2/3/08

VOLUMEN BAJADO

A mi amigo Paco le encanta ver los debates electorales con el volumen bajado. Dice que es como realmente se disfrutan, sin esos ruidos tan molestos que hacen los candidatos al hablar y que sólo sirven para distraerte de los elementos verdaderamente importantes: las corbatas, los movimientos de las manos, los rictus. No hay derecho, añade, a que la audiencia desprecie el trabajo de tantísimo asesor de imagen; honrados trabajadores que ganan el pan de sus amantes debatiendo sobre la altura de las sillas, el color de los bolígrafos o el peinado de los aspirantes a la presidencia del Gobierno, y que después ven como su obra es ninguneada por comentaristas que sólo se refieren a bonobuses, agresiones a víctimas y niñas que corretean por los campos de España hablando muchos idiomas. Total, si tienen algo importante que decir nos lo van a enseñar en un gráfico... Paco está convencido: contempla únicamente las imágenes del debate mientras escucha en su equipo de música el nuevo "Washington Square Serenade" de Steve Earle, y a medianoche sabe exactamente quién gano con la misma precisión que los que lo vimos, lo escuchamos e incluso juraríamos que lo hemos llegado a oler.

Yo, por el contrario, he decidido que hoy me voy a limitar a oír el combate Zapatero-Rajoy con la imagen en negro. El pasado lunes jugué todo el rato con el contraste del televisor, pero eso no influía en la percepción de las diferencias entre los candidatos; subía y bajaba el brillo, pero la calidad de la oratoria seguía siendo igual de gelatinosa. ¿No dicen que el debate vale para escuchar las propuestas de los diferentes partidos? Pues para escuchar propuestas no es necesario ver las cejas de slapstick de Zapatero. ¿No dicen que se trata de confrontar ideas? Pues yo puedo confrontar ideas sin tener presente la fea cara de Rajoy. Mi amigo Paco verá hoy el debate con el volumen bajado. Yo lo escucharé sin imagen. Mañana nos tomaremos un café después de comer y confirmaremos que no hubo ninguna diferencia en lo que hicimos el uno y el otro.

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