18/5/17

"LEZO, EL MUSICAL"


Año 1981. “En busca del arca perdida” nos lleva en su inicio a 1936, cuando Indiana Jones pretende hacerse con el Ídolo de Oro de la Fertilidad en una jungla peruana. Intenta un movimiento imposible. Con una mano retira el ídolo, con la otra pone en su lugar un saquito de cuero para que el escamoteo no sea descubierto. Quedamos embobados viendo uno de los grandes momentos de la historia del cine. Pero Indy fracasa y tiene que huir perseguido por una gran bola de piedra que avanza hacia él amenazando con aplastarle.

Año 1992. “El amigo de Bart se enamora” nos lleva en su inicio a casa de los Simpson, cuando Bart Simpson pretende hacerse con un frasco de monedas que tiene una nota que lo identifica: “Cambio de Homer. ¡No tocar!”. Intenta una pirueta imposible. Mueve los dedos en el aire con la chulería que lo hacía Indy, avanza con sigilo para no ser descubierto. Quedamos embobados viendo uno de los grandes momentos de la historia de la animación. Pero Bart fracasa y tiene que huir perseguido por su padre, una gran bola humana que avanza hacia él amenazando con aplastarle.

Año 2017. “El intermedio” de laSexta nos lleva a los años 80 gracias a que Wyoming, Dani Mateo y Thais Villas estrenan “Lezo, el musical”. Pretenden triunfar sin que se descubra que aquello parece una inoportuna y gratuita promoción de “Me lo dices o me lo cantas”, un programa que Telecinco está preparando para estrenar un día de estos. Intentan algo imposible. Visten con la ropa hortera de los 80, bailan y cantan en un imaginario musical que utiliza viejas canciones actualizadas con una nueva letra que habla de la corrupción en el Partido Popular. Quedamos embobados viendo su ingenio, su salero y su descaro. Pero “El intermedio” fracasa y los espectadores nos damos cuenta del peligro. Aunque nos reímos con “Lezo, el musical”, empezamos a huir perseguidos por el zombi de “La parodia nacional”, que ha resucitado en forma de concurso de famosetes que cantan, famosillos que juzgan y Jesús Vázquez que presenta formando una gran bola de “Me lo dices o me lo cantas” que avanza hacia nosotros amenazando con aplastarnos.

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