9/1/12

EL EFECTO LABORDETA

Viendo la tele, se puede querer ser caminante, guasón, peregrino, gastrónomo aficionado, showman del tiempo e incluso bisoño zangolotino. Y siempre por el mismo motivo. A mí me pasa y casi seguro que a usted también. Como la literatura científica dedicada al estudio de la sociopsicopatología televisiva aún no lo ha descrito porque no existe una disciplina así de chorras, aquí lo denominaremos ‘Efecto Labordeta’. Es que la primera vez que tuve conciencia de tal situación fue viendo a José Antonio Labordeta en “Un país en la mochila”.

El ‘Efecto Labordeta’ se produce en el espectador cuando ve un reportaje en la tele con igual proporción de admiración y envidia: admiración hacia lo que está viendo –sean lugares, culturas o circunstancias- y envidia hacia quien lo protagoniza –el suertudo narrador que protagoniza el reportaje y vive lo que uno quisiera vivir. Es por esto que se quiere ser caminante al ver “Un país en la mochila”, guasón al ver al cachondo viajero Ian Wright de “Lonely planet”, peregrino al ver la serie “El camino de Santiago”, gastrónomo aficionado al ver a Juan Echanove en “Un país para comérselo”, showman del tiempo al ver estos días a Mario Picazo en “Climas extremos”, y, por último, bisoño zangolotino al ver “En busca del primer europeo” el viernes por la noche en “El documental” de La 2.

“En busca del primer europeo” recorrió la evolución humana de la mano de un hombre sabio (Eudald Carbonell), pero recurriendo a un truco ya había usado Platón en sus diálogos hace siglos: evitar la aridez de una exposición demasiado abstracta enfrentando a un bisoño zangolotino a ese hombre experto, lo que facilita el discurso y el aprendizaje. Como hay más medios hoy que en tiempos de Platón, Luis Quevedo, intérprete del aprendiz, viajó por los escenarios, yacimientos y museos de la evolución humana de tres continentes. Una maravillosa road movie a través de África, Asia y Europa. Un programa cojonudo. Un ‘Efecto Labordeta' morrocotudo. Una admiración, y sobre todo una envidia, infinitas.

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