He aquí un programa basado en una buena idea que no funciona: “Adivina quién viene a cenar”. Si a la gente le gustan los programas de bromas con cámara oculta y le gustan los programas con famosos, le deberían gustar los programas de bromas con cámara oculta y famosos. ¿Por qué entonces no funciona la última apuesta de Antena 3 con bromas y famosos a tutiplén para las noches de verano?

En “Adivina quién viene a cenar” unos padres asisten a una cena en la que conocerán a su futuro yerno (o nuera) que resultará ser un famoso (o famosa) inaguantable. Hay muchas situaciones cómicas y los padres ponen cara de pasmo todo el tiempo, pero la broma no resulta creíble. No hay quien se trague que unos padres como Dios manda necesiten toda una cena para darse cuenta de que tener a
Paquirrín de yerno es insoportable. Y que Paquirrín tenga que
actuar como si fuera un cateto para conseguir hacerse insufrible. O que unos padres como hay que ser aguanten toda una noche que su nuera sea
Sofía Cristo y su suegra
Bárbara Rey, mientras éstas
actúan para resultar inaguantables. Y lo mismo con
Antonia del Atte, o con
Julio José Iglesias, que, no se lo pierdan, tiene que
actuar para parecer un niño pijo.
Así que el problema del programa es que es demasiado largo. En la próxima entrega, en cuanto los padres vieran que su nuera iba a ser la
Jesulina, deberían huir despavoridos antes de que ella abriera la boca. Sería un programa de sólo treinta segundos, pero de éxito garantizado.
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