5/1/11

LAS RUEDAS DE LOS VAMPIROS

Creo que Fernando Savater dio en el clavo cuando decidió sustituir el dictamen “este libro no me gusta porque es muy malo” por otro igual de concluyente pero más exacto: “este libro no me gusta porque no es para mí”. Del mismo modo, los que pensamos que las películas de la saga “Crepúsculo” son horribles o que cualquier programa en el que intervenga Belén Esteban es basura, deberíamos decir más bien que “Eclipse” o Belén Esteban no son para nosotros. Digo esto porque una amiga mía defiende que la saga “Crepúsculo” es la versión moderna de la “Odisea”, y que el público que sigue a Belén Esteban domina los mismos registros que permitían a los antiguos griegos entender los poemas de Homero. No digo que las opiniones de mi amiga sean muy malas, sólo digo que no son para mí. Hablar de “Crepúsculo” o de Belén Esteban no es como hablar de una bicicleta antigua.

¿Cómo se explica la grotesca desproporción entra la gran rueda delantera y la pequeña rueda trasera en las primeras bicicletas? El físico Jorge Wagensberg se hizo esa pregunta mientras contemplaba una de esas bicicletas en un museo de tecnología, y cuando se la planteó al guía éste salió del paso diciendo que era una cuestión estética. Pero no es cierto. Cuando se construyeron las primeras bicicletas no se conocía la cadena o los piñones de distinto diámetro, así que a mayor diámetro de la rueda motriz, mayor avance. La rueda trasera era pequeña sólo para no cargar el artefacto con un peso excesivo. No podemos explicar la enorme desproporción entre el gran éxito de “Crepúsculo” o Belén Esteban y sus pequeños cimientos con argumentos físicos, sino estéticos. No es que las ruedas delanteras de los vampiros adolescentes o de los programas de Belén Esteban sean enormes porque desconozcan la cadena o porque funcionen sin piñones de distinto diámetro, sino que son así de grandes porque es precisamente el exceso lo que les permite avanzar. Y, aquí, el exceso es una categoría estética.

No diré que los excesivos vampiros y la excesiva Belén sean malos, sino que no son para mí. Me pregunto si los vampiros y Belén deberían estar también en un museo de tecnología.

2 comentarios:

Azul Sanchez dijo...

Robo la frase ( a su vez robada): este _____ no es para mí!

Anónimo dijo...

Yo me quedo con el exceso como categoría estética. Robo esa frase. Pero... me gusta Crepúsculo.