15/12/18

LOS OVARIOS DE LA BRUJA GRANUJA


La Bruja Granuja es mala, pero tiene a su favor que es solo un personaje y no existe. Es verdad que la Bruja Granuja le parte el corazón al Oso Libidinoso, y que se porta fatal con el Molusco Pardusco y la Princesa Teresa, pero solo porque ese es su papel en el hermoso cuento “Teresa y el oso”, de Les Luthiers. Por eso no debemos odiarla, ni enfadarnos con ella siquiera un tantito. Por supuesto, tampoco debemos querer mal a Marcos Mundstock, claro que no. Él solo pone voz a la bruja cuando la princesa busca a su duque hechizado en el bosque, y le dice: “¡Nunca sabrás en qué animal he convertido al duque!”. Después de todo, Marquitos está actuando para que papás, mamás, niños y niñas nos divirtamos y sintamos esas cosquillas tan agradables que la inteligencia y el arte producen en el cerebro.
—¡Es que además Mundstock está calvo, a por él!, insistirá algún exaltado.
—Y eso, ¿qué tiene que ver?, habrá que decirle.

Goya Fernández es mala, pero tiene a su favor que es solo un personaje y no existe. Es una reclusa de “Vis a vis”, la exitosa serie de Antena 3 y no sé cuántas cadenas y plataformas más en España y medio mundo, por ejemplo, la Fox. Por eso no deberíamos odiarla, ni enfadarnos con ella siquiera un tantito. Por supuesto, tampoco debemos querer mal a Itziar Castro, claro que no. Ella solo interpreta a Goya Fernández, por ejemplo cuando dice en la campaña navideña de Fox: “Queridas reinas: este año nos hemos portado mal. Nos hemos saltado todas las normas. Nos hemos pasado por el mismísimo lo de ‘calladita estás más guapa’. Hemos gritado, hemos luchado, hemos demostrado que sin nosotras el mundo se para. Le hemos plantado cara a todo lo que no nos dejaba avanzar […]. Así que seguid así reinas, seguid reclamando lo vuestro. Que vais bien, vais muy bien. Seguid ‘portándoos mal’, que es Navidad”. Hay quienes al oír esto (incluido el verso libre “si la Navidad es paz y amor, mis ovarios también lo son”), en vez de sentir cosquillas sienten repelús, pero no por eso deberían odiarla ni insultarla como están haciendo en las redes.
—¡Es que además Castro está gorda, a por ella!, insisten los exaltados.
—Y eso, ¿qué tiene que ver?, habrá que decirles.

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