13/12/18

CONTRA LA AUTOCRÍTICA


Pocos conceptos son tan confusos como la idea de “autocrítica”, que da a entender que la misma agencia puede ser a la vez la que critica y la criticada, la que aprueba un determinado comportamiento y, al mismo tiempo, la que lo reprueba. Caben dos posibilidades cuando una persona reconoce un error: que sea un reconocimiento meramente cosmético, para salir de un apuro, sin que el individuo haya cambiado lo que le llevó a cometerlo, en cuyo caso no hay “crítica” en la “autocrítica”; o que el individuo actual ya no sea el individuo que cometió el error gracias a que ha cambiado realmente lo que le llevó a cometerlo, ya es otra persona, en cuyo caso no hay “auto” en la “autocrítica”. Finalmente, toda crítica es heterocrítica.

Cristina Pardo ha hecho autocrítica esta semana. El domingo “Liarla Pardo” emitió uno de los reportajes más intolerables que se han visto en la televisión reciente, recorriendo las calles de Marinaleda para identificar a los cuarenta y cuatro vecinos que votaron a Vox en dicha población, con un tono auténticamente inquisitorial, como si de delincuentes se tratara, desde la superioridad moral que le confiere a Pardo ser muy progresista y, a la vez, trabajar muy a la orden de una gran corporación mediática capitalista. Después se asomó a Twitter y entonó un “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”.

¿Es un reconocimiento cosmético o verdaderamente la Cristina de hoy ya no es la de la pasada semana? Desde el domingo, la famosa frase “detesto lo que decís, pero defenderé con mi vida vuestro derecho a decirlo” se ha convertido en “detesto lo que votáis, pero defenderé con mi vida vuestro derecho a que laSexta no haga un reportaje faltándoos al respeto y violando vuestros derechos fundamentales”. Lamentablemente, lo ocurrido en Andalucía no va a ser un caso aislado, y la actualidad política va a dar muchas ocasiones en el futuro para comprobar si las disculpas de Pardo han sido sólo un caso más de autobombo o una auténtica heterocrítica.

1 comentario:

Belén dijo...

El totalitarismo tiene muchas caras...