20/5/09

MONTEVIDEO

Se equivocaron los telediarios el pasado lunes. Todos comentaron el fallecimiento de Mario Benedetti, -La 1 al mediodía, Gabilondo cerró su "Noticias Cuatro" con la noticia, La Sexta en más de una ocasión-, pero ninguno supo dar en el clavo del drama que tuvo lugar en Montevideo el 17 de mayo de 2009. Lo que sucedió el pasado domingo no fue, -al menos no fue principalmente-, la muerte de Mario Benedetti, sino, -sobre todo-, la muerte del último Mario Benedetti que nos quedaba.

Si hubiera más, si el Benedetti que terminó su vida el domingo fuera uno entre otros muchos Benedettis a donde acudir en momentos de naufragio, entonces la noticia de la muerte de Mario Benedetti no superaría la siempre insuperable triste noticia de la muerte de un maestro. Andaríamos algunas semanas, quizá pocos meses, consternados, rabiosos. Leeríamos, cómo no, no sé... "Próximo Prójimo", pero nos cuidaríamos de saltarnos algunos versos, pongamos "Curriculum" o "Arco Iris", como se cuida de no utilizar una mano herida, desollada por el terror, un dactilógrafo. Se haría aun más evidente que vivimos a tientas. Nos daría algo de reparo, -incluso los más nobles renunciarían a ello-, utilizar sus palabras para ganar un rigor de pétalos, hacer o deshacer el amor, encontrar una vocación para las manos.

Pero no hay más. El Benedetti que terminó su vida el domingo era el último Benedetti que permanecía erguido sobre el momento y el lugar que le tocó vivir. Así que la noticia, los titulares con los que abrieron todos los informativos del lunes debieron haber acentuado el fin de un siglo en la literatura escrita en español, la orfandad en carne viva en la que queda el amor como tema de la política y la política como tema del amor. La muerte como exilio definitivo de un cuerpo y de un país, y el tiempo como una cueva, como un Montevideo verde y con tranvías, repleta de ladrones que han cometido su atraco final.

4 comentarios:

30 dijo...

“Mi aire se acaba como agua en el desierto, mi vida se acorta pues no te llevo dentro. Mi esperanza de vivir eres tú, y no estoy allí”


Enhorabuena por la columna.

N H E dijo...

descanse en paz...:'(

Eva Torices dijo...

"No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo, no quieras con desgana, no te salves ahora ni nunca". Benedetti.

Que nadie se salve, para salvarse.

Anónimo dijo...

no lo conocía, pero voy a visitar librerías para buscar sus libros