22/12/18

OFENDIDITOS Y METAOFENDIDITOS



Ya teníamos nuestra ración diaria de ofendiditos, pero ahora, gracias al anuncio de Campofrío, tenemos también una dosis navideña de metaofendiditos. Si el ofendidito nivel 1 es herido por las bromas que se refieren a grupos a los que él pertenece, el ofendidito nivel 2 o metaofendidito es herido por las bromas y los chistes que se refieren a los ofendiditos nivel 1, y han aparecido como boletus tras el spot de la susodicha empresa charcutera. El carácter cárnico de Campofrío permite a los veganos pertenecer simultáneamente a los ofendiditos y a los metaofendiditos, lo cual constituye una anomalía lógica que hubiera fascinado a Bertrand Russell.

Los individuos de hoy en día pasamos la mitad de nuestro tiempo pidiendo perdón y la otra mitad exigiendo que nos lo pidan. La ofensa sufrida es la nueva moneda de cambio, la unidad básica de las relaciones, una fuente de capital social semejante a la que suponen el atractivo físico, la jerarquía o esas prácticas supuestamente sofisticadas y pseudorreligiosas que llamamos “cultura”. Así como hay avariciosos de su belleza corporal, sus puestos de poder o su distinción cultural, otros han optado por invertir en el floreciente sector de la ofensa sufrida. Al fin y al cabo, a la hora de jugar en el monopoly de las relaciones humanas, cada uno se enriquece con lo que le queda más a mano, y a alguna gente le va como un guante la máxima de Daniele Giglioli según la cual “la víctima es el héroe de nuestro tiempo”. Nunca fue tan fácil ser un héroe.

Todas las sociedades, todas sin excepción, tienen tabúes, mentiras esenciales necesarias para que no salte todo por los aires. Y lo que más define al tabú es la prohibición social de bromear con él, porque el humor pone al tabú en peligro. Nunca, nunca jamás, el motivo real por el que no se puede hacer humor con el tabú es el que los ofendiditos proclaman. Y nunca, nunca jamás, esa prohibición tiene éxito. Totem y tabú. Verduras y jamón. Ignatius y Leticia Dolera. Que nada ni nadie nos quite nuestra manera de perpetuar la estructura social.

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