21/11/18

LA LIRA DE NERÓN


Los pitagóricos sostenían que los cuerpos celestes recorren órbitas circulares y, en su movimiento, producen una hermosísima música que expresa la armonía de las esferas. ¿Les parece raro? En la película “Quo vadis”, el emperador Nerón canta mientras observa el incendio de Roma: “Silencio en las esferas, párense las errantes estrellas…”. ¿Por qué el emperador-poeta pide silencio a las esferas? Porque el Nerón de cine maravillosamente interpretado por Peter Ustinov sin duda conocía la cosmología pitagórica y la filosofía del pitagórico Filolao (siglo V a. C.), que decía que cada cuerpo celeste emitía en su periplo un sonido continuo, de forma que las distintas proporciones de las esferas se traducían en sonidos diferentes, pero armoniosos entre sí, produciendo la sublime música de las esferas. Pero si esa música existe, ¿por qué no podemos escucharla? Ni el mismísimo Nerón podía escuchar el sonido de las esferas porque ese sonido es continuo, y nuestro oído sólo capta algún ruido por contraste con el silencio. La cosmología televisiva es pitagórica, pero al revés.

La vergüenza ajena no es patrimonio de “Vergüenza ajena” (MTV), ese programa lleno de estupideces que pueden incomodar hasta a los protagonistas de “American Pie”. La vergüenza ajena es un producto de los cuerpos televisivos en su movimiento que no podemos dejar de escuchar precisamente porque su sonido siempre está ahí. Los pitagóricos creían que no escuchábamos la música celestial porque su sonido era continuo. Pero la ausencia del silencio televisivo es lo que permite que la vergüenza ajena se apodere de nuestros ojos y oídos sin darnos un respiro. No es sólo el ruido de “Gran hermano”, de “Cuarto milenio”, de los programas de Tarot, de las operaciones triunfos, de las Ana Rosas o de películas como “The Tourist” . Me refiero a la insoportable y continua vergüenza ajena que producen los políticos en sus peleas en el Parlamento o en campaña electoral. Lo mínimo que se puede pedir al dúo Carmen Calvo-Dolors Montserrat y a los políticos que acuden a “El objetivo” o se dirigen a los ciudadanos en los mítines es que no nos provoquen vergüenza ajena. No sé si pedir silencio es democrático. Puede que no. Pero pedir un poco de silencio para poder descansar de la vergüenza ajena política y de tanto Nerón con lira es una cuestión de salud pública.

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