23/6/17

LAS TERMITAS TAMBIÉN LLORAN


Me pregunto si algunos espectadores odian que sus series favoritas sean demasiado populares. ¿Los seguidores de “The Leftovers”, la excepcional serie creada por Damon Lindelof y Tom Perrotta que nos ha dejado después de tres emocionantes temporadas, prefieren que el capítulo final pase tan desapercibido como Charles Chaplin en un concurso de imitadores de Charlot, o estarían encantados con que el final de “The Leftovers” levantara tanta expectación como el final de “Perdidos” o de “Los Soprano”? Supongo que habrá espectadores-turistas y espectadores-viajeros. A los primeros  no les importa que series como “The Leftovers”, “Juego de tronos” o “Fargo” sean tan fotografiadas como el Coliseo de Roma o la Acrópolis de Atenas. Los segundos, más exquisitos, prefieren la soledad, el secreto, el susurro, y les jode escuchar que alguien hable de “The Leftovers” es un bar mientras, justo al lado, un par de oficinistas  analizan las razones de Ronaldo para abandonar el Real Madrid.

Félix de Azúa escribió hace un par de semanas un artículo en el que, con la excusa de criticar la igualdad y tras dejar caer, con magnífica ignorancia de todo lo que hay detrás de ese hecho, que en España se puede pasar la ESO con suspensos, se lamentaba de ver en qué se ha convertido el centro histórico de Londres (Trafalgar, Soho, Covent Garden, Picadilly…), al que “las masas han devorado como termitas”. Bondad graciosa, ¿verdad que es intolerable? El centro histórico de Londres, la Capilla Sixtina, Chichen Itzá, el Louvre, la tumba de Nefertari, el Taj Mahal o incluso las hermosas playas de la isla de Mykonos no pueden estar abiertos y abiertas a las masas, sino a gente tan lista y formada como Félix de Azúa. Los turistas son una plaga. Los viajeros molan. Los turistas molestan. Los viajeros añaden elegancia los lugares que visitan. Para los tipos como Felix de Azúa, series como “The Leftovers” no pueden estar al alcance de las masas, que deberían conformarse con que sus hijos terminen la ESO con un par de suspensos, veranear en Benidorm, comer paella en un chiringuito, visitar el Museo de Cera y ver las series de Emilio Aragón. “Tle Leftovers” sufriría con el exceso de audiencia como el centro histórico de Londres sufre con las masas, esas masas devoradoras que han convertido Oxford St. en un zoco peatonal y populachero donde los viajeros no pueden pasear con calma. No haga caso. Pasear por el centro de Londres y conmoverse con el capítulo final de “The Leftovers” no es exclusivo de los viajeros y de los miembros de la Real Academia Española. Las termitas también viajan. Las termitas también lloran.

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