23/2/09

I FERIA DE MUESTRAS DE DISCULPAS TELEVISIVAS

Bienvenido a la I Feria de Muestras de Disculpas Televisivas. Hay de todo: justificaciones de por qué no vio justo ese documental de La 2 por el que le preguntan aunque asegura que no se pierde uno, coartadas para explicar por qué conoce a todos los participantes de “Gran hermano” cuando proclama a los cuatro vientos que nunca lo ve, excusas para advertir que vio la última entrevista de “La noria” porque le coincidió en una pausa publicitaria de “La noche temática”… Pero sobre todo podrá contar, sin que se le caiga la cara de vergüenza, que tiene un hijo (o varios) con el que ya no sabe qué hacer porque es unos contestón, sólo come pizza, se acuesta a la hora que quiere, no le sale de las narices hacer los deberes, pega a los demás niños y es un desobediente.

Hace algunas semanas que volvió a la noche de los viernes de Cuatro “Supernanny”. Por allí vuelven a desfilar padres desbordados porque no saben qué hacer con sus hijos. Miran con pasmo cómo Supernanny consigue que hagan lo que nunca quieren hacer o dejen de hacer lo que no había manera de evitar. Pero los remedios que aplica y los consejos que da son los mismos de temporadas anteriores. Y esos padres, como todos, tienen tele en casa. ¿Por qué no vieron antes el programa? Son los clientes perfectos de nuestra feria porque necesitan urgentemente una buena disculpa que excuse lo inexcusable. Pueden comprar la que dice que no veían el programa porque todos los viernes eran abducidos por los marcianos, o porque un poltergeist creaba un vacío espacio-temporal en el mando a distancia, o porque la bruja Lola les amenazaba con ponerles una vela negra. Cualquier cosa, pero no esa tontería de “es que no sabemos lo que hay en la tele y tenemos la costumbre de encenderla a ver qué echan para pasar el rato” y esa otra de “es que nunca me coincide”.

6 comentarios:

Néstor dijo...

Solo vi una vez Supernanny y a cachos, la cosa me aburría solemenmente. Lo que tienen estos programas es que al prinicipio parecen originalísimos, pero a las cuatro emisiones lo has visto todo cuatro veces y ya cansa.

Erosè dijo...

Lo que reamente me gusta de ese programa no son las técnicas que aplica Supernanny (¡el otro viernes me enteré de que tenía nombre propio!) sino los guajes. Sí, los guajes, porque son unos puñeteros de no te menees y siempre estoy esperando a ver lo que hacen, para reírme un rato. Es lo que le da vidilla al programa. Cuando ya están domesticados ya no me mola.

A veces siento que yo soy esos niños, y no por lo de puñeteros, sino por lo de domesticados y lo puñetero y listo que era mi padre, ese supernanny particular.

Perhaps... dijo...

Esto que voy a decir me puede acarrear problemas en una asignatura pero....vi la semana pasa un poco de supernanny precisamente porque me hablaron de ella....

Y lo que hace no me parece nada del otro mundo...sus consejos son bastante elementales...lo que hace que me dé aún más rabia darle la razón a mi madre cuando me dice eso de: "Eso ya lo sabía yo hace mucho y no me hizo falta estudiar Psicología"...

Dios..creo que me he equivocado de carrera :(

Anónimo dijo...

Me pasa como a Edmond, el programa me aburre sobradamente. Pero, además, me indigna: los mocosos son así porque así de asilvestrados los han criado y, ahora, con apenas siete años, ya no saben qué hacer con ellos. Pues muy bien. Pues ojalá se hubieran comprado un perro en lugar de tener hijos. Así estamos de mal, cada vez más rodeados de gente cuyos padres deberían haberse comprado un perro.

Saludos!

Pan dijo...

Theo si esos padre se hubieran comprado un perro en vez de un hijo (bueno comprar no, tener) estarían igual en la tele. La única diferencia es que en vez de no saber domesticar a sus hijos (e ir al programa de Supernnany), no sabrían domesticar a su perro e irían al programa del encantador de perror o el de la inglesa esa (que no me acuerdo del nombre del programa)

Anónimo dijo...

Pan, cierto, estarían en la tele a que les enseñaran a domesticar un perro. Pero un perro malcriado causa menos daño que un eterno adolescente, que es con lo que ahora nos desayunamos cada día.

Saludos!