16/9/08

QUIERO CACA




Puede que se atribuya falsamente esta cita a Martin Heidegger, pero aquí nos viene como anillo al dedo: “Muy pronto la televisión, para ejercer su influencia soberana, recorrerá en todos los sentidos toda la maquinaria y todo el bullicio de las relaciones humanas”. Resulta desconcertante tanta claridad en boca de este filósofo alemán filonazi que dedicó su vida a construir una jerga que evitara que le entendiera alguien. Pero anuncia justo lo que está pasando: la tele se está adueñando de nuestras vidas haciendo de cualquiera de sus aspectos un programa de televisión.

Al principio eran televisivos sólo los grandes momentos: bodas, entierros o nacimientos, y más si se trataba de la realeza. Hoy hemos avanzado mucho y en La Sexta han dado estos días otro paso más en esa dirección. Gracias a ella disponemos los domingos por la noche de un programa (“De patitas en la calle”) en el que podemos ver por la tele esa etapa vital en la que los hijos se independizan de sus padres y tienen que ganarse la vida sin que nadie se lo dé todo hecho. O sea, un aburrimiento. Y da igual que Carolina Ferre, su presentadora, sonría todo el rato y ponga cara de emoción: ver hacer la cama o las compras es una plasta, así que el programa sólo confirma que todos, los niños consentidos de 25 años los primeros, somos tan vagos como nos permiten las circunstancias.

Ahora nos falta esperar a que el pronóstico de Heidegger siga cumpliéndose, la tele siga recorriendo el bullicio de las relaciones humanas y surjan realities como “Ésta por mamá y ésta por papá” (sobre el paso de los bebés del biberón a la cuchara), “Aúpa leré” (sobre los primeros pasos y los primeros tropiezos de los niños), “Quiero pis” (sobre el inicio del control de esfínteres), “Quiero caca” (la segunda parte de “Quiero pis” tras su gran éxito de audiencia) y tantos y tantos que acabarán rubricando la influencia soberana de la tele y las demás pantallas sobre nuestras mediatizadas vidas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora ya especificas mejor la sección de contactos.
No se puede jugar con esas cosas eh. Jajaja.
Interesante artículo por lo demas.

Señor Insustancial dijo...

Yo no es que "quiera caca" es que me la hago encima...

El muchacho gay de provincias tiene cierto encanto sobre todo porque cree que hay más cultura en el messenger que en los libros y así se lo ha dicho a su madre...una madre que parece Joaquín Reyes imitando a la madre de un gayer de provincias con eso de "él sólo quiere ordenador, ordenador y cuando se pone ahí...".

Las otras dos muchachas de San Blas y del Barrio de la Concepción son de traca también pero menos. Simplemente son el claro ejemplo de que no se puede andar por la vida sin un graduado escolar con el que rascarse la espalda.

Me encanta que se haya creado una generación de muchachos/as que son capaces de reconocer que no valen ni para tomar por el culo y que tampoco van a hacer nada para mejorar (soy una vaga, soy una guarra, no estudio...eso si es aceptar la realidad...).

¿Y os dáis cuenta que se quieren hacer famosos por todas esas virtudes?

¡Maravilloso!

Eva Torices dijo...

Aceptémoslo, esto viene ya de muy atrás. Ser famoso es malo, tener dinero es malo, salir en la tele es malo, lo fácil es malo, lo bueno no es fácil, lo bueno no es popular ni sale en la tele, lo bueno no se compra si se destruye... sólo se transforma.

Estar bien es malo, buscar el bienestar es malo, perseguir la felicidad es malo, tomar ansiolíticos es malo, tomar tratamientos sintomáticos es malo, evitar el sufrimiento es malo, pensar que uno es importante es malo, querer que alguien nos haga caso es malo, ir a un casting de Gran Hermano es malo, creerse bueno es malo, creerse malo es malo, la laxitud y la permisividad son malas, la autopermisividad es muy mala.

Lo fácil es malo, lo rápido es malo, ser famoso es malo, ser rico es malo, el ocio es malo, la autorrealización es basura comercial, comprar es malo, vender es peor, todos somos malos, nuestro mundo es malo.

Lo único bueno que podría pasarle a este universo es la autodestrucción fulminante. El yogulado es malo, lo barato es malo, lo sencillo es malo, ¡¡el yogulado también está maldito!!

Repetirse es malo, pero da igual.

Anónimo dijo...

La Carolina da nauseas, es que bomito cuando la veo. Que pongan a otra que esta no gusta a NADIE