimaña fracasará como ha ocurrido con todas las malas ideas que hemos visto en TV.

Ay, no, no, espera, perdón, creo que he vuelto a confundir fantasía y realidad. Vaya, lo siento.