4/3/15

CUERPOS Y ESTATUAS

A lo mejor Descartes tenía razón y no he visto a los ignorantes seguidores del Estado Islámico destruir hermosas piezas arqueológicas en el Museo de Mosul, sino que sólo pienso que lo he visto. Pero estoy tan enfadado que, como Descartes, no sólo no distingo entre que veo y pienso que veo, sino que me parece irrelevante que las milenarias piezas asirias que hemos visto (o pensamos que hemos visto) destruidas con martillos y taladros sean auténticas o simples reproducciones: es probable que sean auténticas, pero si son reproducciones es posible que a las piezas auténticas les quede muy tiempo de vida (sí, de vida). Pero la cuestión que hoy quiero plantear no tiene que ver con esa radical derrota humana que es nuestra adormecida familiaridad con el horror, en palabras de George Steiner, sino con los motivos por los que un tipo como yo tuvo que ver, o pensar que veía, un acto de barbarie extremo como la destrucción con taladros de estatuas procedentes de las excavaciones de Nínive.

No he visto en mi vida ningún ahorcamiento, ningún degollamiento, ninguna lapidación. No he visto las imágenes de la muerte quemado vivo del piloto jordano. No he visto todo eso porque no necesito verlo, y he podido evitar verlo porque no me dio la gana de pedir a internet que me lo enseñara y las televisiones acostumbran a advertir a los espectadores de la dureza de ciertas imágenes, así que yo miro para otro lado. Creo que no soy peor persona por negarme a ver el horror. Veo el horror con el entendimiento, así que no me hace falta verlo con los ojos. No es que sea un racionalista de zapatilla y chimenea, en vez de un empirista combativo, sino que considero que la vista está sobrevalorada cuando se trata de conocer y combatir el horror. ¿Por qué los telediarios no me advirtieron de que a continuación se ofrecerían unas durísimas imágenes de destrucción? ¿Por qué he conseguido no ver la muerte de un ser humano quemado vivo, pero he tenido que ver la destrucción de una estatua en un Museo a manos de unos tipos que hacen con la cultura lo mismo que son capaces de hacer con los cuerpos? ¿Por qué mis ojos han tenido que ver lo que no necesito ver ni para creer ni para entender?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me recorrió un dolor punzante desde la boca del estómago hasta la cabeza. Supongo que se refieren a esocon herir la sensibilidad. hoy soy un poco menos sensible y menos humano.