15/5/17

MENOS MAL QUE NOS QUEDA PORTUGAL


¿Pero por qué le aplaudís, tontainas? Si os está criticando precisamente a vosotros… Tras ganar en Eurovisión con la bellísima “Amar por los dos” (¿hay algo más revolucionario hoy en día que traducir el título de las canciones?) y antes de cantarla de nuevo en el cierre de la gala, Salvador Sobral fue abordado por los dos maniquíes sonrientes y distópicos que presentaron el festival para pedirle unas palabras. El intérprete dijo humildemente “Vivimos en un mundo de música desechable, de música fast-food sin ningún contenido, y esto puede ser una victoria para la gente que hace música que verdaderamente significa algo. La música no son fuegos artificiales, la música es sentimiento. Intentemos cambiar esto y recuperar la música, que es lo que importa en realidad”. Música desechable. Fuegos artificiales. Recuperar la música. “Muchas gracias por estas sorprendentes palabras”, contestó eufórico y en automático uno de esos robots aterradoramente tontos. No enrojeció, pidió disculpas y abandonó el escenario. No se dio por aludido, ni él ni las cien mil personas que tengan cualquier cosa que ver con Eurovisión. Aplaudió encantado, que fue su forma de decir “ni lo he entendido ni me importa una mierda lo que digas”.

Hay quien dice que Salvador Sobral destruyó la Estrella de la Muerte y que “Amar por los dos” puede ser la canción que cambie Eurovisión para siempre. Ojalá. En pocos lugares de Europa la sensibilidad sigue tan viva como en Portugal. Pero no lo creo. Los eurofans allí presentes también aplaudieron esas palabras sin verbos en primera persona del singular, pero no más de lo que hubieran aplaudido a Sobral si hubiera dicho “estoy superfeliz. Para mí ganar Eurovisión es cumplir mi sueño más especial. La música es la ilusión de mi vida”. Seguro que también aplaudió el representante español y la Federación de Colectivos Supremacistas Blancos Horteras. Hace ya tiempo que todo es un pitido uniforme. Para que un susurro como “Amar por los dos” provoque su efecto hace falta dirigirlo a gente que no tenga los tímpanos a la parrilla. Quizá el año que viene haya dos baladas más de lo habitual, pero en una o dos ediciones volveremos a la normalidad: música desechable, fuegos artificiales y España, five points.

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