29/11/17

LA SILLA DE "TOP GUN"


Con motivo del décimo aniversario de su muerte, “Historia de nuestro cine” (La 2) recordó a lo largo de la semana pasada la obra y la palabra de Fernando Fernán Gómez con la emisión de varias películas protagonizadas, y la mayoría también dirigidas, por ese hombre con voz de Leonard Cohen, ingenio heredado de Quevedo, cara de jefe de negociado que evolucionó a rostro de abuelo subversivo, actor, escritor, miembro de la Real Academia, director de cine y de teatro y, sobre todo, genial conversador. Si están hartos de escuchar, así en la tele como en la vida, a los que se definen a sí mismos como “tertulianos” y ya están cansados de que el grito y el insulto se hayan convertido en el punto de partida de cualquier conversación acerca de Cataluña, el terrorismo, el juego del Barça o los nuevos capítulos de “The Walking Dead”, les recomiendo que vean “La silla de Fernando”, una película-conversación con Fernando Fernán Gómez dirigida por David Trueba y Luis Alegre que hará saltar por los aires muchas cosas que usted creía saber sobre la vida, el universo y todo lo demás.

Tras el gran éxito del estreno de la película “Top Gun”, protagonizada por un Tom Cruise todavía más chulo que Richard Gere disfrazado de marino en “Oficial y Caballero”, la marina de los Estados Unidos instaló puestos de reclutamiento en las puertas de los cines para aprovechar el subidón patriótico y adrenalínico con el que los jóvenes espectadores salían de las salas. ¿Por qué no hacer lo mismo con “La silla de Fernando”? Después de escuchar a Fernando Fernán Gómez hablar de religión, de política, de güisqui, de la noche, del sexo, del maniqueísmo, de Franco, del desprecio como pecado más español que la envidia, del lujo, de la vejez y de que admitir que no militar más activamente por las ideas puede provocar “un poco” de mala conciencia pero nunca invalida la conducta de toda una vida, la Asociación de Tertulianos, Conversadores y Charladores debería instalar puestos de reclutamiento en los portales de las casas para aprovechar el subidón dialéctico, irónico y escéptico con el que los espectadores  enfrentan un nuevo día después de sentarse en la silla de Fernán Gómez.

“La silla de Fernando” es el “Top Gun” de la palabra. No se me ocurre algo mejor que decir de un hombre que no quería ser actor de cine, sino Clark Gable.

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