14/8/09

¡QUÉ GRANDE ES EL FÚTBOL!


Tuve la suerte de ver el partido Macedonia-España (miércoles, TVE) en compañía de dos niños preguntones (perdón por la redundancia), así que utilicé el fútbol como excusa para todo menos el fútbol. Los cinco goles del partido fueron la guinda de la noche, pero el pastel era otro.

¿Qué es Macedonia? Ésa fue la primera pregunta de los niños. Macedonia es un país, pero también un delicioso revoltijo de frutas, es “El club de la comedia” de los postres, la alianza de civilizaciones fruteras, los Estados Unidos del sabor. ¿Un país con nombre de postre? Los niños prometieron probar la macedonia al día siguiente (e insistieron en hacerla ellos mismos) para saber lo que se siente al tragar un país. También sintieron curiosidad por los monólogos de “El club de la comedia”, entendieron qué es la “alianza de civilizaciones” y qué significa “Estados Unidos”. Además, como la capital de Macedonia se llama Skopje y el nombre les hizo gracia, aproveché para hablarles de Mogadiscio, de Lima, de Teherán. La geografía había ganado dos nuevos fans. Y la aventura de viajar otros dos, porque los niños juraron visitar todos esos lugares con nombres maravillosos justo después de comerse a Macedonia. Era el momento de hablarles de la virtud de la paciencia y de lo mucho que hay que estudiar y leer para aprovechar mejor los viajes.

El estadio en el que jugaron Macedonia y España se llama “Filipo II”. La pregunta era inevitable. ¿Quién era Filipo II? Filipo II, queridos niños, era el padre de Alejandro Magno. ¿Y quién fue Alejandro Magno? ¿Un rey? Sí, un rey, un conquistador, un héroe y un dios. ¿Un dios? Bueno, un oráculo (¿qué es un oráculo?) muy famoso declaró que Alejandro era en verdad hijo de Zeus-Amón. ¿Quiénes eran esos dos? Era el momento de hablarles de Grecia y de Egipto. De héroes como Aquiles, el favorito de Alejandro, que prefirió una vida breve y gloriosa antes que una larga y oscura (no hagáis mucho caso a Aquiles, niños). De cómo Zeus en forma de serpiente engendró en la reina Olimpia a Alejandro que, como Hércules, era hijo de un dios. Entonces, ¿por qué el estadio de Skopje no se llama “Zeus”? ¡Ah! ¡Qué grande es fútbol!

1 comentario:

Anónimo dijo...

MARAVILLOSO artículo.