17/1/08

FASTIDIO


Fastidia que Javier Bardem haya recogido un Globo de Oro sin recogerlo en una gala que estuvo muy bien si no fuera porque no existió

Ya tienen un motivo más para rezar pidiendo que se acabe la huelga de guionistas en Estados Unidos: mientras dure, aquí seguiremos dándoles la tabarra con este asunto. Lo diremos de una manera o de otra, pero siempre diremos lo mismo: que no es una huelga lejana que sólo afecta a los estadounidenses, que sus productos inundan nuestras pantallas, que su manera de hacer es el referente inexcusable de lo que hacemos aquí, que ellos van delante y se la están pegando, que nosotros vamos detrás y nos la pegaremos, que aquí nos constipamos si ellos tosen.

Ya les contamos cómo la anterior huelga de guionistas, hace 20 años, llevó al inicio de un nuevo género televisivo que no necesita guionistas: los reality shows. Desde entonces, pagamos las consecuencias. Pues ya nos podemos ir preparando, porque con esta huelga se pensaba que la saturación de realities a la que se está recurriendo iba a ser rechazada por la audiencia, pero se están sorprendiendo de los buenos resultados que obtienen. El último bombazo se llama “Gladiadores americanos” y es la vuelta de una fórmula que ya se había dado por amortizada en los 90: dos tipos subidos en lo alto de dos columnas dándose leña con unos palos acolchados hasta que uno se cae. Eso es todo. Bueno, y un plató gigantesco y decenas de focos deslumbrantes y unos efectos sonoros de espatarrar, pero sí: eso es todo.

La huelga de guionistas fastidia. Fastidia que Javier Bardem haya recogido un Globo de Oro sin recogerlo en una gala que estuvo muy bien si no fuera porque no existió. Fastidia que ahora esté en el aire la entrega de los Oscar. Fastidia que los estudios de televisión estén despidiendo gente. Fastidia que la industria audiovisual haya perdido ya unos 40.000 empleos de currantes que no tienen culpa de nada. Pero también fastidia saber que nos va a fastidiar y no hay escapatoria.

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